Carismático, entusiasta y con un sentido del humor que denota agudeza e ingenio Francis Núñez, director, coreógrafo y primer bailarín, de la compañía Matices de Sevilla, monta un espectáculo de su autoría, titulado Sentir flamenco, que será estrenado el día 13, en el teatro Mella, con muy buenos augurios, a pesar de la fecha, pues todos se sienten involucrados por constituir una parte de la celebración del aniversario 25 del Ballet Español de Cuba, dirigido por Eduardo Veitía.
LA TÉCNICA ABRAZA A LA EMOCIÓN
—¿Cómo usted cataloga esta labor conjunta entre el Ballet Matices de Sevilla y el Ballet Español de Cuba?
—Con un fundamento y con un sello fructífero, no de cierre, sino abierto y muy importante, por su valía en la cooperación y esa interacción cultural que se está produciendo en este proyecto conjunto y que sigamos dándole realce a esa gran compañía que es el Ballet Español de Cuba, porque son 25 años de historia, de formación y eso es muy meritorio y tiene que fructificar.
—¿Cuál es su valoración de esa compañía en cuanto a la técnica?
—Es un valor muy completo, porque es indispensable que un ballet que refleje la danza española posea un espectro capaz de abarcar las distintas disciplinas: la escuela bolera, el clásico español, la danza estilizada, el folclor y el flamenco. Y que siempre esté presente la técnica. Es un factor muy importante, pero no hay que olvidarse de la emoción.
—¿Y esa emoción usted la percibe en el Ballet Español de Cuba?
—En muy alto grado, porque viene desde una verdad, desde un sentimiento, arraigado con una ilusión, unas ganas enormes y un esfuerzo tremendo y todo lo cual hace que eso se perciba.
“ESTAMOS TRABAJANDO A PIÑÓN, COMO EN FUENTEOVEJUNA”
—¿Y cuál es su opinión acerca de los bailarines cubanos con quienes está montando Sentir flamenco?
—Estoy maravillado, porque estamos haciendo un programa de trabajo para cuatro meses en dos semanas y solo por la valía y por la entrega, así como por la comunicación entre ellos y yo. Se ha producido entre todos una master class. Estamos trabajando a piñón, como en Fuenteovejuna, todos para uno, porque existe un mismo interés. El mío, por mi ilusión, por mi deseo cumplido, y ellos porque quieren satisfacer ese sueño. Que sea real y satisfactorio para todos.
CUANDO LA FUSIÓN ES CONFUSIÓN
—¿Es partidario de la fusión como vía expresiva?
—Lo soy cuando parte de un lenguaje técnico académico, de una base consolidada. Entonces, todo es permisible. Siempre digo que para deformar algo, primero hay que estar formado.
—Entonces, usted parte del hecho de que si no existe una técnica sólida no puede haber fusión?
—No existe, una fusión viene de una base, tanto en el ballet clásico como en el flamenco. Si no se conocen los orígenes, el inicio, si no se conoce la base, ¿qué puede fusionarse? Entonces le van a llamar fusión, pero no es fusión, es confusión. Cuando se fusiona es porque hay una base sólida, consagrada y luego otros argumentos y ahí se interrelacionan. Pero si no hay una base para esa interrelación, no hay conexión.
EL VEDADERO SENTIR DE UN GRAN ARTE
—¿En qué consiste el espectáculo Sentir flamenco?
—Es un programa sin argumento que conlleva un mensaje, un hilo conductor mostrando el verdadero sentir de un arte que es grande por su diversidad, por lo visceral y por sus matices. A través de los palos o ritmos del flamenco, transitaremos por las distintas emociones y situaciones que, día a día, transcurren en nuestras vidas, como son la pena, la alegría, la pasión y el amor, la añoranza, la fiesta.
“Sobre ello pretendo reflejar el flamenco desde la raíz, respetando sus orígenes, la pura esencia y cómo ha ido evolucionando en el tiempo, con una diversidad de matices y plasticidad en los movimientos, realzar la figura del hombre y de la mujer con la sobriedad y sutileza que precisa este arte.
“Por otra parte, este espectáculo demuestra que el flamenco no es solo andaluz, sino universal. Es patrimonio inmaterial de la humanidad”.
POTENCIAL ADQUIRIDO DE LOS BAILARINES CUBANOS
—¿Cuál es su opinión acerca de los bailarines que asumen los protagónicos?
—Estoy encantado con ellos, porque los veo figuras que pueden estar perfectamente en una compañía consolidada en España. Tienen un potencial adquirido, una belleza integrada en su arte y una verdad. Y a mi me gusta que el arte de la danza nazca desde la verdad, de ese sentir real.
“Yo venía con un programa y lo he ampliado porque quise plasmar ese paso a dos y lo quería compartir con una bailarina principal, que me ha llenado por su sutileza, su belleza escénica. Ya de por sí ella es linda, tiene una imagen corporal que es una diosa, pero tiene un baile que es amplio. Es un ave fénix. Es inmenso lo que me aporta. Estoy creando el paso a dos con ella, se llama Graciela Santana y estoy muy entusiasmado de poder hacer este paso a dos, sobre todo por reflejar que el flamenco también admite la inclusión de un baile en pareja.
Claro, se precisa una técnica académica. Y sobre todo, estamos en una tierra donde el público está acostumbrado a ver un paso a dos y, como homenaje a mi maestra, la primera bailarina cubana Aurora Bosch, va esa pieza y vamos a contemplar la añoranza, un tributo a su arte.
CUBA COMO PARTE DE SU FUTURO
—¿Posibilidades de un retorno en un futuro cercano?
—Desde mi persona y mis sentimientos ya estoy unido a Cuba en el presente y en el futuro. Existe una cooperación, una interrelación, una conexión ya integrada. Me siento muy feliz. Espero que las entidades sigan apostando por este proyecto, porque va a ser muy fructífero y va a realzar muchísimo al Ballet Español de Cuba en estos intercambios en que todo ganamos.
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