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viernes, 22 de noviembre de 2024

El secreto de sus ojos

Los norteamericanos hicieron un remake de la cinta argentina, considerada una de las mejores películas en la historia del cine latinoamericano...

Diany Castaños González
en Exclusivo 14/06/2016
3 comentarios

Quizás debí haberlo especificado en el título. No se trata de la película argentina, cercana a la obra maestra, que acaparó casi cuanto premio cinematográfico hubo en el año 2009. Se trata de lo de siempre: los norteamericanos le hicieron un remake a un argumento que no lo llevaba.

Desde el punto de vista comercial se entiende. Se aseguran las ventas, pues su versión, titulada Secretos de una obsesión, generó más de cincuenta millones. En definitiva, la cultura norteamericana se nutre de todas las culturas. Es así de ecléctica. Lo han hecho infinidad de ocasiones, una de las más deplorables ha sido la versión que realizaron en el año 2004 del filme francés L'appartement (1996) —El apartamento para el mercado hispano—, la película de Gilles Mimouni que protagonizó el por entonces matrimonio de Monica Belucci y Vincent Cassel.

A seis años de su debut El secreto de sus ojos no necesitaba un remake. En parte es por eso que, como sucedió con la adaptación que el director norteamericano Paul McGuigan hizo de El apartamento, la versión estadounidense de El secreto de sus ojos nace muerta.

Secretos de una obsesión tiene una buena factura, oficio cinematográfico y actuaciones impecables. Pero le falta intención. Le falta un director ardiendo detrás de cada escena, queriendo expresar algo. Le falta lo que a las originales que los norteamericanos escogen para adaptar les sobra: alma.

El secreto de sus ojos fue de las películas más vistas en el año 2009 a nivel mundial. Una de las más taquilleras en la historia del cine argentino, un cine al que hay que estar atento, porque asume cada vez escalones de mayor eficacia cinematográfica, como lo demuestran las obras de los realizadores del llamado Nuevo Cine argentino, entre los que están Pablo Trapero, Adrián García Bogliano, Hernán Saez,… y Damián Szifron, que ha alcanzado la fama mundial con su reciente Relatos salvajes (2014).

Pero volviendo a Secretos de una obsesión (2015). La película la dirigió Billy Ray. Por cierto… ¿quién es Billy Ray? Solo digamos, para hacernos una idea de su talento, que sus dos cintas anteriores pasaron sin penas ni glorias. A ver si alguien se acuerda de El precio de la verdad (2003), interpretada por el desaparecido Hayden Christiensen, o del El espía (2007).

Billy Ray hace de Secretos de una obsesión un thriller policial. Le quita la historia de amor y el contexto político y social de la cinta argentina. (Juan José Campanella, el director de la película original, debe estar bien molesto. En el remake de su película fue tan solo uno de los productores ejecutivos; ni siquiera participó en el guión).

Secretos de una obsesión—la tercera, pues, cinta de Billy Ray— ubica a la historia en un contexto muy sensible para los norteamericanos, quizás en un intento de darle textura política al argumento: después del “11 de septiembre”, día en que cayeron las Torres Gemelas en Nueva York.

En esta versión del año 2015 un grupo del FBI, asignado a la investigación de actos terroristas, descubre en uno de sus casos el cadáver de una chica que fue violada y asesinada. Los oficiales a cargo son Chiwetel Ejiofor (conocido por Doce años de esclavitud), Julia Roberts (que no necesita presentación) y Nicole Kidman (con una cara demasiado tiesa, producto de sus múltiples cirugías estéticas). La situación se vuelve extremadamente emotiva cuando se reconoce a la víctima como la hija de Jess, que es el personaje que interpreta Julia Roberts.

Por cierto, que la Roberts —así como los demás actores— asume su papel con mucha conciencia profesional. Pero las buenas actuaciones, si bien sustentan y por tanto se agradecen, no bastan para apuntalar un filme. Lo concreto es que esta versión sacrificó la atmósfera sólida del original y le quitó la pesadumbre, la intensidad existencial. Pero a quién le puede sorprender, después de haber visto tanto cine de Hollywood, que los norteamericanos, en un remake, sustraigan la profundidad del argumento y dejen, apenas, una película intrascendente.

Quizás… si la obra maestra de Campanella nunca hubiera existido, la película de Billy Ray hubiera sido mucho más aplaudida y premiada, pero lo cierto es que las comparaciones son inevitables, y el remake norteamericano sale perdiendo.

No obstante. Si el espectador por alguna casualidad no ha visto la cinta argentina, o sea, El secreto de sus ojos, pudiera ver Secretos de una obsesión desprendido de comparaciones. Entonces —y solo entonces—, la ignorancia del contenido de la cinta original sería garantía de pasar un rato entretenido y ameno.  Quizás sea cierto, después de todo, esa frase que alega que la ignorancia es dicha.


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Diany Castaños González

A aquella muchacha le gustaba acostarse soñando imposibles, hasta que despertó una mañana segura que, durante la noche, había dormido apoyando su cabeza sobre el ombligo de Adán.

Se han publicado 3 comentarios


vangelys
 16/6/16 2:01

gracias por tu articulo diana.....es un sacrilegio cada vez que los estudios americanos llevan exitos filmicos de otras latitudes a un nuevo remake......me recuerda la pelicula taquillera ¨Infiltrado¨ de Matt Demon  tomada  de una cinta koreana muy bien realizada....es diferente una version de un filme de antaño....que  de una pelicula actual. Es bien oportunista el mercado americano...

 

                           gracias....

novia de stefan
 15/6/16 14:14

yo tambien queria escribir que desde que me entere que existia esta columna la leo

raul
 15/6/16 14:08

Gracias, Diana, siempre leo lo que escribes, gracias tambien por ser tan buena compañera de trabajo...

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