Si en alguna ocasión me pidieran mi modesta opinión sobre la guionista y realizadora de cine y televisión Magda Gonzalez Grau, sin siquiera pensarlo diría que es una mujer extraordinaria, dotada de gran talento y de una humildad y sensibilidad verdaderamente impresionantes.
Aunque ella agradece a Fabio Gonzalez y a Angela Grau, sus padres y grandes maestros, su formación personal y profesional, mucho ha aportado también en ese sentido su entereza, tenacidad y disciplina, junto a su arraigada convicción de hacer realidad cuanto se ha propuesto a lo largo de su vida.
Su primera intención profesional fue dedicarse a la docencia, avalada por su condición de licenciada en Literatura y Lingüística Hispanoamericana. “Pero desistí —refiere— cuando la plaza a la que aspiraba en la misma Facultad le fue otorgada a otra compañera”.
Ese nuevo propósito marcaba un paso ascendente en su carrera profesional y, sin embargo, implicaba una dedicación total al estudio y a la superación. “Y a eso me entregué por entero —subraya—. Puse tanto empeño que cuando me propusieron ser asistente de dirección en la telenovela El año que viene, de Héctor Quintero, acepté inmediatamente porque ya contaba con suficiente preparación”.
De manera convincente asegura (y por decenas pueden contarse los ejemplos): “He trabajado duro y con responsabilidad cada obra, cada proyecto, cada tarea que he emprendido”.
Tanto es así que basta detenerse en uno de sus logros más significativos: el popular largometraje de ficción Por qué lloran mis amigas, filme grabado en su totalidad en una locación interior, algo muy pocas veces visto en la historia de la cinematografía cubana. Asimismo, en aplaudidos telefilmes como El club de los perdedores, El diablo anda suelto, Puertas, La cara oculta de la luna, Piña colada y la revista veraniega Una calle y mil caminos, por citar algunos.
Caracterizada en general por un enfoque hacia temas sociales, la extensa obra de Magda Gonzalez Grau está basada esencialmente en la idea de que desde el arte y la cultura se puede incidir en el mejoramiento de las conductas de las personas y, por consiguiente, de la sociedad.
Una serie que más allá del admirable y en oportunidades sorprendente desempeño de sus actores y de la magistral dirección, se ha ganado la ovación de millones de televidentes por un guion excepcional escrito por Amilcar Salatti quien, a decir de Magda Gonzalez Grau, “es un creador en todo el sentido de la palabra. Si no es el mejor, es uno de los mejores escritores de estos tiempos. En mi opinión, el que mejor ha abordado las problemáticas cubanas contemporáneas. Yo no pienso desprenderme nunca de él porque es una maravilla trabajar a su lado”.
Más adelante, de esta serie trasmitida por la televisión cubana los domingos en la noche, explica igualmente que estuvo precedida de una profunda y exhaustiva investigación. “Quizá por eso contó desde su propio inicio con la anuencia y el beneplácito del Ministerio de Educación en primera instancia y en general de todos los organismos, instituciones y organizaciones implicadas.
“Fue un trabajo arduo, complejo, en el que no podíamos descuidar ni el más mínimo detalle en las locaciones, en la iluminación, la música requerida para cada escena, los vestuarios, los textos y hasta los gestos y las miradas que se intercambiaban los personajes”.
Después de esta serie, considerada su ópera prima, ¿con cuál otra realización sorprenderá a los televidentes o los cinéfilos Magda Gonzalez Grau?
“Calendario fue una serie compleja y larga. Fue un audiovisual por y para los jóvenes. Por ello era un tema que había que tratar con extremo cuidado teniendo en cuenta sobre todo el público al que estuvo dirigida y el mensaje que nos propusimos hacer llegar.
“Al concluir sus grabaciones nos quedó un vacío enorme. Pero muy pronto comenzamos a llenarlo con la posibilidad de realizar una nueva serie en la que veníamos pensando desde hacía ya un tiempo. Se trata de un audiovisual relacionado con la vida de Rita Montaner.
“He podido comprobar que cuando se le pregunta a algunas personas escogidas al azar, particularmente a los jóvenes, quién era Rita Montaner, después de pensar un poco responden casi siempre de forma vaga: ‘ah, sí una cantante cubana a quien le decían La única’ y no dan más argumentos.
“La sociedad, la cultura cubana, merece conocer, merece saber quién era realmente esta cantante que tanto prestigio dio a nuestra música y a nuestra nación en el mundo. Con este audiovisual, de unos diez o quince capítulos, quisiera darle la oportunidad a muchos actores jóvenes a que se estrenen, a que se adentren en ese mundo musical que siempre la acompañó.
“Comprendo que será difícil. Calendario nos colocó en una posición cimera, muy arriba. Por tanto, tendremos que trabajar muy fuerte para no defraudar a los que nos han aplaudido con Calendario”.
“En sentido general me siento satisfecha. Pero soy muy crítica y cuando repaso o reviso algunas grabaciones, enseguida me doy cuenta de que podía haberlas hecho mucho mejor. Reparo en detalles que seguramente pasaron desapercibidos para el público, mas no para mí.
“He logrado todo lo que me he propuesto, aunque a decir verdad nunca me he planteado proyectos, batallas que sé de antemano no podré ganar. En todos los casos las he concebido a sabiendas de que voy a ganar. Por ello sí, reitero, me siento satisfecha”.
Y sin lugar a dudas mayor es la satisfacción y el agradecimiento sincero de millones de cubanos, cuando por estos días disfrutan de la reposición en la televisión de la primera temporada de Calendario. Y mientras en las postrimerias del año acogerán nuevamente la segunda temporada, esperarán ansiosos para el venidero mes de marzo la tercera entrega de esta exitosa serie, resultado de la sabia conducción de una talentosa realizadora, quien justo por esa meritoria labor con los jóvenes, como centro de la mayoría de sus creaciones, bien merece el calificativo de Maestra de Juventudes.
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