A mediados de la década de los años 70 del siglo pasado inauguraron la actual terminal de ómnibus interprovinciales de Santa Clara, cuando esta ciudad todavía era la capital de la antigua Las Villas, y unas horas después fue la ceremonia para dejar abierta oficialmente similar instalación en una localidad próxima a ser capital de la provincia de Cienfuegos.
Tanto en la obra santaclareña como en la cienfueguera quedaron promesas, la primera de que sería provisional y, la segunda, de que se haría alguna acción para mitigar el calor dentro del área de espera.
Solo en lo que sería la capital de la provincia espirituana, la ciudad de Sancti Spíritus, se quedó la misma terminal existente como región, una forma de la anterior división político administrativa.
De las tres, la única donde se han construido ya dos edificaciones para prestar esos servicios es en Sancti Spíritus, pues sus vecinas se mantienen todavía en las mismas obras aunque, en el caso de la actual Villa Clara, a la provisional le siguen llamando La Terminal Nueva después que ha pasado casi medio siglo.
Lo mismo ha sucedido con el Hospital Provincial Arnaldo Milián Castro, que desde su inauguración hace ya tres décadas sigue siendo El Hospital Nuevo, aunque hay toda una generación que tiene su imagen incorporada en sus mentes desde que nacieron.
Cualquiera de los actuales hospitales provinciales de Villa Clara, Sancti Spíritus o Cienfuegos tienen más capacidad, equipamiento y personal calificado que el actual Hospital Viejo (Hospital José Luís Robau) que atendía pacientes de esos tres territorios integrados a la otrora Las Villas.
Tanto Villa Clara como Cienfuegos son de las provincias que han pasado a una forma de vida (nos referiremos a ella en detalles en próximos viernes), pero Sancti Spíritus junto con Ciego de Ávila se mantienen trabajando fuerte también para seguir los pasos a sus vecinas y empezar la Nueva Normalidad.
Habrá hábitos añejos que serán violentados y se implantarán inevitablemente otras costumbres que desplazarán los modos en que cada uno individualmente o de manera colectiva se ha desenvuelto.
Poco a poco estamos dejando de saludarnos con un beso, una persona no puede ser escrutada por los gestos del rostro que ahora solo deja visibles los ojos, que es la parte de la cara a la cual hay que dedicarle más que nunca una minuciosa observación para evaluar a los interlocutores.
Trabajosamente, aumentan gradualmente quienes instintivamente se mueven a un lado u otro para mantener una distancia que evite ser alcanzados por partículas de saliva, o alcanzados por los que al hablar tocan constantemente a quienes le escuchan.
A eso y mucho más ahora le decimos nuevo, y se convertirá en lo que desplace lo que antes era normal, pero nunca hubo quien le llamara nueva normalidad, nombre que actualmente se impone sin que nadie nombre a la anterior la vieja normalidad.
Si algún día llegarán a languidecer en la memoria las incontables historias de cómo la humanidad está enfrentando la pandemia de esta enfermedad respiratoria llamada COVID-19, lo que se hace diferente se seguirá diciendo que es de la Nueva Normalidad, porque no hay otra manera de enfrentar al coronavirus SARS-CoV-2 con el cual conviviremos y que en estos momentos también es una novedad, es decir, un nuevo coronavirus.
Osmani
16/10/20 19:58
La nueva normalidad es una necesidad para poder sobrevivir, tenemos que convivir con el virus ,no podemos seguir como estamos ,el hombre es un ser social ,tenemos que afrontar los riesgos ,sólo nuestra responsabilidad individual nos salvará y nos podrá llevar hacia delante.
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