Dolido aún por la eliminación en la Copa del Rey y por la última derrota liguera –todo, cortesía del FC Barcelona- el Real Madrid recibió en el Santiago Bernabéu a la inexperta Ajax de Holanda para disputar lo que sobre el papel se antojaba un tranquilo partido de vuelta de Champions League. Con el marcador global y la grada a su favor, los blancos parecían haber hallado la mejor ocasión para espantar los fantasmas de las últimas semanas y salvar la recta final de la temporada con una nueva conquista europea. Sin embargo, no fue así.
Con más ímpetu que técnica los neerlandeses terminaron por atropellar a un Madrid descuadernado, falto de ideas y buen fútbol. El 4-1 propinado a los hasta entonces campeones del Viejo Continente constituyó el fin de un ciclo competitivo de pesadilla o, como dijera el propio Dani Carvajal, de “una temporada de mierda”. En la misma fecha en la que la institución merengue celebró 117 años de fundada, la afición vio como en apenas una semana su equipo quedó fuera de Copa y Champions y a una distancia con respecto a la primera posición de La Liga prácticamente insalvable.
Imposibiltado de jugar por acumulación de tarjetas, el capitán Sergio Ramos vio desde un palco personalizado del Santiago Bernabéu la eliminación de su equipo (Foto: Marca).
Ahora, cuando la vitrina de Chamartín quedará tal cual, más de uno se acordará de Zinedine Zidane y de aquel fatídico día en el que para asombro del propio presidente del club, el técnico francés pidió el fin del contrato al tener dudas con el futuro de la selección. “Zizou” demostró estar muy por encima de los demás al prever una “limpia” en la plantilla que no quería o podía hacer. Como suele ocurrir en estos casos, los dolidos exigen cabezas en bandejas de plata para solucionar un problema donde todos llevan algo de culpa.
Florentino Pérez y su planificación deportiva aparecen primeros entre los señalados. Al “Presi” se le reprocha la obstinación a la hora de destinar dinero para la compra de nuevos jugadores. Pues en los últimos tiempos el Madrid dejó escapar figuras de la talla de James, Morata, Pepe, Chicharito o Kovačić, mientras que incorporó a muy pocos. Salvo honrosas excepciones, la cantera malamente consiguió suplir las ausencias y eso costó puntos.
Quizás, el caso más representativo sea el de Cristiano Ronaldo. Tras la salida de quien aportaba unos 50 goles, la lógica indicaba el fichaje de un atacante con la solidez necesaria sino para rellenar, al menos, suplir tan marcada ausencia en el once inicial, cosa que nunca sucedió. Florentino apostó por Bale, Benzema y Asensio para hacer olvidar a “Superfly”; en lugar de un delantero se trajo a un portero y el tiempo se encargó de enseñarle cuan equivocado estaba.
LOPETEGUI Y SOLARI, MÁS DE LO MISMO
Si de tiempo hablamos, uno que dice no haber contado con el suficiente para “moldear” al equipo es Julen Lopetegui. Luego de la renuncia de Zidane, Lopetegui se instaló en Valdevebas siendo la cuarta opción para hacerse cargo del banquillo y poco le importó atropellar el debut de la selección española en la Copa del Mundo. Con el aval de haber vestido los colores del madridismo, el seleccionador de origen vasco se propuso cambiar hasta el más mínimo detalle.
El momento de gloria lo tuvo en la Champions, frente a la Roma , pero unas semanas después su gestión se comenzó a complicar y resultó incapaz de darle vuelta al asunto. Aquel Madrid daba la sensación de improvisar el juego, la creación en la medular del campo y el ataque casi se extinguió. Para mayor de los males, a Julen se le criticó el estado de forma del grupo y la poca fe hacia Vinícius Jr, la joya brasileña recién llegada. El escandaloso 5-1 del primer clásico de la campaña dio al traste con el fin de una era gris.
Como director del Real Madrid en 14 fechas Julen Lopetegui ganó seis, perdió seis y empató dos con balance de 21 goles a favor y 20 en contra (Foto: Reuters).
Tan pronto la institución blanca hizo pública la decisión de prescindir del míster por medio de un bochornoso comunicado, al frente del barco se situó por carambola Santiago Solari, hasta entonces DT del Castilla. Solari asumió con la misión de revertir el panorama y por momentos pareció lograrlo. El “indiecito” se vendió mucho más apegado al estilo del club y a la filosofía legada por Ancelotti y Zidane.
Mostró carácter y personalidad al contar con Vinícius, Fede Valverde o Reguilón, devolver el trabajo de preparador físico a Antonio Pintus y sentar a pesos pesados de la talla de Keylor, Marcelo e Isco. Pese a esto, además de verse inepto a la hora de mantener la regularidad en los buenos resultados, se le hizo complicado enchufar a piezas claves.Ante la fatalidad de cerrar el periplo con el Mundial de Clubes como único consuelo, “Santi” Solari ya tiene contado los minutos al frente del Real Madrid, aun cuando da la sensación que termina pagando los platos rotos de otros.
DE GALÁCTICOS, BIEN POCO
Administraciones y estrategias aparte, tanto la prensa especializada como la fanaticada han señalado- y con razón- el mediocre desempeño de figuras importantes. Muchos hablan de renovar la plantilla por considerarlos pasados de edad y olvidan que la inmensa mayoría ni siquiera llega a los 30 años. El análisis debe centrarse más en ver que tan “hambrientos” se hallan unos futbolistas con nada o casi nada por ganar.
Entre los más criticados destaca el guardameta Thibaut Cuortois . El belga llegó en el verano con la credencial de estrella, aunque de eso exhibió muy poco. Culparlo por los horrores defensivos de la zaga sería una total injusticia pero tampoco ejerció un papel superior al de Keylor. Puede que su primeros compases de madridista se resuman en el cuarto gol anotado por el Ajax ante una infantil indecisión bajo los tres palos.
El carismático lateral izquierdo y segundo capitán Marcelo también estuvo lejos de su mejor versión. Pese a continuar habilidoso con el balón en los pies, el carioca hizo notar en reiteradas ocasiones carencias defensivas; aspecto que lo condenó a la suplencia. Otros de pálida actuación fueron Luka Modric´ y Toni Kroos. El croata y el alemán se mostraron bien distantes de sus verdaderas potencialidades al revelarse incapaces de oxigenar la zona medular del campo y crear oportunidades para los delanteros.
Por los atacantes, Marco Asensio y Gareht Bale se adjudicaron todas las papeletas para estar entre lo peor. Asensio perdió el desequilibrio de antaño y la puntería de cara a la puerta. Por su parte, Bale, entre lesiones y poco carácter, mostró por qué no puede llevar sobre sus hombros la responsabilidad dejada por CR7.
En definitiva, a pesar de las críticas, con excepción del Real Madrid del legendario Alfredo Di Estefano, jamás ha habido uno como este. Sí, el dominio blanco en Europa llegó a su fin. La incógnita está en ver cuánto tiempo pasará hasta que se repita una hazaña considerada, de hecho, imposible.
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