La Juventus de Turín ya exhibe en sus vitrinas el primer título de la temporada. Tras ejecutar con maestría un juego caracterizado por la presión desde el pitazo inicial, los dirigidos por Massimiliano Allegri lograron imponerse al siempre peligroso Milan AC y levantar por enésima ocasión el trofeo que los acredita como supercampeones italianos. El estadio King Abdullah de Arabia Saudí fue testigo de una noche extraordinaria, casi tan mágica como las de Champions League, en la que Cristiano Ronaldo, como de costumbre, hizo de las suyas.
El portugués encaró el encuentro con sed de victoria y lo demostró. En la cancha corrió como un loco, una y otra vez buscó asociaciones, se ofreció para los centros imposibles y hasta ensayó una acrobática volea sin grandes repercusiones. El “bicho” apareció por todos lados, pero no conseguía el ansiado gol. Pese a los incontables intentos, el marcador se mantuvo inamovible hasta cerca de la hora de partido. Un pase aéreo del serbio Miralem Pjanic terminó por encontrar la testa de Cristiano y este, con un ligero toque, logró que la esférica se le escabullera de las manos a Gianluigi Donnarumma y terminara en el fondo de la red.
Así, el luso abrió su cuenta particular de conquistas vistiendo el escudo de la Vecchia Signora y comenzó a retribuir los 112 millones de euros invertidos en él durante el último verano. Apenas 5 meses necesitó CR7 para hacer de Italia el cuarto país que cae rendido a su desaforada e insaciable ambición.
(Infografía: Claudia Yilén Paz).
Luego de labrarse un nombre como uno de los mejores futbolistas de todos los tiempos con el Real Madrid, decidió emprender rumbo a la Serie A, no en busca de dinero, ni mucho menos de aguas más tranquilas, sino de la consideración y el respeto que, según él, había perdido.
“Sentía que dentro del club ya no me consideraban como al principio. El presidente ya no me miraba de la misma manera, como si ya no fuera imprescindible. Esto es lo que me hizo reflexionar sobre la posibilidad de marcharme. A veces, leía las noticias en las que se decían que había pedido salir del equipo y algo de eso había”.
Algunos lloraron su escape de España, otros celebraron el inicio de una nueva época. Desde entonces, playeras, afiches, banderas o cualquier otra cosa que tuviera su cara comenzó a ser la moda entre la fanaticada “bianconera”, consciente desde un principio del porqué de su llegada: el viejo sueño de conquistar Europa, anhelo frustrado por él mismo más de una vez.
Tenía poco que demostrar, pero su afición por los retos lo comprometía a prepararse como nunca para una campaña antojada difícil y dura. Muchos fueron los escépticos sobre sus posibilidades reales en una liga definida por la práctica de un fútbol de escasos goles y pocos espacios para “inventar” con el balón.Tardó 320 minutos en perforar la red. Cuatro fechas que creyeron cumplir los augurios de sequía para un Ronaldo visiblemente ansioso por escuchar el “¡Siuuu!” de la grada. Pero el susto solo fue eso, un arranque algo tardío para quien desde que logró “vacunar” al modesto Sassuolo no ha dejado de hacerlo.
En la Juve, el ahora apodado “Galattico” parece feliz y un tanto diferente. Si antes no consideraba necesario eso de andar de “comiditas, abracitos y besitos” con Bale y Benzema para ganar, ahora cree firmemente en lo necesario de convivir en familia para alcanzar metas. Dentro del campo es dueño y señor. Se mueve a placer por la cancha, orienta a los nuevos y a los no tanto, con sonrisas perdona las pifias de los otros y prefiere celebrar sus chicharros con el grupo… sí, en familia.
Quizás, su actitud sea la venganza para aquellos que lo dejaron marchar en nombre de un declive deportivo que ni por casualidad se asoma, o simplemente estemos viviendo la madurez de un profesional en toda la extensión de la palabra. Con la liga encaminada y una copa con escasas posibilidades de perder, el mundo especula sobre su retorno a la cima del Viejo Continente, algo difícil pero no imposible, pues aunque “Superfly” carece de la velocidad y habilidad de antaño, va sobrado en confianza y mentalidad.
Para los que profesamos fervorosa pasión por este deporte, siempre existirá la enconada comparación con otro gigante, Lionel Messi. Sin embargo, jugar en modo “on fire” por más de una década en cuatro de las ligas más prestigiosas del mundo es para admirar. Mientras Cristiano y la Juventus sigan levantando trofeos prefiero disfrutar del momento y, como quien quiere detener el paso del tiempo, buscar en la divinidad la promesa de lo imposible y suplicar “Dios, por favor, salve al rey”.
M@ndy
24/1/19 8:48
Ufffffff!!!! Cuando vi el comentario de Liz, por algunos instantes pensé que era mi novia (también Liz), pero luego comprendí que no era posible.
Un saludo a todos por acá. Excelente espacio. Les invito a llegarse a El Lente, https://mandy69.cubava.cu/
Y para los seguidores del buen fútbol, http://azulgrana.cubava.cu/
Saludos. M@ndy.
Liz
22/1/19 8:16
Felicidades Haroldo Miguel, por tu bellísima publicación, soy seguidora de CR7, y lo hago con un amor casi maternal, para nada ninguna otra intención, por eso me ha gustado mucho tu escrito, lo admiro y siento que lo amo, al punto de sentir sus tristezas y reir sus alegrias, pero yo también le he pedido y le pido a Dios que lo guie, lo guarde y lo acompañe.
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