domingo, 22 de septiembre de 2024

Médico cubano con ébola conversa con su esposa

"No te preocupes, me siento bien. Todo va a salir bien", dijo este viernes a su esposa el médico cubano atendido por el virus del Ébola en el Hospital Cantonal de Ginebra...

Ricardo Ronquillo Bello, Susana Gomes Bugallo en Juventud Rebelde 23/11/2014
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Temíamos importunar por segunda vez. Pero ante la segura amabilidad de la conversación que sostuvimos el miércoles en la noche con Alejandro, el hijo del doctor Félix Báez, tratado por ébola ahora en Ginebra, decidimos insistir en contactar nuevamente con alguien de la familia en su hogar.

Los cables internacionales habían reseñado este viernes la conferencia de los principales integrantes del equipo médico que lo atiende desde la pasada madrugada en la ciudad suiza, y estos referían que el especialista había podido "hablar también por teléfono con su familia en Cuba, un momento que fue descrito como de “extrema emoción”.

Con esa noticia marcamos el número para preguntar por el joven, quien muy atento había escrito un correo electrónico a nuestro diario y a otras páginas digitales para agradecer que, luego de la llamada telefónica anterior, su mensaje hubiera llegado a todos los cubanos. La casualidad dispondría que una voz femenina atendiera al teléfono…

La respuesta nos dejó más nerviosos: "El niño está para la escuela", dijo alguien con tono maternal. Al otro lado de la línea estaba Vania Ferrer Santos, la esposa del médico que integra la brigada del Contingente Henry Reeve.

Nuestra sorpresa y nerviosismo fueron repuestos por el tono de una voz muy dulce y segura, que parecía darnos aliento y fuerza a los entrevistadores.

—Disculpe que volvamos a invadir la privacidad, ¿no le causamos molestia a la familia con nuestras llamadas?, inquirimos en tono de disculpas…

De su respuesta supimos que madre e hijo han puesto a un lado la preocupación que viven, porque saben entender el cariño con el que millones de cubanos están atentos a todos los detalles de la situación de Félix.

Vania entonces aceptó compartir la emoción de las dos llamadas que había recibido de su esposo este viernes, luego de su llegada al hospital ginebrino.

"No te preocupes, me siento bien. Todo va a salir bien", nos narró que fueron las palabras de Félix en sus llamadas de este viernes. Y ella —que lo conoce— supo captar en el tono de confianza de su esposo la certeza de lo que dijo, y la seguridad de que está "muy bien atendido".

Aunque es ella quien acostumbra a recibir todas las llamadas, este día hubo un interlocutor muy especial para Félix: Félix Luis, su hijo de un año y nueve meses se puso al auricular para que a miles de kilómetros de distancia un corazón pudiera sanarse con esa magia que desprenden los niños. Un poder curativo que se refuerza también debido a la certeza, confirmada por Vania, de los valores de su esposo como papá.

"Félix es pausado, tranquilo, y muy buen padre, hijo, esposo y doctor. Es muy humano", nos dijo esta doctora, que conoció al futuro padre de sus pequeños cuando aún era solo una estudiante de Medicina en el hospital de La Habana donde ambos laboran.

La también especialista en Medicina Interna en el Hospital Militar Carlos Juan Finlay, nos contó que la comunicación con Félix se ha mantenido constantemente desde que contrajo el virus del ébola, y que ella lo ha sentido con un buen estado de ánimo y mucho espíritu positivo, pues están seguros de que todo saldrá bien.

Desde que Félix llegó a Sierra Leona han mantenido también una comunicación constante a través del correo electrónico. A veces se repetía más de una vez por día, diálogos cortos en los que compartían sobre la familia y sus rutinas diarias.

Una familia de doctores, donde el retoño de 18 años desarrolla estudios en la más humana de las profesiones, no inspira otro sentimiento que admiración, la misma que sentimos cuando Vania nos confesó que ella también se brindó para enfrentar el virus del Ébola en África.


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