Para seguir haciendo cine

Se encienden las luces y la gente se retira pacientemente; de nuevo, el cine Chaplin vuelve a su rutina de siempre. Durante estos días, su pantalla, junto a la del cine 23 y 12, proyectó lo más notable del audiovisual cubano hecho por jóvenes realizadores. Este domingo culminó la 12ma Muestra Joven ICAIC y las experiencias de varias jornadas ahora quedan en la historia de ese certamen; algunas servirán de incentivo, otras sólo pasarán al recuerdo.

La frescura y la energía de los nuevos realizadores de la Isla colmaron el evento. Aunque no todos llegan a él, al menos existe la posibilidad de volver a intentarlo año tras año, siempre y cuando no sorprendan los 36 sin haberlo logrado.  Luego de cada clausura, le sigue una convocatoria que otra vez vuelve a captar la atención de muchísimos que sueñan con ver proyectada su obra.

La Muestra permitió debates, conferencias, intercambios. A estas alturas, posiblemente muchos de los que participaron en ella se estén replanteando nuevas concepciones, recursos y herramientas para hacer cine; para otros, tal vez signifique un mero espacio de divulgación que abre el diapasón a un lenguaje poco tradicional.

Pero lo que sí es un hecho, dicho por los propios directores, guionistas, actrices, diseñadores, público, en fin, hacedores de la Muestra, es que esta se ha convertido en legitimadora de una producción audiovisual que en diversos escenarios es desacertada; su fuerza y aceptación está dada precisamente por eso. Son muy pocos los jóvenes realizadores cubanos que lo obvian, incluso, el que no clasifica se interesa por nutrirse, ya sea como espectador.

Y como todo festival, al final vienen las premiaciones. Lo más esperado por participantes y seguidores sucedió en el cine Chaplin. Luego de seis días de proyecciones fueron otorgados menciones y lauros en las categorías ficción, documental, animación, música original y carteles. Los reconocimientos por parte de algunas instituciones tampoco faltaron.

Nani y Tati, cortometraje de Adolfo Mena Cejas, resultó galardonado en Mejor Ficción. Por su parte, el documental Digna Guerra, de Marcel Beltrán, se llevó los aplausos en esa categoría,  así como La madre de Ivette Ávila Martín, en Animación. El premio al mejor cartel fue para Alejandro Romero, por El Receso de Damián Saínz, mientras que Denis Colina ganó en mejor música original, por el corto de ficción Oslo.

El premio especial del jurado fue para el largometraje de ficción Melaza, de Carlos Lechuga. También fueron otorgados galardones en las especialidades de dirección, guión, edición, actuación femenina y masculina, diseño de banda sonora, producción, fotografía y dirección de arte.

Para los interesados, queda seguir al  tanto de este tipo de eventos, también porque la Muestra no muere aquí. A lo largo de todo el año, sus promotores se esmeran por mantener la divulgación del audiovisual, también mediante una selección de materiales para proyectar cada fin mes. El espacio, aunque perdure sólo en la memoria de algunos, continúa su trabajo, que no se reduce únicamente a elegir lo más relevante del universo cinematográfico juvenil.