lunes, 16 de septiembre de 2024

Un cine de incógnitas y revelaciones (+Fotos) (+Video)

Christophe Barratier anda en pos de argumentos como cazador de sueños que no da tregua a lo rutinario o intrascendente...

Ada María Oramas Ezquerro en Exclusivo 15/05/2012
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La nueva guerra de los botones - Cartel
Cartel de la película "La nueva guerra de los botones".

Una breve filmografía, integrada por largos y cortometrajes bien elaborados y mejor pensados permiten a Christophe Barratier ser catalogado como uno de los cineastas de mayor futuro en un país donde alcanzar un lugar cercano a la cima resulta muy difícil, por la elevada calidad de la cinematografía francesa.

Sus tres largometrajes, Les Choristes (Los coristas) (2004), La chanson de Paris (La canción de París), titulada inicialmente Faubourg 36 (2006) y La nouvelle guerre des boutons (La nueva guerra de los botones) (20011) han obtenido una gran repercusión y han merecido importantes premios internacionales. Director fundador del Festival de Cine Francés en Cuba, este realizador mereció junto a Nouredine Essadi, ambos codirectores de Cinémania, la Distinción de la Cultura Nacional que le fue entregada en esta 15 edición del evento por Rafael Bernal, Ministro de Cultura de Cuba.

—¿Por qué tituló su más reciente largometraje La nueva guerra de los botones?

—Está inspirada en un libro que me fascinó de niño: La guerra de los botones. Descubrí hace dos años que los derechos de autor del libro eran del dominio público, pues el plazo establecido había caducado, no así los correspondientes a las películas.

“En realidad, lo que me interesaba realizar era mi versión cinematográfica del texto, la escribí y comencé de inmediato la filmación, porque estaba apasionado por el libro y mis recuerdos de infancia de esta historia que conservaba en la memoria. Fueron razones muy personales y de mucho peso para mí.

“Por tratarse de un nuevo filme, no de un remake, pensé que tenía todo el derecho de ponerle otro título, y de ahí que lo haya denominado La nouvelle guerre des boutons (La nueva guerra de los botones).

—¿Cuál es su opinión respecto a la asistencia y acogida del público cubano al Festival de Cine Francés que usted preside?

—Existen muchas razones para opinar sobre la reacción del público cubano durante estos quince años del festival.

“No es por razones económicas, pues no recibo remuneración por mi labor, ni por promover a Francia en este evento. Mi objetivo es mostrar la actualidad del cine francés, lo cual ha recibido con tal entusiasmo el público cubano que, a mi juicio, es el mejor del mundo.

 “Tan cálida acogida ha propiciado que 150 artistas y directores hayan presentado sus filmes en Cuba. Cuando nos reencontramos en París, evocamos los recuerdos de este evento, en las presentaciones de las funciones y las emociones experimentadas por las reacciones tan cálidas de los espectadores.

“Es un recuerdo muy fuerte. Yo, por ejemplo, nunca he tenido la oportunidad de asistir a un estreno de mis películas con la cantidad de público que asiste a la sala Chaplin o al Payret. Y eso le ha ocurrido al resto de los directores y actores que han asistido a las presentaciones en el evento. Eso no ocurre allá.

“Algo que nos impresiona fuertemente es observar cómo el público cubano se manifiesta ante una película nuestra: llora y ríe enormemente. Y todo eso da la impresión que es como un fuego en la sala, por el calor que nos comunican. Por eso nos sentimos aquí en familia”.

—¿Algún avance sobre su próxima película?

—Su atmósfera será contemporánea. Tengo un proyecto, pero todavía no he iniciado la filmación. El año próximo podré anunciarlo y quizá estrenarlo, pero hoy es demasiado pronto. Detallo los proyectos cuando me siento bien seguro de que no se quedarán en eso, apenas una ilusión.

—¿Le ha impresionado especialmente algún artista que haya participado en el Festival?

—He tenido experiencias que me han quedado grabadas en la memoria con algunos actores de mis películas, con quienes he sostenido una cierta complicidad. Pero guardo un recuerdo inolvidable de un actor, Gérard Jugnot, en 2004, cuando fue estrenado el largometraje Les choristes (Los coristas). Era mi primera película, Gérard no conocía a Cuba. Yo venía con el sueño de un realizador que llega a presentar su opera prima en el extranjero. Y tanto Jugnot como yo quedamos marcados para siempre por aquel triunfo que nunca olvidaré, pues abrió mis esperanzas y mi futuro al cine.


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Ada María Oramas Ezquerro

De larga trayectoria en el periodismo cultural. Premio de Oro, del Gran Teatro de La Habana y Miembro de la sección de la Asociación de Artistas Escénicas de la UNEAC


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