Sin lugar a dudas, la Bienal de La Habana constituye el evento más importante de las artes visuales de la Isla, pues es un espacio de visibilidad y legitimación para el arte cubano y universal contemporáneo. Ajustándose al tema principal y a la naturaleza de los proyectos presentados, los organizadores del evento han logrado diseminar la muestra principal, reunida desde la cuarta edición en el Complejo Morro-Cabaña, por toda la ciudad.
Una gran cantidad de creadores participan en muestras colaterales, una de ellas, la más grande, tiene lugar en el Parque Morro-Cabaña; la cual tiene como objetivo exponer el arte cubano desde la interacción intergeneracional, para abordar, desde disímiles miradas, la creación artística.
La muestra estará abierta hasta el 11 de junio. Por las características del espacio, ha sido catalogada por los especialistas como la más grande exposición de arte cubano contemporáneo que se ha tenido lugar en los últimos tiempos. Nunca se había podido disponer de un espacio tan grande con este fin.
En la histórica fortaleza podemos apreciar la diversidad del arte cubano contemporáneo, pues no centra su atención en generaciones, tendencias, corrientes o estilos. Todo lo contrario, aquí interactúan exposiciones individuales, colectivas, proyectos de diversa índole, de las más diversas maneras de ver la creación.
A través de instalaciones, grabados, fotografías, pinturas, bocetos, objetos, esculturas, instalaciones con técnicas mixtas, todas las piezas se insertan a través de disímiles discursos estéticos que matizan el panorama de las artes visuales contemporáneas. De igual forma, se abordan temáticas múltiples y dinámicas, como la realidad de la isla.
En este sentido, el ambiente social y natural, los conflictos y sentimientos humanos, las prácticas e imaginarios sociales, la diversidad cultural y sexual, la contaminación ambiental, la igualdad de género, la economía, son algunos de los temas que aparecen en la expo, a partir de diferentes comportamientos expresivos.
En los pabellones se exponen más de 70 muestras personales y colectivas de artistas como Alexis Leyva (Kcho) con “Entre la melancolía y la construcción del hombre nuevo”, Vicente Rodríguez Bonachea con “Noche insular: jardines invisibles”, Ernesto Rancaño con “La mitad de mi vida”, Luis Enrique Camejo con “Vacío”, Mabel Poblet con “Reunificación familiar”, Cirenaica Moreira con “Sin torres ni abedules”, Arístides Hernández (Ares) con “El otro horizonte”, Diana Teresa Almeida con “Resistencia del origen”, Carlos Montes de Oca con “No hay otra salida”, Tamara Campos con “La marea”, Damián Aquiles con “Caja de palabras”, Michel Mirabal con “Quejas y sugerencias”, Guillermo Ramírez Malberti con “Taller de Mecánica”, por sólo citar algunos.
En las plazas, calles, fosos y bóvedas de La Cabaña podemos apreciar esta selección de los productores de arte cubano, en un enorme abanico que ofrece una panorámica integradora y plural del arte en Cuba; “a través de disímiles opciones estilísticas que permitirán una radiografía de lo que realmente existe y cambia en esa esfera de la cultura nacional”, como expresara Olga Lidia Triana, coordinadora general de la muestra.
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