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domingo, 24 de noviembre de 2024

Vivir la Historia para entender el presente (I)

Licenciado en Educación Primaria y a punto de terminar su doctorado, Dayron comenta de su trayectoria como profesor...

Mairely Ramón Delgado
en Exclusivo 02/11/2014
2 comentarios

Dayron nació en el Cerro y ha vivido sus 30 años en la Habana. Hoy, Licenciado en Educación Primaria y a punto de terminar su doctorado, me comenta de su trayectoria como profesor: “Desde los 17 años empecé en la escuela primaria José de la Luz y Caballero, en Calzada del Cerro y Palatino. Del 2001 al 2006, tuve un grupo desde el primer grado hasta el sexto. Yo empecé acabadito de salir de la Formación, después de tres meses, venía de la Lenin y en esa primaria estuve todo el tiempo de la carrera hasta que me gradué.”

“Fue una época muy linda, aunque agotadora, veinte niños dan un trabajo enorme. Es el proceso completo de enseñarlos a leer y escribir, que aprendan las tablas de multiplicar y cuidar que se peleen en el aula. Por otro lado los padres vienen y no les gustas tú, porque eres un niñito de 18 años. Llevé ese grupo hasta sexto grado, esos muchachos hoy están en la universidad. Fue extraordinario, imagínate, ponerles la pañoleta azul, cambiárselas luego por la roja y después, sin pañoleta.”

¿Cómo empezaste a dar clases de Historia? “Desde que estaba en la Lenin me interesé mucho por la Historia. Y por esas cosas que pasan aquí, estudiando ya la carrera un buen día dijeron: hace falta alguien que dé estas clases en la licenciatura. Lo hice, incluso, antes de graduarme. Se me dio la posibilidad, al terminar la licenciatura, de dar clases solo de Historia también en la Formadora de Maestros, en Melena del Sur. De ahí seguí en la Escuela Pedagógica formando maestros de educación primaria, especial, pre-escolar. Y es lo que imparto hoy, Historia de Cuba o Educación Cívica.” 

¿Cómo incorporan los estudiantes la Historia de Cuba? “La primera imagen al pararte frente al aula el primer día de clases, cuando dices que eres el profesor de Historia, es una cara de desahucio, que tiene que ver con la historia anterior de ese proceso. De complejo, porque la Historia ha sido maltratada y se ha reducido a depositar información que después se devuelve mecánicamente en forma de un exámen. Esto se vuelve una relación mercantil, los muchachos devuelven cierta información histórica a cambio de determinada nota.”

“Mi labor ha sido tratar de deconstruir eso, claro que no fue así desde el principio. Yo empecé por tratar de depositar en los muchachos, solo que llegué al punto en que me di cuenta de que así, lo sufrían ellos, y lo sufría yo. El propósito al que yo aspiraba era que ellos aprendieran al menos mínimamente Historia, que se sintieran bien, que se aproximaran a lo lindo que tiene la Historia. Eso nunca lo lograba. Sí lograba, en algunos casos, buenas notas, pero no eran resultados de un esfuerzo verdadero de aproximación al conocimiento. Estudiar seguía siendo regurgitar el libro de texto.”     

“Ha sido el mío un proceso de aproximaciones hasta alcanzar formas distintas. Por ejemplo, no convertir la clase en el discurso del profesor, porque todos ellos, cuando llegan a ese nivel, tienen una Historia incorporada, tienen una visión del pasado. Lo que hacemos es ponerla en común, conceptuarla con lo que está escrito en otros textos, la visión que tienen otras personas, que a veces son contradictorias, y de ahí sacar determinadas conclusiones.”

“Eso ha implicado pensar en cómo se aproximan de manera diferente a la evaluación, porque, ¿en qué consiste básicamente una evaluación de Historia?, en repetir un pedazo del libro de texto, o en repetir un fragmento de una valoración que ha hecho determinada persona sobre determinados aspectos.”

¿Entonces tú lo abordas más desde el diálogo? “Sí, el proceso de la clase desde el diálogo, y la evaluación desde el proyecto que ellos se tracen con respecto a lo que van a aprender en el semestre”.

¿De qué edades estamos hablando? “Ha habido dos momentos, he trabajado con edades de entre 15 y 18 años, nivel medio superior, formación de maestros y también nivel universitario, formación de maestros igual. Básicamente lo que yo les planteo es: ustedes, a estas alturas de la vida, tienen determinado conocimiento histórico, el mejor o el peor. Vamos a ver qué hay de real o no, de qué nos sirve ese conocimiento histórico a la hora de entender el presente, de dónde salen algunos problemas que son parte del día a día nuestro. Esa es una manera de desarrollar el proceso.”

“Ahora, llegado el tan conflictivo momento de la evaluación, para no convertirlo en un proceso mercantil, vamos a hacerlo de la siguiente manera: Tú no vas a aprender más Historia porque me repitas el libro de texto, mejor busca algo que te interese. Puede ser una película, una obra de arte o un libro. No importa, búscalo. Es una metodología para presentar un libro de Historia que puede ser la biografía de un personaje importante o la de una negra esclava en Matanzas. Y al traerlo, se comparte en el grupo. Es verdad que se leyeron un poquitico, pero de ese poquitico, saben mucho.”

“Así y todo, hay muchachos que siguen apostando por la otra enseñanza, porque se han adaptado a ella.” ¿Pero sientes que algunos se han montado en ese otro carro? “Se han montado en ese carro, primero, porque hay un cambio y es atractivo. No tener que escuchar todo el tiempo el discurso del profesor, ya eso es importante. Después, el saber que hay un punto específico del cual pueden saber un poquito más y hay una manera diferente de hacerlo, ya eso les llama la atención y tiene un efecto multiplicado, esos muchachos van a ser maestros. Eso les realza el valor que tienen, porque el solo respetar el saber que tienen los niñitos de primaria, es valioso. Para mí es muy importante.”

“Estamos hablando de seis o siete años de trabajo y ahora es que he ido cerrando el ciclo en el cual he ido sistematizando esto. Todo empezó con una preocupación por la evaluación y ese sistema de repetir información que está pensado así, en lugar de sentir la Historia, vivirla, está pensado para que repitas mecánicamente lo que alguien pensó y vivió por ti. Eso es lo que hay que cambiar. Ahí me ayudaron mucho los muchachos, como le he dado clases a distintas generaciones de alumnos, cada cual pudo ir incorporando su idea de cómo aprender Historia.”

 (continúa)


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Mairely Ramón Delgado

Dazra Novak (La Habana, 1978). Escritora. Licenciada en Historia. Tiene varias publicaciones y premios literarios. Habana por dentro es su ventana personal al mundo.

Se han publicado 2 comentarios


Rogelio
 3/11/14 14:33

Muy buen artículo

Mary
 3/11/14 8:32

Me parece una metodología muy atractiva  para despertar el interés por la historia en todos sin importar edades, felicidades maestro. 

Ojalá puedan compartir más trabajos de los maestros cubanos me interesa concoerlos e intercambiar con ellos.

Un abrazo cordial desde Mexico

Mtra. Mary López Domínguez

Directora de preescolar y primaria

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