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domingo, 22 de diciembre de 2024

La palma de la mano

un blog de Luis Sexto Sánchez

Conquistadores del tiempo

Mis ojos, que gozaron de tantos momentos de esplendor, de tan seguro 20-20, que incluso leían en el crepúsculo, sin luz, no pueden ya leer o ver TV sin las lentes, según palabras del señor don Francisco de Quevedo...

Luis Sexto Sánchez
en Exclusivo 21/07/2012
2 comentarios
pintura
Los viejos, por tanto, son conquistadores del tiempo.

Mis ojos, que gozaron de tantos momentos de esplendor, de tan seguro 20-20, que incluso leían en el crepúsculo, sin luz, no pueden ya leer o ver TV sin las lentes. Soy un hombre a unos espejuelos pegados sin tener una nariz  superlativa, según palabras del señor don Francisco de Quevedo.

Superlativas son en, cambio, las limitaciones de andar metiéndose a viejo, única condena que uno recibe sin que un tribunal lo sentencie. Viene como la lectura que alguna gitana etérea y eterna te echa sobre la mano bajo el  primer tajo de luz al nacer. Y no yerra cuando lee entre las líneas arrugaditas un vaticinio inexorable: Te irás poniendo viejo. Porque uno envejece desde el primer día, pero llegar a viejo, ah, eso a veces es una suerte que no les toca a cuantos se quedan a medias.

Los viejos, por tanto, son conquistadores del tiempo;  los supervivientes que cuentan los días que ya no cuentan. Los jóvenes –y todo el que tenga 15 años más que yo, definió un geriatra, es viejo- suelen minimizar la presencia imprescindible  de los viejos. Lo aprendí en medio de la vergüenza. Hace 31 años manejaba yo auto nuevo, un Lada casi alado, y bajando por la calle L, en El Vedado, delante de mí, por la carrilera del medio, renqueaba un “almendrón”, que entonces no los llamábamos así, y aceleré y me le escapé por la izquierda gritándole al chofer, tan usado como su auto: Los viejos pa’la orilla. Y el hombre me alcanzó ante la roja de Línea y me dijo: Oiga, jovencito, estos viejos llevan mucha gente al hospital y al trabajo. Entonces, desde Prado hasta Marianao te cobraban un peso, un descomunal peso…

Con esa  filosofía de consideraciones, voy consumiendo lo que me queda. Y aun echo mi alarde cuando me encuentro con un vecino en las escaleras de casa, porque el elevador también se encangreja por viejo, y le paso por el lado dando zancadas de dos en dos escalones. Y alguno me pregunta cómo lo puedes hacer, tú, que no puedes disimular que eres tan viejo como yo, y le digo, caramba, si fumas, y bebes, ¿también quieres subir escaleras corriendo, con aire y sin dolores precordiales?

Petulancia un lado, voy aprendiendo a ser viejo. Ya casi sé elegir el sitio apropiado, que no es el mismo que lastimeramente  quisieran darnos ciertos menores de edad: la orilla, el rincón. Y por tanto ya tengo mi plan de trabajo y de lecturas hasta los ochenta. Tal vez siga escribiendo estas crónicas, acabe de componer mis memorias profesionales y lea recuerdos de alpinistas, para averiguar cómo se clava la bandera en la cima. Y a partir de esa edad, ya veremos que me piden mis editores del periódico o de las emisoras donde todavía trabajo, hoy jóvenes y que para entonces no lo serán tanto, y quizás me pregunten qué se siente siendo viejo. Y yo les diré que la vejez es un oficio oscuro, compuesto de mitos y de prejuicios, y que hay que interpretarla como un manual esotérico, cabalístico, y luego cualquier cosa que se diga es como volver a pasar las mismas páginas desde el principio de esa semana que compone el Génesis, y comienzas con el sol del primer día, luego verás todo lo demás, jornada a jornada, incluidas la luna,  las estrellas y los árboles y los animales acuáticos y aéreos, reptiles y cuadrúpedos, hasta llegar al hombre, y  enseguida la mujer, y el séptimo día corresponderá al feriado: el descanso. Así, tan rápidamente se va la vida, pero, según me aseveró un teólogo, la mujer seguirá turbando tu lado izquierdo y tu cintura de varón hasta dos días después de muerto.


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Luis Sexto Sánchez

Periodista de oficio y de alma. Maestro de generaciones. Premio Nacional de Periodismo José Marti por la obra de la vida. Autor de la columna "La Palma de la Mano" en Cubahora.

Se han publicado 2 comentarios


Livia
 21/7/12 12:35

Gracias, profe, por este regalo. Excelente.

Juan
 21/7/12 10:33

Magnífico artículo, ¡felicidades por él! Saludos desde Canarias/España.

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