En México, donde aún existe una cultura machista fuertemente arraigada, que dos mujeres disputen la presidencia del país constituye hoy el elemento de interés en la arena política local, aun cuando las elecciones generales sean el 2 de junio del próximo año.
Hasta este mes, ya hay dos figuras conocidas del panorama político mexicano que presentaron sus candidaturas para la futura sucesión del presidente Andrés Manuel López Obrador, quien en estos momentos tiene un 65% de aprobación entre sus coterráneos.
Se trata de Claudia Sheinbaum, representante del oficialista partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), el Partido del Trabajo y el Partido Verde; y Xóchitl Gálvez, del Frente Amplio por Mexico (FAM), integrado por los conservadores Partido Acción Nacional (PAN), Partido Revolucionario Institucional (PRI) y Partido de la Revolución Democrática (PRD), que gobernaron el país durante décadas consecutivas.
¿Quiénes son estas dos mujeres que aspiran a ocupar la presidencia de un país con 126 millones 700 000 ciudadanos, de los cuales alrededor de nueve millones dejaron de ser pobres entre 2020 y 2022 durante el gobierno de la Cuarta Transformación de López Obrador (conocido como AMLO por el acrónimo de su nombre).
Sheinbaum ganó en las cinco encuestas realizadas por Morena, una interna, este mes. Estos resultados la situaron como aspirante a la primera magistratura. Fue seguida por el canciller Marcelo Ebrard, quien en desacuerdo con los resultados abandonó la agrupación izquierdista y ahora trata de inscribirse bajo otra tolda.
Para observadores, el proceso interno en Morena fue limpio. El presidente del Consejo Nacional de esa formación, Alfonso Durazo, leyó los resultados de las cinco investigaciones y precisó ante los asambleístas que “el análisis integral de estos datos nos permite concluir de manera inobjetable que la compañera Claudia Sheinbaum Pardo obtuvo el mejor posicionamiento para ser considerada como Coordinadora de los comités para la defensa de la Cuarta Transformación”. En consecuencia, se convirtió en aspirante a la primera magistratura.
La aspirante, de 61 años, de ascendencia judía, fue la primera fémina que ocupó la jefatura de gobierno de Ciudad de México hasta que se postuló para la presidencia. Es considerada una fiel seguidora de los principios de Morena y del mandatario. Su política izquierdista que promulga la libertad e independencia nacionales aun con un vecino tan poderoso e injerencista como Estados Unidos (EE.UU.).
Graduada de Física y maestra y doctora en Ingeniería en Energía, su primer cargo en la administración pública fue con AMLO. En el 2000 se convirtió en secretaria de Medio Ambiente de la Ciudad de México, cargo que dejó en 2006 para convertirse en vocera de la campaña presidencial de AMLO.
Sheinbaum trabajó en la conformación de Morena en el 2014, partido con el que ganó la delegación Tlalpan en las elecciones de 2015. Coordinó también el tema de gobierno y política para la elaboración del Proyecto de Nación 2018-2024 de López Obrador.
En 2018 ocupó la jefatura de la Ciudad de México, y el 15 de junio de este año dejó el cargo para participar en las encuestas de Morena, en las que le ganó, con 15 puntos de ventaja, a Ebrad.
Como contrincante de esta mujer que promete seguir los derroteros de quien considera su mentor, aparece la senadora opositora Xóchitl Gálvez, quien gusta de destacar sus raíces indígenas y su origen humilde. De ganar, impondría de nuevo las políticas discriminatorias y neoliberales que caracterizaron la política mexicana hasta la llegada de AMLO.
Gálvez, 60 años, ingeniera de profesión, era casi desconocida hasta su victoria en las internas del Frente Amplio. Creadora de empresas de construcción, mantiene una Fundación que apoya a comunidades de pobladores autóctonos en estado de vulnerabilidad.
Ingresó a la política en 2003 de la mano del expresidente panista Vicente Fox, quien la nombró directora de la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas. Intentó ser gobernadora de su Hidalgo natal en 2010, pero quedó en segundo lugar con la coalición PAN-PRD.
Por las posiciones políticas mostradas en sus cargos, hay una gran diferencia de pensamiento entre una y otra candidata, aunque algunas voces, como la de la analista Palmira Tapia, considera que podría esperarse una forma diferente de gobernar de cualquiera de las dos, pues en la cotidianeidad las mujeres hacen una diferencia en cuanto a las prioridades en las funciones que asumen.
Hasta ahora, ninguna se pronunció sobre un tema que es una herida en la sociedad mexicana: el alto número de feminicidios a diario. Datos oficiales indican que por lo menos 10 mujeres son asesinadas cada día en el país, casi siempre por exparejas, en asaltos, secuestros e intentos de violación. Existe una expectativa entre los votantes para conocer cuáles serán sus posturas respecto a la política de género, ya que las últimas iniciativas oficiales no lograron ni siquiera disminuir la violencia contra las mujeres.
Aunque se conoce que, por sus convicciones políticas poseen diferentes posiciones respecto a la estructura socio-económica del país, todavía las candidatas no se han pronunciado acerca de sus programas de gobierno. Pero gane quien gane, el duelo entre estas dos mujeres es histórico, porque nunca ha habido una presidenta mujer en México, aunque nada está dicho aún sobre la aparición de un aspirante que dé alguna sorpresa en el tablero mexicano.
En opinión del experto en comunicación política Luis Antonio Espino, ya ellas ganaron, pues “ambas tuvieron que enfrentar y derrotar un sistema hecho por y para hombres. Que dos mujeres se hayan abierto camino en este deporte de contacto tan rudo como es la política mexicana tiene un gran mérito que hay que valorar”.
Faltan aún nueve meses para las elecciones y puede haber novedades de cara al próximo año. El Movimiento Ciudadano, una formación gobernante en dos de los estados con las economías más fuertes del país, todavía no ha designado su candidato, el que será conocido en diciembre próximo. Hay otras seis personas que están en proceso de recogida de las firmas necesarias para inscribirse en las boletas para la presidencia y otros cargos en disputa.
Se estima que más de 95 mil de mexicanos irán a las urnas a elegir al sucesor de AMLO. El 2 de junio también se elegirán más de 20 mil cargos, entre ellos 128 senadores y 500 diputados federales, así como los integrantes de 31 congresos locales.
Están también en juego ocho gobernaciones, cinco de ellas en manos de Morena; dos del PAN, y una de MC y del Partido Encuentro Solidario. Además, se elegirán nuevos dirigentes de las 16 alcaldías en la Ciudad de México; nueve lideradas por la oposición y siete por Morena.
El sexenio del izquierdista líder de Morena será el más corto desde el gobierno del General Lázaro Cárdenas (1ro. de diciembre de 1934 al 30 de noviembre de 1940), pues la alteración político-electoral de 2014 modificó las fechas de entrega-recepción de los poderes. Ese cambio estableció que la transición del poder Ejecutivo se realizara el 1ro. de octubre y no el 1ro. de diciembre, como ha ocurrido hasta ahora. Ello determina que el Ejecutivo federal gobernará exactamente durante 2 131 días.
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