Fito Páez con La Habana a los pies

Veinte años atrás, el cantautor argentino Fito Páez lanzó su disco más conocido, El amor después del amor. En ese fonograma aparecieron temas inolvidables como Dos días en la vida o Tráfico por Katmandú, que reafirmaron la posición del artista como uno de los más importantes compositores hispanoamericanos. Dos décadas después, no parece casualidad que Páez haya seleccionado a La Habana para estrenar, en un concierto especial, acompañado por varios invitados, su más reciente producción audiovisual: el DVD El amor después del amor.

Tampoco luce como coincidencia que la visita de Fito Páez se produzca durante la celebración del 34 Festival del Nuevo Cine Latinoamericano. En 1994, su mediometraje La balada de Donna Helena recibió una mención en este evento y luego presentó en la capital cubana Vidas privadas, su ópera prima, que concursó en 2001. En 2007, mostró su segundo filme ¿De quién es el portaligas? y, en 2009, expuso el documental Las manos al piano, testimonio de su relación con ese instrumento, visto a través del lente del realizador Fernando Rubio.

A su llegada a Cuba, Páez aseguró estar muy feliz “como siempre” de regresar. "Me siento muy joven, con espíritu nuevo", reconoció en una conferencia de prensa, ofrecida en el Hotel Nacional, sede principal del Festival.

Cuando le preguntaron por el significado del álbum El amor después del amor, el argentino dijo que había sido importante porque hay en él "matrices que se fundan"; pero, aclaró, "podía haber sido otro". Ahora retorna para celebrar junto a sus amigos, en un "lugar cálido", las dos décadas de aquel disco que, en realidad, "fue importantísimo para la gente, no para mí. Soy más amigos de mis canciones canallas que de esas, las que quiere todo el mundo", explicó.

Uno de los momentos más interesantes de la conferencia fue cuando Páez reconoció la influencia que había recibido su generación de la música cubana. “A principios de la década del 80 las canciones de Silvio Rodríguez y Pablo Milanés fueron muy importantes no solo por la calidad artística, sino porque su música sirvió a la gente para conectarse, en una época anterior a la llegada de la democracia”, señaló el argentino.

Además, Páez resaltó la huella dejada por estos trovadores en el continente: “la música americana ya no fue la misma después de ellos”, opinó. Sobre su relación con Cuba fue enfático al responder: "tengo amigos aquí, los lugares son las personas y, además el amor, la calidez, el ron, el mar". Otro de los motivos para el retorno es el Festival del Nuevo Cine Latinoamericano, el que merece, según su opinión, la categoría A. "Todos los cineastas del mundo mueren por venir acá", aseguró.

En otra parte de la animada conversación con periodistas y seguidores de su música, Fito destacó que La Habana es el único lugar del mundo donde aún se reúnen miles de personas en espacios como el Yara o el Karl Marx para ver una película: "un rito que se mantiene y es hermoso", sostuvo.

Sobre la situación actual de Latinoamérica, Páez dijo sentirse esperanzado, “porque hay como una nueva idea de América, llevada adelante por algunos gobiernos de la región. Algo nuevo y a la vez antiguo que se está poniendo en escena”. Más adelante el cantautor apoyó la necesidad de avanzar hacia sociedades más justas, más inteligentes, pero también “más gozadoras", ya que el goce—reconoció— “es cada vez más si se tiene en cuenta la vida tan agotadora de las metrópolis contemporáneas”, concluyó.

En el concierto de esta noche en el Karl Marx, Páez estará acompañado por varios músicos cubanos y en la lista de posibles invitados, el cantautor adelantó a “algunos amigos como  Santi (Santiago Feliú), Carlitos Varela, Silvio Rodríguez y Pablo Milanés".