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domingo, 22 de diciembre de 2024

Dueños del instrumento adecuado

Dicen que por la plata baila el mono, y todo parece indicar que los funcionarios del servicio militar obligatorio estadounidense, en la Segunda Guerra Mundial, confirmaron el refrán...

Cubahora
en Exclusivo 06/02/2012
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Marines en Cuba
Marines en Cuba

Hasta Jorge Mañach —aristocrático, academizante, estirado a más no poder— tuvo que admitirlo. En su Indagación del choteo se vio obligado a reconocer que entre nosotros, los cubiches, el relajito había sido una saludable válvula descompresionadora, en situaciones que le roncaban el proverbial mango.

La anterior meditación me trae a la memoria una simpática anécdota —contada por el fraterno caibarienense Emilito Comas Paret—, que ocurrió allá por la cintura de Cuba, durante la década de 1940.

Dicen que por la plata baila el mono, y todo parece indicar que los funcionarios del servicio militar obligatorio estadounidense, en la Segunda Guerra Mundial, confirmaron el refrán.

Lo cierto es que muchos jóvenes enrolados, vástagos de clanes millonarios, nunca oyeron ni de lejos el silbido de un plomo ni el retumbar de un morterazo.

Se les enviaba a misiones de retaguardia, entre ellas las que tenían como escenario una estación naval en la costa de Caibarién.

Así las cosas, habida cuenta la cercanía de tan buenos partidos, algunas avispadas lugareñas andaban con los yanquis de sarao en sarao y de picnic en picnic.

A resultas de lo cual un buen día apareció en la población, escrito sobre un muro, un cartel plasmado por la mano de algún caibarienense relegado. Decía así:

Mujeres de Caibarién
que andan con americanos:
sepan bien que los cubanos
tenemos p… también.


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