domingo, 29 de septiembre de 2024

Argentina: un voto en blanco es un voto a la derecha

Una peligrosa corriente se abre paso en Argentina por el voto en blanco, con lo que fortalecerían a Mauricio Macri, candidato de la derechista coalición Cambiemos, en detrimento del postulado del kirchnerismo Daniel Scioli...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 12/11/2015
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A pocos días de las elecciones presidenciales de Argentina el próximo 22, el candidato derechista Mauricio Macri, figura de confianza de Estados Unidos y la oligarquía en su país, aparece como un fuerte rival del postulado por el oficialista Frente para la Victoria (FPV) y de los avances internos y el prestigio político logrado por la nación suramericana en el ámbito internacional.

Ante la disyuntiva del voto —que algunas voces solicitan sea en blanco, incluso de algunas áreas de la izquierda, al identificar a los dos aspirantes como representantes de la burguesía, haciéndole el juego a la derecha— están hoy 32 millones de argentinos convocados, sobre quienes recaerá la responsabilidad del futuro de ese importante país.

Antes de la primera vuelta, la victoria de Scioli parecía un paseo. Para sorpresa de la población y de los heterogéneos grupos izquierdistas que escucharon las encuestas resultó un golpetazo que el candidato de la presidenta Cristina Fernández solo aventajara en algo más de tres puntos (38,86) a Macri (34,33), en lo que se considera un virtual empate técnico.

Uno de los llamados votoblanquistas —que beneficiarían a Macri— es el jefe del Partido Socialista, Hermes Binner, quien propone votar en blanco el próximo 22 porque “tenemos serias discrepancias con las dos fuerzas políticas que se enfrentan”, según declaró a Radio 10, al igual que se manifestaron públicamente varias agrupaciones trotskistas.

Binner, conocido por su apoyo al contrarrevolucionario venezolano Henrique Capriles en las elecciones, primero contra Hugo Chávez y luego contra Nicolás Maduro, refirió que “la gente está en su derecho de hacer la elección que le convenga. Creemos que en ambas propuestas hay una gran imposibilidad de poder concretar lo que se proponen”. Se aprecia el claro interés de crear confusiones y entendido de que los posibles votos en blanco pudieran ser entregados a Scioli.

Otros grupos izquierdistas, que conocen a la perfección la historia de Macri, mantienen una campaña a favor del candidato del FPV con el lema “No da lo mismo”, que salga uno u otro candidato, ya que el postulado por Cambiemos representa lo más oscuro de la noche neoliberal en el país suramericano.

Analistas políticos, incluso críticos de los doce años de gobierno de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, como el Premio Nobel de la Paz Adolfo Pérez Esquivel, afirmaron que favorecerían a Scioli, ante la amenaza que para las fuerzas de izquierda, la integración y la lucha antiimperialista significaría el triunfo de la derecha.

Aun cuando los dos candidatos tengan una procedencia burguesa, la realidad es que Scioli promete la continuidad del kirchnerismo, con cambios propios de un nuevo gobierno, mientras Macri, comprometido con la política del fraudulento exmandatario Carlos Menem, anuncia el viraje del modelo político hacia otro capitalista, con grandes compromisos vivenciales para el pueblo argentino, el cual, como dijera la presidenta Fernández hace pocos días “parece que tiene la memoria débil”, en alusión a la hipercrítica situación económica y financiera en que quedó la nación en el 2001.

En un artículo, el politólogo argentino Atilio Borón salió al paso de quienes propagan el no marcar sus boletas: “En la coyuntura actual el indiscriminado repudio al binomio Macri-Scioli incurre en la misma falta de perspectiva histórica y de rigor analítico (…). Uno, Macri, es un conservador duro y radical; el otro, Scioli, se inscribe en una tradición de conservadorismo popular de viejo arraigo en la Argentina”.

De penetrar por la puerta principal de la Casa Rosada, el líder de Cambiemos lo hará con el apoyo del capitalismo local y regional, pero sin la presencia de alguna organización popular. A su lado, y en sus eventuales cuatro años de gobierno, tendrá el respaldo, entre otros grupos de su misma ideología, de la Asociación Empresaria Argentina, las capas medias que manifiestan públicamente odio al kirchnerismo, los grandes medios privados y la Embajada de Estados Unidos.

Con Macri, según expertos, se completaría un peligroso trío de líderes derechistas que mueven sus hilos en América Latina: los exmandatarios Álvaro Uribe, de Colombia —jefe de los paramilitares en esa nación— y José María Aznar, llamado “la vergüenza de España”. También lo apoya Aécio Neves, el postulado perdedor del Partido de la Social Democracia (PSDB) de Brasil y acérrimo enemigo de la mandataria Dilma Rousseff.

Defienden también las políticas de Macri importantes firmas de la derecha latinoamericana, como Andrés Oppenheimer, habitual columnista del Miami Herald, Mario Vargas Llosa, Carlos Alberto Montaner y Enrique Krauze, entre otros que le hacen la corte a la Casa Blanca.

UN POLÍTICO MILLONARIO

Nacido en Buenos Aires el 8 de febrero de 1959, hijo de un italiano llegado a Argentina en 1949, el llamado “hombre de los Estados Unidos” en medios políticos es ingeniero civil, político, empresario y dirigente deportivo argentino. Mauricio Macri era jefe del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires desde diciembre de 2007 hasta que se postuló a la Primera Magistratura.

