Al calor de los preparativos para la celebración del 500 aniversario de la fundación de La Habana, se habla con más frecuencia de rescatar las tradiciones chinas en una zona capitalina, por lo cual volvemos sobre lo publicado el viernes 22 de noviembre de 2013: El barrio chino de Cuba en los recuerdos.
El primer párrafo de esa nota dice: “¡Entonces sí había chinos! Tenía ocho años cuando en 1960 conocí el Barrio Chino de La Habana, Cuba, y su edificio de San Nicolás 517, donde vivía un cantonés dedicado a vender carbón vegetal en la década del cuarenta del siglo XX, mi tío Arturo Chang Sanl, quien dejó ese negocio obligado por la modernización de las cocinas”
Actualmente, cuando queremos rescatar tradiciones chinas en un barrio chino sin chinos, sino con sus descendientes o familiares de los que convivieron con los asiáticos, es necesario tener en cuenta los años transcurridos sin nueva entrada de habitantes del lejano país.
Los destinos de ese barrio tomaron otro rumbo como el de todos los emigrados cuando se promulgó la Ley 963 para el canje obligatorio de los billetes los días 6 y 7 de agosto de 1961, cuando las personas nacidas en Cuba o que adoptaron la ciudadanía cubana como mi tío, mi mamá y y mi papá pudieron cambiar hasta 200 pesos por familia y el resto quedó en cuentas especiales para cambiarlos posteriormente.
Esa operación, más de carácter defensivo que financiero, permitió dejar sin sustento monetario a los enemigos que tenían gran cantidad de dinero para pagar cuantas acciones se le ocurrieran en contra del recién establecido gobierno.
Hubo unos pocos que ocultaron papel moneda con la esperanza de que se restableciera su utilización, y entre ellos también hubo un ciudadano de origen chino como el de Sancti Spíritus, lo cual se supo cuando las ruinas de su bodega fueron derrumbadas para levantar nuevas construcciones. Estos sucesos marcaron el barrio chino de La Habana hasta nuestros días, pues cuando no pudieron enviar remesas a sus familias en China, los vínculos comenzaron a deteriorarse en primer lugar por el tajante corte de dinero, y luego la vejez y la propia vida (y la muerte incluida, por supuesto) hicieron que los parentescos fueran cada vez más lejanos y se desestimulara por completo cualquier intención de salir a establecerse en Cuba.
La década de los 90 del siglo pasado encontró la zona ya despoblada de esos inmigrantes cuando comenzaron a surgir negocios que explotaron los recuerdos del lugar para florecer, sin ningún respeto a cómo fueron los hábitos y costumbres de esas personas a las que con recursos literarios y artísticos se ha querido dotar de un halo misterioso.
Todos los chinos no eran practicantes de artes marciales, ni tampoco sabían mucho más allá del kung-fu, pero sí era practicado en el barrio, como también el juego de mesa dotado de muchas más fichas que el conocido dominó.
No recuerdo quién lo dijo, pero en una de las conversaciones escuchadas en San Nicolás 517 alguna vez oí que los practicantes de kung-fu supieron de la existencia del judo y quisieron incorporarlo, sobre todo cuando uno de ellos dijo que tenía un primo en el ejército estadounidense que sabía de ese arte marcial. Contaban algo así como que el pariente en EE.UU. les envío libros escritos en inglés, por lo cual se concentraban en ver las fotos y yo alcancé a ver un ejemplar en el cual se mostraban imágenes de defensa contra un bastón de estoque.
Resultó que del kung-fu fueron a lo que creyeron judo, pero que en realidad fue jiu-jitsu, cuyos lances se ejecutaban sin el tradicional colchón. Si alguien se interesa por las tradiciones en ese sentido, les dejo estos datos y los que están en El barrio chino de Cuba en los recuerdos.
Francisco Rivero
28/9/18 11:19
Siempre me ha llamado la atención de como se encara y se enfonca la presencia de la comunida china en esta barrio habanero a dias de hoy. Tambien los anuncios de los programas de celebración por el 500 Aniversario de la Fundacion de la Ciudad de la Habana. Ahora me pregunto como hacer para presentar y pensar junto a nuestros conciudadanos esta memoria inmaterial de esta cominidad, asi como el desafio de como abordar la memoria material en un territorio urbano que ha sido bien modificado por los avatares que bien indica el Sr.Arturo Chang, atendiendo a su conocimiento familiar. Creo y estimo que seria mas que conveniente de reflexionar a profundida, como accionar otras formas mas acorde para honrar la huella de los hombres y mujeres que llegaron a Cuba y que se " aplatanaron " entre los cubanos y cubanas, de una forma tan singular. Bien podria dar testimonio personal por ejemplo en el barrio de Pueblo Nuevo, ( no muy lejos del barrio de Zanja o barrio Chino ) . Alli se instalaron varios establecimientos comerciales de diferentes categorias como puestos de frutas y vegetales ( con sus deliciosos helados de frutas, Avenida de Infanta, esquina a Maloja ), otro establecimiento de este mismo renglon en la calle Sitios esquina a Placencia , Un almacen de viveres en la calle Retiro entre Maloja y Estrella, a la epoca en que se construyo el Mercado de Carlos III, tambien he de significar que esta familia tenia su hogar en los altos del establecimiento, e incluso tres de sus hijas eran condicipulas mias en la secundaria. Tambien conoci de vendedores ambulantes chinos que vendian vegetales, yerbas medicinales, como plantas para trabajos espirituales. Sobre todo tengo un especial recuerdo de un señor de origen chino, de cierta edad en apariencia y delgado que en su recorrido por la calle Sitio, se detenia a descansar en el mismo lugar y los vecinos que bein lo apreciaban le brindaban un vaso de agua fresca a la hora de la siesta. Como tambien que decir de la Fonda China, y donde bien se expresaba ese particular de preparacion de platos con la forma de procesamiento proveniente de sus tierras de origen en China y ese magica forma de componerse con el tempero criollo, sobre todo en esa formula bien economica llamada " una completa " ( habia una Fonda, en la avenida Infanta entre Estrella y Maloja ) y por ultimo que decir del " Tren de lavado de los chinos " ( en la calle Subirana, entre Sitios y Maloja ), con su excelente trabajo de tintoreria ( siempre me facinaba como ellos utlizaban su caligrafia china al escribirla en los recibos de entrega al cliente, para recuperarlo posteriormente en los paquetes que contenia la ropa de cama, manteles, etc ). Incluso un hijo de esta famila de la lavanderia, estudiaba conmigo en la secundaria basica. Me he permitido de citar estos lugares de la presencia china en un perimetro de 15 manzanas del barrio de Pueblo Nuevo, Todo ello conforma parte de la memoria inmaterial, que en su particular se situaba fuera del area del Barrio Chino. En mi analisis creo que es algo muy interesante en que se instalaron en diferente lugares de la ciudad. Por cierto hay que destacar que el Barrio Chino colindaba con el Mercado del Vapor o la Plaza del Vapor. Gracias una vez mas al periodista Sr.Arturo Chang por este oportuno articulo. Un saludo fraterno.
Arturo Chang
28/9/18 20:27
Le agradezco lo que dice, sobre todo, en lo personal, porque me ha despertado muchos recuerdos. Gracias
Narciso
28/9/18 8:43
Muy hermosa estampa, llena de nostalgias. Se siente al leerla que el autor lleva esa cultura milenaria en sus venas. Mis felicitaciones.
Arturo Chang
28/9/18 20:28
Y sin olvidar la cubanía!
Gracias, colega.
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