Voy a confesar una verdad: He pasado las mil y una veces frente a él y no fue hasta ahora, quizás porque cada cosa tiene su momento en la vida, que me fui hasta la computadora montando en su caballo Rocinante y con una espada en alto.
Y ahora voy con otra confesión, pues como también soy lector sé muy bien que nos encantan los entretelones.
Lo vi todo, por un golpe divino enviado por una musa, como una crónica periodística dentro de un material audiovisual.
Y empezaría, según se me ocurrió, con una voz de un hombre muy viejo (lo puede hacer un joven con las nuevas tecnologías):
“En un lugar de La Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme…”.
Entonces, con toda velocidad, entraría la segunda voz:
“¡No! ¡No! ¡No! ¡Corten! Así es como Miguel de Cervantes, empezó en 1605 Don Quijote de La Mancha…”.
El joven con voz de viejo no protestaría:
“¡Sí! ¡Es verdad! Vamos a comenzar otra vez:
“En un lugar del Vedado, del cual sí queremos acordarnos, se encuentra un muy céntrico parque, en 23 y J, que deberíamos permitir nos ponga a pensar en esta dura vida del año 2024…”.
HABLÓ
Esta crónica nació un día que pasamos por su céntrico parque y Don Quijote nos dijo:
“Hay muchos que pasan sin mirarme. Yo tengo muchas cosas por contar…”.
Entonces, como ya escribí al principio, cogí la espada, me monté en Rocinante, y me fui a saldar la deuda de escribirle una crónica…
Allí, en ese parque de 23 y J, por la mañana se empiezan a montar muchas mesas para las ventas de artesanías, zapatos, bisutería, rocitas de maíz, un granizado que nos dicen es el mejor de La Habana… y mil cosas más en un gran ajetreo.
No se olvida que el primer libro impreso en nuestro país después del triunfo de la Revolución, en 1959, fue en 1960 "El ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha". Y ello resultó también una forma de abrir las puertas del conocimiento a un millón de cubanos que eran analfabetos. Es decir: uno de cada cuatro cubanos.
El Don Quijote en La Habana fue creado entre 1979 y 1980 por el escultor cubano Sergio Martínez, quien falleció ocho años después. Esta monumental obra es una representación única del Ingenioso Hidalgo, El Quijote, en su caballo Rocinante. La pieza de Don Quijote tiene una altura de 4,3 metros; 3,5 de largo, 2 de ancho y un peso de 2 toneladas.
¡CUBA TIENE UNO!
La escultura cubana de Don Quijote fue creada utilizando una técnica de varillas soldadas, también conocida como alambrón y está diseñada para ser duradera y resistente. Ha sido restaurada en varias ocasiones desde el año 2000.
No pudimos saber, a pesar de nuestra búsqueda, cuántos parques Don Quijote existen en el mundo. Nos dicen que seis, distribuidos en Japón, China y, por supuesto, España. También se menciona a Perú. En cualquier caso, lo muy cierto es que… ¡Cuba tiene uno!
Y ahí se encuentra la imagen de Quijote ahogando molinos de viento o embarcándose en aventuras basadas en sueños incomprensibles…
Bueno, y… ¿cuántos de los que pasan por ahí han leído Don Quijote? Una buena pregunta sin respuesta…
Por la tarde empieza la recogida de toda la parafernalia.
El parque, por supuesto, es menos lindo de noche. Y pueden suceder muchas cosas… Pero eso, como dice Pánfilo, “es otra historia”. Cuando se pueda debemos iluminarlo, como, por poner un ejemplo, el Cristo de Río de Janeiro. Sí, ya sabemos que muchos de los que vean esta crónica pensarán que el Quijote nos ha pasado una parte de su “locura”. ¡Bienvenida sea!
VOLVIÓ A HABLAR
La presencia de la estatua de Don Quijote allí se une a su significado como referente cultural, que representa la influencia perdurable de la obra de Cervantes en la conformación del paisaje literario y artístico del mundo hispanohablante. Y, de forma especial en este caso, en el de Cuba.
La verdad es que, por muchas razones, incluidos el respeto, la cultura, y el agradecimiento, deberíamos dirigirle una mirada también incluso cuando casi espada en mano, como el de la estatua, vamos corriendo a ver si en otra gran aventura podemos abordar uno de los escasos ómnibus que allí tienen parada…
Sí, hoy, en tiempos tan difíciles, en los que el cinto de la economía aprieta con fuerza, los cubanos debemos mantenernos muy unidos.
Entonces, volviendo a la voz del “joven-viejo”, escucharíamos:
“Y quiero decirles algo a mis amigos cubanos: ¡No pierdan su maravilloso toque de Don Quijotes..!”.
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