Considerado exitoso en el campo empresarial, su popularidad creció de manera significativa cuando fue presidente del Club Atlético Boca Juniors, entre 1995 y 2008. En ese intermedio, ya conocido por el gran público dada su fuerte presencia en los medios, salió electo diputado por la Capital Federal entre 2005 y 2007 y jefe de gobierno entre 2007 y 2015.

La fortuna del exlíder de Gobierno porteño tuvo buenos momentos el pasado año, cuando su patrimonio —según Declaración Jurada Patrimonial— se incrementó casi un 26,9 %, o sea, era poseedor de 52 millones de pesos (moneda nacional), con una ganancia de 11 millones respecto al 2013. De esos millones, el 34 % lo tiene entre cuentas en Estados Unidos y Suiza.

A esta liquidez suma una participación en La Barra Golf Club de Uruguay por 48 171 pesos, adquirida cuando era presidente del club Boca Junior, y un terreno en Maldonado, Uruguay, que recibió como una donación, por un valor de 3,4 millones.

El empresario admitió su participación en 12 sociedades, aunque sin decir el valor real de sus acciones, y difundió el precio simbólico de 0,01 pesos, y dos propiedades: un campo de 500 hectáreas en Tandil, su ciudad natal, por 657 000 pesos, y su actual vivienda, un departamento de 370 metros con cochera en la Avenida Libertador, por un valor de 1 233 000 pesos, más un piso en Recoleta de cuatro millones. El cambio del peso por un dólar es de 9,56.

MACRI Y EL PRO

Aunque compite por la alianza Cambiemos, en 2003 Macri fundó el partido Compromiso para el Cambio, y en el 2007 era el líder de Propuesta Republicana, conocida por la sigla PRO. En marzo del 2015 el PRO se unió a la Unión Cívica Radical (UCR), de la que obtuvo la mayor cantidad de votos en la pasada primera vuelta, ya que ese partido integra Cambiemos.

¿Cuáles son en realidad los planes de Macri? Las proyecciones del derechista candidato aparecieron en el programa dominical Economía Política, de C5N, que mostró imágenes de una reunión secreta el pasado 13 de mayo entre el grupo económico del PRO y representantes de la oligarquía empresarial. Los miembros del PRO informaron a los influyentes empresarios los verdaderos planes del exjefe del gobierno bonaerense, si ganara la presidencia.

El video filtrado a la emisora refleja como el PRO expresó que Macri eliminaría las paritarias, las jubilaciones “para quienes nunca pagaron”, impondría un ajuste fiscal y nuevos planes para las importaciones (con cero aranceles para ese rubro); asuntos que el candidato nunca expresó en su campaña.

Entre quienes integran el equipo económico de Macri está Miguel Broda, economista vinculado con Menem, quien aseguró en C5N que “Argentina es una máquina en decadencia” y necesita “un equipo económico como el de (Domingo) Cavallo”, el ministro de Economía de Menem e impulsor de medidas antipopulares y neoliberales.

En el grupo de expertos de Macri también está José Luis Espert, asesor de Cavallo durante el gobierno de De la Rúa, y Carlos Melconian, quien dejó entrever en el video una eliminación de los actuales planes sociales de los Kirchner. En esa posición fue enfático: “No hay ideología, hay capitalismo”, aseguró.

Medios de prensa locales indicaron que las estrategias electorales y proyectos progubernamentales del PRO se elaboran en la Fundación Pensar, que funciona con donaciones privadas pero nunca reveladas. Fundada en el 2005 como centro de estudios políticos independientes, entre sus servicios está la elaboración de materiales teóricos, organización de charlas, seminarios y distintas acciones para acercar las ideas del PRO a diferentes sectores.

El periodista Roberto Navarro aseguró en C5N que “si las ideas salen de Pensar, se desprende que no es cierto que el PRO esté de acuerdo con mantener algunas de las conquistas del kirchnerismo”.

Otras voces críticas también han impugnado las ideas de Cambiemos. El diputado de la provincia de Buenos Aires en el periodo 2005-2007, Alberto Pérez, afirmó que “la propuesta económica del candidato Mauricio Macri es indiscriminada y está en contra de los intereses del pueblo argentino”, según publicó Telesur.

Pérez aseguró, dijo la cadena multinacional, que, en reuniones recientes con ciudadanos argentinos escuchó preocupaciones por las medidas económicas y sociales que pueda aplicar el candidato de la derecha, las cuales pretenden descontinuar los programas aplicadas por los gobiernos del kirchnerismo.

También en declaraciones públicas, Anibal Fernández, jefe del gabinete del actual Ejecutivo, refirió que “Las políticas que quieren llevar a la práctica son todas antipopulares ciento por ciento, porque van a despedir gente, tanto en maestros como en alumnos, van por más de 50 mil becas”, pues Macri es un defensor del libre mercado.

Si triunfa, no hay dudas de que se convertirá en un detractor del proceso integracionista de América Latina, y con sus amigos Uribe y Aznar conspirará contra los gobiernos progresistas de la región. Nadie duda de su influencia en la guerra imperial contra Venezuela ante la cercanía de las elecciones legislativas de diciembre, ni el apoyo a quienes quieren destruir el gobierno de Dilma Rousseff. Un triángulo político progresista y poderoso en eventual peligro si Macri sale victorioso.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista


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