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domingo, 22 de diciembre de 2024

La manzana de Adán

un blog de Adán Iglesias Toledo

Cantos de Trabajo

Desde que la capital de todos los cubanos se ha plagado de los modernos ómnibus Yutong, de fabricación china, una nueva cultura se ha ido imponiendo...

Adán Iglesias Toledo
en Exclusivo 25/02/2014
1 comentarios
Yutong-Adán
Yutong, ómnibus de fabricación china. (Adán Iglesias Toledo / Cubahora)

Desde que la capital de todos los cubanos se ha plagado de los modernos ómnibus Yutong, de fabricación china, una nueva cultura se ha ido imponiendo.

Lo mismo las guaguas inglesas marca Leyland, las españolas Pegasos, las híbridas Girón o las yugoslavas Ikarus, han traído consigo una cultura peculiar, que se mueve, desde los adornos que le agrega el chofer a su puesto de trabajo, como a la “gozadera colectiva” que se genera cuando un pasajero, por ejemplo, reclama al chofer por la parada que acaba de “llevarse”.

Una costumbre mantenida es el caso de “las primeras damas”. A este ser le toca por asignación (igual que en las sedes parlamentarias) el asiento al lado de la puerta de entrada y contrario a donde va el chofer, pero si el ómnibus no va tan lleno de pasajeros, ella apoya a su compañero pegándose bien a él a punto que le permite acariciarla y hacer los cambios de velocidades, simultáneamente.

Las Yutong, debido al momento histórico concreto que le han tocado existir, ya han contribuido a esta mencionada cultura con una exclusividad: la música indirecta, o indiscreta, según el caso. Esta utilidad agregada a este medio de transporte no siempre es agradable:

Pongamos un caso:

Sábado de verano, 5:00 de la tarde, jóvenes que regresan mojados y alegres de la playa con sus pies llenitos de arena, ómnibus sin apenas espacio para más, alta velocidad y alta igualmente la música que llega a todos, incluyendo los que van fuera del medio de transporte. Lo que se escucha no tiene mal ritmo, es contagioso, el problema mayor es el contenido, lo que alienta el reguetón que sale de la memoria flash que el chofer ha querido compartir desinteresadamente con sus pasajeros.

¡Hay que darle palos!, grita la bocina del techo, el coro juvenil repite el estribillo tan alto como lo hace el Coro gigante de la CTC cada Primero de Mayo, resultado: bronca, trifulca, intercambio de golpes entre varios pasajeros que ante la exaltación musical han querido llevar al pie de la canción, la propuesta musical.

Recuerdo haber leído que hace años ante el aburrimiento de la tarea física o demasiado monótona o con una alta carga de esfuerzo, surge como estímulo entre  el Canto de Trabajo, donde el coro laboral se va estimulando, logrando la sincronización productiva.

Pues cada vez que vivo, como pasajero, una situación tan exaltante como esta, donde el reguetón y el coro juvenil van in crecendo, no puedo dejar de pensar en este tipo de canto, por supuesto que estos, al menos estimulaban el trabajo y no la violencia.

 

 

 

 

 

 

 


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Adán Iglesias Toledo

Amo contar mi realidad en imágenes. Soy caricaturista y director del Dedeté, suplemento de humor de Juventud Rebelde.

Se han publicado 1 comentarios


Lucía Martinez
 25/2/14 14:05

Bueno, desde mi experiencia no es tanto el problema con la yutong como con los carros P, en estos si se piensa muchas veces que vamos en un discoteca, y realmente con tanto ruido, la gente arriba de ti, el calor, etc. el sistema nervioso se acelera(para decirlo fino) y pasa lo que no queremos.... en fin es nuestra realidad, y bueno ojalá cambie algún día

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