martes, 24 de septiembre de 2024

Emigración: el candado y la llave

La emigración hacia Estados Unidos, fue un paliativo económico para casi toda Europa occidental...

Jorge Gómez Barata en Exclusivo 14/08/2014
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Ante cada puerta cerrada hay un diálogo imprescindible entre la llave y el candado que da lugar a acciones concertadas, las cuales facilitan o cierran el acceso. Así debería ocurrir con la emigración desde México y Centroamérica Estados Unidos.  

La emigración hacia Estados Unidos, la mayor economía y el mayor mercado laboral del mundo, fue un paliativo económico para casi toda Europa occidental. Lo que antes significó para irlandeses, italianos, griegos y otros ingresar a Norteamérica, lo es hoy para mexicanos y centroamericanos.

Al absorber importantes volúmenes de fuerza de trabajo y aportar divisas por concepto de remesas en rangos de hasta el 20 por ciento del PIB, la emigración se ha colocado entre las principales ramas de la economía nacional de esos países. Lo correcto y lo racional es adoptar las medidas y las políticas pertinentes para aprovechar las oportunidades, y evitar las confrontaciones.

En ese entendido la emigración ilegal, los indocumentados, y más recientemente los menores no acompañados, hechos que en conjunto favorecen un clima del cual se aprovechan los traficantes de personas, drogas, armas, el crimen organizado, y extorsionistas a ambos lados de las fronteras, crea a países y emigrados más problemas de los que les resuelve.

El auge de tales situaciones refuerza las posiciones de quienes en Estados Unidos rechazan la emigración, dificultan la solución a la situación de los millones de indocumentados, y distrae la atención de quienes trabajan por encontrar soluciones, incluido el presidente Obama, que infructuosamente trabaja por una Reforma Migratoria.

Estados Unidos, que no puede prescindir de los emigrantes, necesita con urgencia una reforma migratoria y orden en sus fronteras, mientras México y Centroamérica requieren que la emigración continúe o se incremente, y que  sus nacionales en Norteamérica disfruten de los derechos de los que allí viven, y prosperen laboral y económicamente. Un empeño así necesita de entendimientos y concertaciones.  

Aunque la emigración es el más relevante de los indicadores demográficos de los Estados Unidos, y un factor económico de extraordinaria importancia, en la sociedad norteamericana siempre han existido sectores que por diferentes razones quisieran limitarla, tendencia incrementada por el auge del extremismo neo conservador, que pretende echar llave al país, cerrar las puertas, impedir la emigración o regularla, de modo que sólo determinadas categorías de personas pudieran beneficiarse de ellas.

No se trata de una novedad sino de un debate que ha acompañado la evolución de los Estados Unidos y que, en un saldo general de carácter histórico, ha sido ganado por quienes favorecen las actitudes más liberales y consecuentes. En 1790, la ley limitó el derecho a la naturalización a las personas “blancas libres”.

Setenta años después la Guerra Civil y el fin de la esclavitud permitieron a los negros llegados del extranjero naturalizarse como residentes y ciudadanos norteamericanos, cosa que más tarde se hizo extensiva a los asiáticos y personas de todos los países, razas, y condiciones.

En 1965 la Ley de Inmigración y Nacionalidad, conocida como Hart-Sótano, abolió las cuotas por origen nacional, concediendo idénticos derechos a las personas de todos los países. Como resultado de esto cambió la emigración europea que en 1960 representaba casi el 60 por ciento, y en el 2000 se había reducido a la mitad. Con los hispanos ocurrió lo contrario.        

La reciente reunión del presidente norteamericano Barack Obama con los mandatarios de Honduras, Guatemala, y El Salvador para tratar temas migratorios fue un hecho sin precedentes y de la mayor significación, que debe ser aprovechado para intentar pasos decisivos en la dirección correcta.

Sumar a México, en realidad “el pollo del arroz con pollo”, adoptar medidas y formular propuestas son elementos de una estrategia correcta. En cualquier caso. Allá nos vemos.


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Jorge Gómez Barata

Profesor, investigador y periodista cubano, autor de numerosos estudios sobre EEUU. y especializado en temas de política internacional.


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