miércoles, 25 de septiembre de 2024

Brasil vive delicado momento político

La presidenta brasileña Dilma Rousseff enfrenta una delicada situación política debido a una campaña derechista, que pretende su destitución...

Clara Lídice Valenzuela García en Exclusivo 19/03/2015
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En medio de una delicada situación política interna, en la que se unen el descontento de sectores sociales por medidas de ajustes fiscales recordatorias del neoliberalismo y la campaña de la derecha para impugnar su mandato, la presidenta brasileña Dilma Rousseff prometió activar el diálogo con quienes se muestran inconformes con su gestión de gobierno.

Así lo informó un vocero gubernamental la víspera en Brasilia, la capital federal, luego de las manifestaciones que se vienen realizando en distintos Estados del gigante suramericano, que solo en Sao Paulo aglutinó a más de un millón de ciudadanos movilizados por movimientos derechistas identificados, quienes se escudan en lo que califican de antipopulares medidas del ministro de Economía, el empresario neoliberal Joaquim Levy.

Se trata, dijo, de ampliar conversaciones con quienes estén dispuestos al debate sobre la coyuntura actual y las acciones para superar las dificultades financieras y retomar la senda del crecimiento de la economía, deprimida en los últimos años.

Rousseff, a poco más de dos meses de iniciar su segundo mandato consecutivo, trata de llevar adelante una estrategia en búsqueda de un consenso social a sus propuestas económicas que afectan a grupos vulnerables del país.

La válida oposición de quienes se ven afectados por el programa de Levy no debe confundirse con el plan de la derecha brasileña - implementado incluso antes de que la Mandataria ganara las elecciones presidenciales en octubre pasado-, de sacarla del Palacio del Planalto con falsas acusaciones relacionadas con la corrupción en la empresa estatal Petrobras.

La presidenta, del Partido de los Trabajadores (PT) liderado por el exobrero metalúrgico paulista y también exmandatario durante ocho años Luiz Inacio Lula da Silva, prometió durante su campaña electoral incentivar los programas sociales –tibios si se comparan con la potencialidad económica de Brasil- y realizar una reforma política que le permita  poner en práctica, sin la reticencia del Congreso Nacional, lo que se considera son sus ideales políticos de servicio a la población carente.

Los compromisos políticos y con los grandes empresarios brasileños hicieron que designara a Levy como Ministro de Hacienda, lo que causó protestas desde entonces entre los petistas más progresistas y otros grupos sociales. La derecha aprovecha estas debilidades para unirse y formar los conatos contra el gobierno, pidiendo la cabeza de la Mandataria.

Tres grupos –identificados con el poder empresarial y financiero- fueron los organizadores de  las manifestaciones del fin de semana. Las banderas que enarbolaban eran las de “Fuera Dilma” y “Contra la corrupción”, mientras una minoría pedía incluso la intervención de las Fuerzas Armadas.

La dirección de la organización “Ven para la Calle” que no pide la impugnación presidencial, contó con celebridades para convocar las protestas, entre ellas, el exjugador Ronaldo, la cantante Wanessa Camargo y actores y actrices reconocidos a nivel mundial. Ese grupo está formado por simpatizantes del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB) del expresidente neoliberal Fernando Henrique Cardoso.

El “Movimiento Brasil Libre” (MBL), uno de los principales impulsores de las expresiones antigubernamentales del pasado año y de las actuales, está integrado por jóvenes liberales y conservadores defensores de la privatización de los servicios básicos como: la educación, la salud, y la disminución del peso del Estado en la sociedad.

“Rebelados On Line”, el tercer grupo opositor, es coordinado por unas 20 personas a través de las redes sociales. Se dicen contrarios a la corrupción, piden la impugnación de la Mandataria y ratifican en sus llamamientos que pretenden “castigar el petismo y el bolivarismo en el país”. Ese es el movimiento que vendió las camisetas negras con la frase “Dios, Familia y Propiedad”.

En la convocatoria jugó un papel importante la prensa de derecha, que presentó materiales especiales, entrevistas y cobertura en vivo de las acciones callejeras.

Queda claro que estas no fueron espontáneas sino convocadas en las redes sociales por fuerzas conservadoras y partidos opositores que se escudan tras supuestas nuevas fuerzas políticas.

Analistas critican la postura de la Mandataria, que consideran pasiva, ante la arremetida derechista que forma parte de la estrategia de Estados Unidos de retomar las riendas de América Latina tras derrocar a los gobiernos progresistas de la región, entre los que califica el brasileño, a pesar de las críticas válidas o no contra el Ejecutivo.

Para la nueva estrategia de Rousseff es preciso que sus aliados y opositores acepten el diálogo,  cuando en definitiva lo que estos últimos tienen en mente es sacarla del poder Ejecutivo y convocar a nuevas elecciones presidenciales.

En busca de aliados

Lo cierto es que si el Gobierno no realiza rápidamente algunas acciones, la tentativa del llamado golpe blando parlamentario puede o no prosperar, pero las acciones de la derecha son un alerta de lo que podría ocurrir en Brasil. Tal como intentan en Venezuela y Argentina, los cañones imperiales apuntan al gigantesco país de Suramérica que practica una soberana política exterior y posee los mayores recursos naturales del planeta. Recuérdese que su territorio es de ocho millones de kilómetros cuadrados y su población supera las 160 millones de personas, 48 millones de ellas aún en situación de pobreza.

