¿Cuál será la verdadera victoria de las presidenciales en Chile?

La exmandataria Michelle Bachelet se lanzó de nuevo a la liza electoral por la presidencia de Chile, una nación que deja atrás un gobierno de derecha que reprimió a sus opositores de manera brutal, recordando los tiempos de la barbarie golpista de Augusto Pinochet, el traidor que impuso el neoliberalismo aún presente en esas tierras andinas.

Bachelet, 61 años, del Partido Socialista, fue una de las víctimas de la dictadura pinochetista. Cuando salió de Chile se exilió en la República Democrática Alemana.  Cuando retornó, ya en la llamada época democrática, ocupó los ministerios de Salud y de Defensa antes de ser presidenta (2006-2010) y hasta marzo de este año fue Directora de ONU Mujeres en Washington.

Cuando concluyó su mandato, hace tres años —en el que poco hizo, o pudo hacer, para cambiar el panorama económico y social chileno—, resultaba imposible que la Concertación Nacional continuara en La Moneda. A cuatro gobiernos calificados de incompetentes, la población le dio un voto de castigo al elegir, en su sustitución, al derechista Sebastián Piñera, uno de los hombres más ricos de Chile, que durante su mandato no logró entenderse con los sectores estudiantiles y obreros que exigían una serie de medidas imposibles de cumplir al ser el Presidente juez y parte del gran capital.

La expresidenta, quien según analistas ocupará de nuevo el sillón presidencial en el Palacio donde murió Salvador Allende defendiendo sus ideales políticos, se presenta ahora por la coalición Nueva Mayoría, integrada por el Partido Socialista (PS) y el Partido Por la Democracia (PPD), el Comunista, entre otros.

La Concertación Nacional dejó como herencia la conservación intacta del neoliberalismo y la Constitución Nacional heredada del traidor Augusto Pinochet y sus secuaces civiles. Una gran parte de los seguidores del líder fascista están hoy bajo la saya de la llamada Unión Demócrata Independiente (UDI) y sus aliados partidarios de Renovación Nacional.

De acuerdo con la encuestadora Centro de Estudios Públicos (CEP), Bachelet triplica en intención de voto a Evelyn Matthei, su rival más cercana, por lo que se impondría en primera vuelta, aunque otras fuentes consideran que habrá una segunda ronda. El 17 también habrá renovación del Congreso Nacional y Consejeros regionales.

REVIVEN HISTORIAS DE LA DICTADURA

La postulada más cercana a Bachelet es la derechista Evelyn Matthei, 59 años, exdiputada, ex senadora, exministra del Trabajo de Piñera, y expresidenta de la derechista UDI en 1998. Ahora llega como candidata a la presidencia por esa organización, con el apoyo de otras de similar tendencia.

Al ser hijas de altos oficiales, Evelyn y Michelle fueron amigas en la niñez. El padre de Bachelet, Alberto, cumplió con la Constitución Nacional y hasta el último momento de su gobierno le fue leal al presidente Allende.

Bachelet y Fernando Matthei, los dos pilotos de guerra, coincidieron en su juventud en una base militar. Se gestó una estrecha amistad entre sus familias, pero luego los caminos se separaron.

Los Matthei vivían en el Reino Unido el 11 septiembre de 1973, cuando el General Augusto Pinochet derrocó mediante un golpe militar al gobierno constitucional de Allende, dando paso a un represivo régimen hasta 1990.

A su regreso a Chile, el general Matthei fue nombrado ministro de Salud y luego miembro de la Junta Militar. Su hija Evelyn continuó sus clases de piano en Inglaterra y colaboró en traducciones a la embajada de Chile en Londres.

Michelle Bachelet, en cambio, formó parte de la resistencia a la dictadura, ayudando a los perseguidos políticos. Fue detenida en 1975 por carabineros de la dictadura, y junto a su madre Ángela Jeria, trasladada a un centro de detención, donde la torturaron.

Las heridas del régimen pinochetista, que permanecen intactas en Chile aunque muchos expertos lo nieguen tras un supuesto olvido, salen de nuevo a la luz en esta contienda electoral.

¿QUÉ OFRECE BACHELET? 

Luego de cuatro años de un férreo gobierno de derecha, es innegable que el pueblo chileno desea una renovación política, y como mínimo colocar en lugar de Piñera a una persona que comprenda y actúe en consonancia con los graves problemas de esta nación, poseedora del 25 por ciento de las reservas de cobre a nivel mundial.

