Félix tiene 25 años, es habanero y estudió en la Escuela Nacionalde Circo. Hoy, trabaja como acróbata en la Compañía Habana. “De niño mi mamá me llevaba mucho al circo, en Alamar. Luego estando en noveno grado, cuando me preparaba para las pruebas de ingreso para la carrera de Informática, salió el spot por televisión. Nos pusimos al tanto y sí, vimos que existía la escuela de circo, que está entre las escuelas de arte. Hice las pruebas y entré.”
“La escuela de circo pertenece a la ENA y está en Siboney. Yo estudié cinco años en lugar de cuatro, porque la persona con que me gradué era un año menor y tuve que esperar por él. En la escuela pasas, en primer y segundo año, por todas las especialidades. Los conocimientos mínimos de lo que son los malabares, el equilibrio y así pasas por todo. En tercer año empieza el montaje artístico de tu número, que puede demorar un año y medio. Después de graduado, puedes lograrlo en seis meses.”
A mí me da un poco de temor el trabajo de ustedes, a veces luce muy preligroso. ¿Nunca te dio miedo? “Si tienes miedo no puedes hacerlo. Como yo siempre fui grande y en acrobacia existen los bases, los medias y los ligeros, mi trabajo es más aguantar peso. Aunque los tres tienen una gran responsabilidad, es un trabajo de coordinación. El que está abajo, como yo, tiene la responsabilidad del que está arriba, saltando.”
En mi opinión se le hace muy poca promoción al circo. ¿Adónde ir para verlos a ustedes? “Nos presentamos en la carpa Trompoloco, que es la sede del Circo Nacional de Cuba. Hay otras, como la Fantasía y la Azul, que son las que van por todas las provincias del país. Es una gira que se hace todos los años, después del Festival Internacional de Circuba, que se llama Intercirco. Ahí se coincide con artistas de otros países.”
¿Qué sientes al tener toda la atención del público? “Es un cambio total, te transformas por completo hasta dejar de ser tú. Cuando estoy detrás de las cortinas siempre recuerdo a un profesor que nos decía que, el día en que dejes de sentirte nervioso, es que dejaste de sentirte artista. No te voy a mentir, me pongo nervioso, hasta el momento en que salgo. Cuando salgo ya tengo la responsabilidad de los que saltan sobre mí. Cuando termino tengo mil dolores, pero en el momento del número, no me duele nada.”
“Y si estoy bravo, en ese momento me río, también porque me debo a ese público que me está mirando. A ellos no les interesa si yo tengo problemas. Ellos van a ver un espectáculo, y hay que dárselo. Yo, antes de graduarme, tuve la gran suerte de que Fernando Valdés, director y coreógrafo de Tropicana, ya fallecido, me montara la parte artística de mi número. Y él me enseñó mucho, cómo ganarme los espacios, cómo transformarme cuando voy a trabajar. Hoy, cuando se abren las cortinas, lo hago orgánicamente.”
Hablando contigo me doy cuenta de que el mundo del circo es muy grande, es algo que abarca al país entero. ¿Cómo podrían hacer los interesados para trabajar allí? “Recientemente aprobaron un curso de un año y medio, para graduados de niveles como el técnico medio. Es un convenio entre la Escuela Nacional de Circo y Compañía Habana. Además, todos los años en febrero sale la convocatoria en la Escuela de Circo, con el requisito de noveno grado vencido, para llenar planillas y hacer pruebas de ingreso.”
“Mientras más joven se empiece, mejor. Mi caso, por ejemplo, yo entré con 15 años, pero ya a esa edad la flexibilidad no es la misma. Eso sí, el requisito indispensable es que tiene que gustarte, es muy grande el sacrificio. Te das muchos golpes, sufres lesiones, y si no te gusta te va a ser una carga. Cuando te gusta de verdad ya no lo sientes como un sacrificio. Las veces en que me he lesionado, en lo único que pienso es en recuperarme para empezar de nuevo.”
¿Qué consejo le darías a la gente que empieza una carrera en el circo? “Que sean muy responsables, que hagan lo que les dice el profesor. Cuando uno es joven esto no lo ve, y quiere después hacer en la calle lo que te enseñan en la escuela, y eso trae resultados fatales. Aquí tu cuerpo es tu instrumento de trabajo, tu carrera, y hay que cuidarlo. Desgraciadamente tengo amigos que han muerto en la playa haciendo acrobacias. Hay que cuidarse mucho. Uno trabaja de acróbata en el circo, pero es en el circo, no en la calle ni en la playa.”
¿Cuán diferente es la reacción del público cuando el circo recorre las provincias, a cuando se presenta aquí en la Habana? “Completamente diferente. La gira que se hace con Intercirco, cuando no va la carpa, va a las polivalentes de las ciudades, pero cuando se lleva la carpa, se va a los centrales, a lugares bien adentro. Es una experiencia muy bonita trabajar en las provincias, el público es mucho más agradecido. Es algo único, todo te lo aplauden, lo ven como si estuvieran tocando el cielo. Los niños más.”
“Trabajar para los niños es muy bonito. Ellos son muy sinceros, no como el adulto que a lo mejor fue por compromiso, porque no tenía más nada que hacer o porque fue a llevar a su niño al circo y aplaude porque sabe que toca aplaudir. El niño no, el niño aplaude espontáneamente por lo que está viendo, si le gusta lo que está viendo. Si no le gusta, no aplaude. Es el público más sincero. Yo he tenido la posibilidad de trabajar para siete mil niños en una función, en el extranjero.”
¿Cómo se recibe el circo cubano en otros países? Hemos ido a Holanda, Francia, Bélgica, Turquía, España, y se recibe bien. La Escuela de circo en Cuba se fundó junto a los soviéticos y tenemos también todos esos conocimientos y preparación de ellos, que tienen uno de los mejores niveles del mundo. Por supuesto, ganamos también porque somos dos culturas distintas. Podemos hacer una barra rusa cada uno, pero nosotros tenemos ese montaje del Caribe, con colores vivos, nuestro baile, y eso tiene muy buen efecto.”
En el momento del aplauso final, cuando la gente se para y te agradece meses o hasta un año de preparación que resulta en minutos de actuación. Si yo te pidiera una palabra para decirle a ese público que ha ido al circo para ver las acrobacias, actuaciones, el trabajo, en fin, de muchos años ¿cuál sería?: “gracias”.
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