El propósito de la Mandataria  es  “acercar posiciones, promover cambios e impulsar una reforma política, que asegure, entre otras acciones, el combate a la corrupción y la impunidad”, dijo la agencia Prensa Latina, basada en las declaraciones del vocero.

Para asegurar el éxito de sus medidas consideradas perjudiciales para sectores populares, el Ministro de Hacienda sostuvo una reunión con diputados del PT en el Congreso con el fin de garantizar que sean sancionadas por los legisladores. Entre ellas se encuentran limitaciones al acceso al seguro por desempleo o muerte.

Levy explicó que intenta la implantación de ajustes para reducir los gastos en el gobierno y propiciar un ahorro de unos seis mil millones de dólares y la eliminación del déficit fiscal en el año 2015, ya conocido el pasado año.

Hasta ahora, el Ministro buscó la aceptación a su programa de representantes de la Federación de Industrias de Sao Paulo,  y de seis importantes centrales sindicales que apoyan al Ejecutivo.

Empero, analistas coinciden en que la Mandataria precisa hacer un cambio hasta donde le sea posible –dados los ataques de los opositores y la media oligárquica- para evitar la erosión del PT (que ya no se asienta solo sobre las bases de izquierda con que fue creado por Lula), pues en los últimos 12 años los gobiernos petistas mantienen las estructuras neoliberales heredadas, y que en esta última etapa y por la mano de Levy golpean las finanzas de la clase media –de distintos grados-, que es mayoritaria en Brasil.

Cierto es que las administraciones petistas lograron reducir casi a la mitad la pobreza lo que engrosó las filas de la clase media baja, mientras también crecía la media y la alta.  O sea, una familia donde trabaje una persona ya se considera perteneciente a la clase media (baja), pero a la luz de la estructura social todos caben en la misma estadística.

El pasado año Rousseff retuvo la Presidencia por un margen estrecho debido a sucias maniobras de la derecha, lo que auguraba que este segundo mandato de la exguerrillera de Río Grande do Sul no iba a ser un paseo, y por tanto, su fortaleza radicaría especialmente en la unidad nacional –lo que hasta hoy no consigue- si se reconectaba con los sectores sociales que respaldaron al PT desde el año 2002 cuando anunció un programa de transformaciones.

En 2012 hubo también protestas masivas en Brasil que comenzaron por el alza en el precio de los pasajes del transporte privado  y definieron - y así lo aceptó y prometió resolver la Mandataria-  la necesidad de cambios en la política oficial. Resultó un alerta al parecer no evaluado en su gravedad por el tren del Ejecutivo.

Eventual golpe de estado en marcha

Las movilizaciones del pasado fin de semana no son el único aviso de un eventual golpe de estado en marcha.

En una acción que recuerda la huelga de los camioneros en el Chile de Salvador Allende, en Brasil también ese sector impuso cortes en carreteras, en especial en el sur del país, exigiendo rebajas en el precio de la gasolina, de los peajes y aumento en las tarifas que cobran por su trabajo. Es un paro incontrolable en distintos Estados sin un organizador definido,  pero que constituye un fuerte golpe económico, ya que el 60 por ciento de las cargas brasileñas se transportan por carretera.

En Río de Janeiro, la ciudad balneario donde se “cocina” la política nacional, el precio de algunos alimentos subió de manera incontrolable en las últimas semanas porque los huelguistas itinerantes impiden a sus colegas llegar a puertos donde se amontonan los productos que deben ser distribuidos en los Estados.

Para el analista político brasileño Eric Nepomuceno “la opinión pública, al menos en los grandes centros urbanos del sudeste y del sur brasileño, las regiones más ricas y desarrolladas del país, es bombardeada de manera incesante por la idea de que o se expulsa el PT del gobierno o Brasil explotará.”

En un artículo publicado en el diario argentino “Página 12”, Nepomuceno señaló que “en una sociedad tan poco politizada, más bien ignorante y fácilmente manipulable, esa palabra de orden funciona. Lo más probable es que centenas de miles de personas salgan a las calles pidiendo la expulsión sumaria de la presidenta. Los más moderados prefieren pedir su renuncia. O sea: no importa cómo, siempre que se vaya.”

En su opinión, lo que está ocurriendo –y como muchos otros espera una fuerte reacción de la Mandataria que hasta ahora no llega- es una “campaña destituyente”, similar a otras conocidas en América Latina. Ejemplos hay, pues los intentos se multiplican en Venezuela, Argentina y antes en Ecuador, Bolivia, Honduras y Paraguay.


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Clara Lídice Valenzuela García

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


guisver rolando
 25/3/15 20:48

mas claro ni el agua, detras de esto esta el gobierno de los Estados Unidos quien mas podria ser, cada dia que pasa se evidencia que no les conviene mas revoluciones en America Latina y cada vez hacen su guerra mas sucia, me pregunto ¿que papel juega la ONU, no se da cuenta de estas patrañas?, claro si la sede esta esta en su territorio, con que dinero se mantiene esta organización, bueno hasta cuando le permitiremos que el gobierno americano haga y desaga....

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