Cercos a la cultura: lo inintendible

 Si alguien le dijera que la película Havana (1990), dirigida por Sydney Pollack y protagonizada por Robert Redford, fue filmada en locaciones de Santo Domingo, República Dominicana, ¿lo creería absurdo?

   Y si le repitieran que a pesar de las escasas 90 millas que nos separan, Cuba se ve obligada a cruzar hasta la otra mitad del mundo para abastecerse de productos, que si hubiese comprado en Estados Unidos sólo habría significado escasos días de gestiones. ¿Lo entendería?

    ¿Cuestionaría la validez de una medida arbitraria que prohíbe comercializar los discos de un artista premiado por instituciones del mismo país que no permite la venta de su música?

    A veces hay preguntas que no deberían ser hechas. En el caso del Bloqueo económico, financiero y comercial, impuesto a Cuba por el gobierno estadounidense desde hace más de medio siglo, la respuesta debería ser: inaceptable.

   Sin importar el absurdo, este cerco continúa lastrando la economía cubana y afectando a sectores nobles como la salud, la educación y la cultura, pilares necesarios para alcanzar una existencia plena.  

   En un encuentro de directivos de instituciones culturales con la prensa, trascendió que, en 2012, sólo en este sector se dejaron de percibir 12.1 millones de dólares, debido a la imposibilidad de interactuar en condiciones normales con los circuitos artísticos de los Estados Unidos.

 CINE CUBANO Y NORTEAMERICANO: LO QUE PODRÍA SER

 Para Benigno Iglesias, vicepresidente del Instituto Cubano del Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), las relaciones entre las cinematografías cubana y norteamericana esconden mucho potencial sin aprovechar.

    “Según cálculos del año pasado, por la imposibilidad de prestar servicios, de vender películas cubanas y la necesidad de reubicar importaciones necesarias para el trabajo del cine en Cuba, el ICAIC perdió aproximadamente un millón 135 mil dólares. Son cálculos conservadores, pero en el contexto y el tamaño de nuestra cinematografía es importante, demuestra cuánto potencial dejamos de explotar en la relación cinematográfica entre los dos países.”

   Ante la interrogante de Cubahora sobre el costo del equipamiento necesario para los procesos de creación audiovisual, Iglesias explicó que el precio se dispara cuando la producción de tecnologías se concentra en unos pocos fabricantes  y Cuba se ve obligada comercializar con proveedores europeos o asiáticos.

    “Todos estos equipos que intervienen en los procesos de sonorización, digitalización y otros, provienen mayormente de compañías norteamericanas. La ventaja de comprar en mercados cercanos abarataría el costo  del transporte y facilitaría la negociación. Incluso a la hora de utilizar las tecnologías y sus licencias, tenemos que limitarnos y eso conlleva a una depreciación del producto, porque no podemos cumplir los estándares internacionales debido a que no tenemos autorización del fabricante.”

    “Seguramente muchos recordarán una película titulada Havana, protagonizada por Robert Redford y dirigida por Sydney Pollack, este último considerado uno de los más importantes directores de la segunda mitad del siglo XX en Estados Unidos. Era muy importante para él recrear una historia que muchos otros directores han encontrado apasionante también: la mafia en la Cuba prerrevolucionaria en el contexto de la lucha contra la dictadura de Batista.”

   “Pollack retoma la idea cuando culminan los dos mandatos de Ronald Reagan, convenció a los productores y comenzó a preparar el proyecto con la idea de filmarlo lógicamente en Cuba. Si se llamaba Havana, tenía que filmarse en Cuba. Desgraciadamente, no pudo ser así debido a las restricciones del Bloqueo y los productores lo convencieron de que podía grabarse en República Dominicana.”

   “El resultado de la película: un proyecto fallido. El mismo Pollack se dio cuenta de que no tenía lo que debía, que era precisamente la autenticidad del escenario natural. Hay un cálculo muy conservador sobre lo que podía haber significado filmar esa cinta en Cuba. Unos hablan de cinco millones de dólares, otros de más de 10. Fuera cual fuera la cifra, lo cierto es que el país se privó de tener ingresos por una cifra importante. Y Havana no es un hecho aislado.”