Para tratar de dejar atrás los descalabros de la Concertación Popular, Bachelet esgrimió como uno de los puntos fuertes de su campaña el impulso de la reforma tributaria con el objetivo de mejorar las pensiones de los adultos mayores, la salud pública y la educación, tres elementos sociales que durante años reclama la población y que ella no logró resolver en su mandato anterior.

Se conoce que el empresariado chileno le brinda su apoyo, tratando de alcanzar un pacto nacional. La Asamblea Constituyente es catalogada como el peor enemigo de la derecha económica y política, ya que una Constitución democrática —y el proceso de movilización y debate para su convocatoria—, pondrá fin a una desigualdad social vergonzosa.

Al quedar demostrado que la derecha es incapaz de asumir la nueva realidad chilena protagonizada por millones de personas en los últimos tres años en las movilizaciones sociales, en especial las estudiantiles, el empresariado decidió introducirse en las  maniobras políticas para imponer su estrategia de escuchar el descontento, subordinarlo al sistema y conceder cambios pequeños que dejan igual de desprotegida a la sociedad.

A lo que pudiera constituir un nuevo frente inédito en la política chilena, se han unido entre otros grandes grupos empresariales, la Confederación de la Producción y el Comercio (CPC), bastión de la derecha empresarial, hasta la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), gobernada por la alianza comunista-socialista-democratacristiana, factores principales de la Nueva Mayoría. 

Por supuesto, el empresariado impedirá la eliminación del neoliberalismo y lo oxigenará con nuevas formas, contrariando la voluntad popular.

Mientras, Bachelet repite sus promesas de campaña: Lograr una educación gratuita y de calidad —Chile es la nación suramericana que más cobra por los estudios universitarios: cinco mil dólares anuales— ha sido el centro de la batalla que desde hace cuatro años libra el estudiantado no solo universitario sino también de otros niveles, profesores y padres, sin que jamás se lograra un acuerdo con el presidente Piñera.

Según Bachelet, “Cuando tengamos la reforma tributaria, es decir, que quienes tienen más en Chile paguen lo que corresponde, con eso vamos a poder financiar la educación, la salud, pero también vamos a poder mejorar las pensiones de nuestros adultos mayores”, precisó.

En un mensaje que algunos politólogos califican de oportunista, la candidata de Nueva Mayoría también prometió “más especialistas y mas médicos en la salud pública, además de impulsar programas para mejorar la vivienda, y reponer los subsidios para la construcción, la ampliación, reparación y mantención”.

Pero lo que se espera de estos comicios es mucho más profundo, y al parecer ella posee conciencia del lugar donde pisa, lo cual sería demostrado en la práctica.

Hay predicciones que basan la votación espontánea de entre ocho y nueve millones de chilenos que decidirán los ganadores entre 1 928 postulantes a los diferentes cargos. Llama la atención, y ello habla de la inequidad de género en la nación austral, que sólo 378 de ellos son mujeres, aunque quizás la cifra final de las escogidas sea aún más reducida, indicó Gloria Requena, directora de Activa, una organización no gubernamental que elaboró un estudio nacional sobre la participación femenina en las elecciones.

Para la juventud chilena, el triunfo de Bachelet puede marcar un antes y un después en la historia contemporánea del país en muchos sentidos y según el rumbo que adopte su gobierno.

La líder del movimiento estudiantil del 2011, Camila Vallejo Dowling, ratificó hace pocos días que además de la asistencia a las urnas, el pueblo debe marcar en su boleta las palabras AC (Asamblea Constituyente), que es el único instrumento válido para redactar una nueva Constitución Nacional para reestructurar desde sus raíces el aparato socio-económico.

Vallejo, quien se presenta como candidata a diputada por el distrito 26 Comuna La Florida, se suma con esta petición a un amplio grupo de dirigentes estudiantiles que trabajan porque esta iniciativa sea el principal triunfo electoral.

La mayoría de las reclamaciones populares que han mantenido en jaque a Piñera podrían encontrar un camino expedito en una nueva Carta Magna y muchos esperan que Bachelet recoja el recado enviado por las grandes masas.

La campaña Marca tu voto, que no ilegaliza ni invalida la boleta, podría permitir a Bachelet convocar una Asamblea Constituyente —como se hizo en Venezuela, Bolivia y Ecuador, por ejemplo— para permitir el desarrollo de las fuerzas productivas y darle un vuelco socio-económico y político a la nación, en concordancia con el pensamiento socialista del finado Presidente Allende, eliminando los elementos aún presentes del golpismo fascista.