jueves, 25 de abril de 2024

De Vermont a la Habana otra vez: Basanta, la radio, el jazz cubano

Tony Basanta cuenta de su trayectoria como director de programas de radio, crítico de jazz y promotor cultural...

Mairely Ramón Delgado
en Exclusivo 11/01/2015
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Tony Basanta nació en la Habana, en el barrio de la Ceiba, pero vivió su niñez en Marianao. Estudió Inglés en el Pedagógico y ejercició como profesor de esa lengua durante veinte años. En el año 89 le invitan a trabajar en la radio y así empieza, en Radio Metropolitana, una vida de trabajo en un medio que también lo llevaría a ser un apasionado promotor de la música cubana y, sobre todo,  del jazz.

Este cubano es lo que llamamos un hombre entusiasta, gran conversador y con un amplio conocimiento de nuestras sonoridades. Me muestra algunos de sus programas de televisión, habla de discos que no puedo dejar de escuchar y nuevos y talentosos músicos que ha encontrado a su regreso a Cuba y que ha visto en el mundo entero. Me habla de sus programas radiales en Uruguay y luego en Vermont, programas donde la música cubana siempre está presente.

¿También hizo locución, o solamente dirigió programas? “Yo hice dirección, guión, conducción. A veces usaba un locutor, pero generalmente tenía que hacer también la producción musical, el guión y la dirección. La edición era con una gran amiga que se llama Mónica, con ella aprendí mucho en esos primeros tiempos en Radio Metropolitana, antes de pasar a Radio Rebelde, de asistente de Ismael Renzoli en un programa que se llamaba A propósito, donde la locutora era Eva Leticia.”

“Recuerdo que Magaly García Moré, que era la subdirectora de Radio Rebelde en los 90, me dio la posibilidad de dirigir Super Joven y La cita, este último un programa de poesía, donde yo sacaba muchos poemas de autores cubanos que encontraba en los catálogos de Revolución y Cultura. Yo musicalizaba los poemas con canciones que tuvieran que ver con los versos.”

“Después fui a Uruguay, estuve seis meses en Montevideo, que fue Capital Cultural Iberoamericana 1996. Allí trabajé en la radio Alfa FM Stereo, CX30 Radio Nacional Uruguaya, en un programa que se llamaba Con Cuba en el corazón.  Cuando regresé empecé a trabajar en Cadena Habana, escribí para la página web de la CMBF. Entre el 97 y el 2005 hice más de 600 producciones discográficas con la Egrem, fundamentalmente.”

¿Entonces la formación musical fue empírica? ¿De oído, de estudio, algo directo con la música? “Sí, y leyendo mucho. También estuve casado con una pianista unos ochos años, y eso me ayudó a conocer a los artistas que hoy son estrellas, por ejemplo, Hernán López Nussa, la familia López Nussa, Joseíto Rubalcava, Roberto Vizcaíno, que son los padres de gente como Sexto Sentido. Y eso me ayudó mucho.”

“Hice algunas cosas con Art Color, como el disco del Dúo Confluencia, Cien años de Lecuona, que discutió con la Camerata Romeu y Rey Guerra el premio Egrem cuando aun no existía Cubadisco, estamos hablando de hace más de diez o quince años. Yo hice la coordinación del proyecto, hasta ese momento nunca se había hecho un disco con la música de Lecuona para la guitarra. Fue un proceso largo, donde tuve la suerte de contar con mi amigo César Cabanas, editor en Radio Rebelde.”

 “También trabajé en Radio Progreso, en el programa Cuba y su música, que era los domingos. En Cadena Habana hice un programa que se llamaba Flor y canto de América, donde traté de abrir fronteras en cuanto a conceptos de la música latinoamericana, le dedicaba, por ejemplo, un programa a Manzanero. Después hice algunos programas de televisión, hasta que me fui a Vermont.”

“En la Universidad de Vermont hice radio también, entre el 2007 y el 2009. Y luego me trasladé a una emisora comunitaria que se llama Big Heavy World, una emisora que transmite online. Ahí hice un programa al que llamé Sabroso guarapo, porque tiene que ver con la caña de azúcar, por la sabrosura de la música y porque es un son montuno que a mí me ha gustado mucho desde que era niño, escrito por Marcos Perdomo, cantante de la Orquesta Sublime de Cuba, la pachanguera de Cuba.”

“Era un tema muy famoso en las victrolas cubanas antes del 69 y un proyecto que yo siempre quise hacer con la Egrem, con la música de Marcos Perdomo. En ese programa yo hago una mezcla del jazz afrocubano, con la canción americana y el filling cubano, y termino con la música bailable del continente entero.”

¿Ha encontrado algo nuevo a su regreso, algo le sorprendió? “Me sorprendió la organización del Festival de Jazz. Me dio mucha alegría que cerraran con orquestas bailables, por ejemplo, Clímax. Ayer hice Disco fiesta en vivo, Enciclopedia, y después Jueves de la Uneac. Todo lo que estaba en Disco fiesta me gustó, estaba Bamboleo con cosas buenas, Havana D´primera con cosas que yo no conocía, oí una banda que se llama Habana con clave. Y muchos grupos, por ejemplo, Los Ángeles, que no están dentro de mi estética, pero me encantó lo que hacen. También me gusta mucho el grupo de Yissi García, la baterista.”

“Evidentemente los espacios donde ha trabajado le han acercado a la música cubana, pero yo advierto que hay una pasión por el jazz. “Sí, en realidad, yo tuve la suerte, y esto va por la familia por parte de padre, de que mi papá tenía ocho victrolas. Tenía un tío al que le faltaba una pierna y yo desde chiquitico lo acompañaba a cambiar los discos en las victrolas. En mi casa había sacos de discos de 45 revoluciones por minuto, donde lo mismo te encontrabas un cantante mexicano que un cantante de Ecuador.”

“Desde que yo tenía cinco años empecé a escuchar toda aquella música y el jazz vino como diciendo, mira, esto también es música. A mi mamá le gustaban muchos los pianistas, los combos muy cubanos, pero con swing americano de las guitarras eléctricas y demás, los conjuntos, por ejemplo, los boleros, metían una introducción de swing. Ahora la timba empieza por aquí y termina aquí mismo, antes no, antes había una introducción, un intermedio, un puente.”

“Y sobre todo las películas, el cine argentino, el americano, esa música la grabé. Mi mamá escuchaba mucho la COCO, los programas de Vicentico Valdés, Los cinco latinos, El hogar del tango. Yo de niño, viendo la película de Carlos Gardel, con Hugo del Carril, me pasé meses echando una peseta en las victrolas y ponía seis canciones. Cuando iba a Guanabo a casa de la familia mi papá decía, ¡ah, ahí va a poner tango! Mi papá era fanático a Nat King Cole y a Glenn Miller. La verdad no estudié música porque nadie me llevó a hacer una prueba en el conservatorio.”

Si yo le pidiera una palabra para evocar lo que le hace sentir el jazz, ¿qué palabra sería? “Me gustaría llamarle interacción, porque cuando ves a los músicos tocar, sientes esa conexión. Juan Antonio Leyva, un amigo compositor, me decía, podemos traer un chino, un rumano, un griego y un hombre de Alaska y se ponen a tocar y no tienen que hablar el mismo idioma, pueden estar tocando diez días sin dirigirse la palabra, pero se están comunicando.

  


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Mairely Ramón Delgado

Dazra Novak (La Habana, 1978). Escritora. Licenciada en Historia. Tiene varias publicaciones y premios literarios. Habana por dentro es su ventana personal al mundo.


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