   Muchos otros proyectos pudieron llevarse a cabo en Cuba, entre ellos los filmes dedicados a la figura de Ernesto Che Guevara, bajo la dirección de Steven Soderbergh y que hubieran podido beneficiarse de la pericia y el talento de los cineastas cubanos, apuntó Iglesias.

    “Cuba tiene la ventaja, el privilegio de  tener el talento para poder dar servicios de calidad. El hecho de no poder colaborar ha marcado negativamente las relaciones entre la cinematografías de ambos países y si uno repasa esas películas, encuentra un lastre además en la producción estética, cultural.”

 MÚSICA CONTRA MONOPOLIOS

   El Bloqueo entorpece la promoción, difusión y comercialización del talento cubano, devalúa los precios de venta y limita el alcance de la música cubana en el ámbito internacional.

   Susana Llorente, vicepresidenta de Relaciones Internacionales del Instituto Cubano de la Música (ICM), explicó que una de las principales razones radica en el control que ejercen sobre el mercado las trasnacionales del arte, en su mayoría norteamericanas o con grandes intereses en el territorio estadounidense, las cuales dominan los canales de promoción y exhibición.

    “La proyección de la vanguardia musical cubana y su obra en territorio norteamericano es limitada, a pesar que hemos identificado personalidades e instituciones que tienen interés en realizar intercambios. Si bien participamos en los certámenes de los Granmys, es imposible comercializar la discografía en ese país, las presentaciones que se gestan van desprovistas de carácter comercial, con lo que se deprime su precio en otros mercados, puesto se toma como referencia el mercado norteamericano.”

    Explicó la especialista que la falta de reconocimiento entre sociedades de protección a las creaciones genera un alto nivel de desamparo autoral e incita al éxodo de talentos.

    “Estas limitaciones no se circunscriben a los Estados Unidos, tampoco con México tenemos acuerdos en este sentido, es decir las consecuencias no son cuantificables solo en datos contables, sino que impacta en el desarrollo y desenvolvimiento de toda industria cultural cubana.”

 EL MERCADO CULTURAL CUBANO ANTE LOS RETOS DEL BLOQUEO

 Se habla de los músicos, de las pérdidas en el negocio de la discografía, las ventas online y las licencias, pero una empresa como Artex, dedicada a la comercialización y promoción de la cultura cubana, posee varias líneas de negocios que se ven afectadas por los constantes impedimentos y trabas impuestos por los Estados Unidos.

   Marta Caballero, vicepresidenta de Imagen de esta institución, aclaró que para el 2012 se dejaron de ingresar unos nueve millones de dólares debido a las afectaciones, no solamente por los bienes y servicios, sino por la devaluación de los  precios en la exportación, la reducción de los mercados, los gastos adicionales en fletes y la negociación con terceros.

   “Haciendo una síntesis, entre las líneas de negocios que no tienen un canal directo de comercialización está Arte en Casa, un producto altamente conocido por la población cubana y del que sabemos existe una demanda en el mercado estadounidense; sin embargo, es una línea de negocios que no podemos posicionar allí.”

   “En la misma situación se encuentra la línea textil Compay Segundo, que bien podría darnos buenos dividendos, pero tampoco podemos comercializar en EE.UU. Estamos hablando también de Ediciones Cubanas, nuestra editorial, a través de la cual escritores y editores pudieran presentar su obra en libros en físico o digitales.”

   “Artex cuenta con una agencia llamada De Arte, que ofrece servicios de profesores en todas las ramas de la cultura y es una afectación importante, porque sabemos por los estudios de mercado que se han hecho en parte de Estados Unidos que hay una demanda de profesores especializados  que pudieran tener un espacio; sin embargo, esto tampoco es posible.”

    “El Bloqueo tiene una connotación negativa para las empresas que estamos llamadas a sostener todos los proyectos que el Ministerio de Cultura tiene en el país. La responsabilidad que tenemos es tan grande, que se hace imperioso seguir buscando alternativas y acciones novedosas para de alguna manera suplir las cifras millonarias que por concepto de esta medida no podemos obtener. Tenemos que hacer incontables esfuerzos para no permitir que estas afectaciones detengan los proyectos de la cultura, las escuelas de arte, las instituciones subvencionadas. Para eso trabajamos.”