Cuando las computadoras irrumpieron abruptamente en el mundo de los nacidos en el uso de las máquinas de escribir, sobre todo, las no eléctricas, ocurrieron hecho simpáticos vistos ahora desde la distancia de los años, pero dramáticos en el momento, sobre todo, para los protagonistas.
Si rememoramos aquellas anécdotas en esta ocasión es porque actualmente los participantes ríen cuando les recuerdo que ya entrada la madrugada uno de ellos decidió retomar la vieja máquina de escribir marca Robotron para copiar lo que se leía en el monitor de la computadora porque tras cuatro horas de infructuosos intentos, no lograba imprimir el texto.
O también por estos días igualmente causa risa quien ponía un letrero pidiendo el favor de que no le tocaran el equipo para no perder lo que tenía redactado, todo por no saber que el documento podía guardarse y recuperarlo posteriormente para continuar el trabajo.
Y, hasta el propio autor de este blog, perdió varias horas de trabajo cuando en uno de los constantes y habituales apagones de los años 90 del siglo pasado se interrumpió la energía eléctrica que obraron la magia de hacer desaparecer todos los textos.
Desde entonces no olvido que Odalys Molina, fundadora de los Joven Club de Computación y Electrónica aprovechaba la ocasión para llamar a la disciplina: “Te dije que cada vez que terminaras una oración dieras Ctrl K S” en alusión a los comandos de aquellos tiempos para salvar, algo muy simplificado en nuestros días presentes.
Sin dudas, los de mi época tuvimos que asimilar las nuevas tecnologías en un contexto que no favorecía la llegada de las computadoras porque los apagones de la etapa conocida como del período especial creaban todo género de dificultades que, por supuesto, no había con los obsoletos equipos.
Ante un apagón, se interrumpían los servicios y las colas de los usuarios se hacían entonces cada vez más largas, los trámites tenían otro motivo para ser más demorados y engorrosos; los datos se perdían y aparecían cuando algún entendido en la materia llegaba y los encontraba con un solo clic.
Todavía el destinatario de un giro telegráfico en Casilda no olvida cómo demoró varias semanas en cobrar un dinero del cual todos los días le decían: “Lo mandaron, pero no ha llegado”, y resultó que estuvo desde el mismo momento en que lo impusieron, pues la cantidad se coloca en un servidor asequible para todos.
En un año 2020 lleno de complejidades, van en aumento las personas de todas las edades que reclaman el incremento de las 3G, 4G, apk... y toda esa infraestructura cuyo uso eleva la calidad de vida porque las gestiones se hacen en un ambiente de modernidad.
Por tal de no tener las mortificaciones de tortuosos trámites y malos tratos generalizados de una empleomanía que no da señales de mejorar, hasta los de edad muy avanzada quisieran solucionar virtualmente sus necesidades.
Estamos en un buen momento para extender los servicios en línea, pero que debieran tener en cuenta las condiciones cubanas y, sobre todo, que los usuarios sexagenarios, septuagenarios, octogenarios y nonagenarios serán cada vez más.
Cambia la tecnología, y la vida está demostrando que cambiamos los humanos, pues cada vez son menos quienes hacen rechazo, aunque siempre habrá quien añore una obsoleta Robotron por considerarla más avanzada porque el añejo equipo imprimía al mismo tiempo que se escribía, algo que no se logra ni con la más moderna de las actuales computadoras.
gladys
28/11/20 13:21
Estoy a favor de lo moderno, pero hay que reconocer que los equipos antiguos no se rompian tan facilmente como ahora...
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