El presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, anunciará este lunes si continúa o no al frente del ejecutivo. Ello, luego de que comunicara a mediados de semana la cancelación de sus eventos oficiales tras conocerse que un juez provincial de Madrid había accedido a evaluar acusaciones de corrupción lanzadas por un grupo de derecha contra su esposa, Begoña Gómez.
Sánchez, de 52 años, a través de su cuenta oficial en la red social X, publicó una carta a la ciudadanía en la que lamentó la persecución que desde los sectores más conservadores de la política española sufre su ejecutivo y señaló a Pedro Abascal (Vox) y a Alberto Feijoó (Partido Popular) como los principales responsables.
“Necesito parar y reflexionar. Me urge responderme la pregunta de si merece la pena (…) si debo continuar al frente del Gobierno o renunciar a este alto honor”, escribió el mandatario, por añadidura, una de las principales figuras del Partido Socialista Obrero Español (PSOE).
La denuncia llegó de parte de una organización llamada Manos Limpias, marcada por la polémica porque su fundador, el ultraderechista Miguel Bernad, ha ganado notoriedad a base de presentar acusaciones judiciales sobre supuestos casos de corrupción política que con frecuencia han acabado archivados; y por verse implicado en varios procedimientos penales por extorsión.
Así, Begoña Gómez, compañera de Sánchez desde hace más de 20 años y con un perfil caracterizado por la sobriedad y la discreción, ahora se ubica en el foco de los posibles futuros cambios políticos del país. Graduada de Marketing y con un master en administración de empresas, a partir de 1999 comenzó a trabajar de asesora de entidades y negocios de la talla de Amnistía Internacional, Intermón Oxfam, Deutsche Bank u Old El Paso. También codirigió un Máster en la Universidad Complutense sobre captación de fondos, pero, antes, dirigió el Africa Center de la universidad privada IE.
Este último, lugar desde el cual se le atribuyen las supuestas irregularidades de las que se le acusa. De acuerdo con la denuncia, Gómez, “prevaleciéndose” de su relación con el jefe de Gobierno, “habría recomendado o avalado por carta de recomendación con su firma a empresarios que se presentan a licitaciones públicas”.
Asimismo, la imputación también refiere que la corporación empresarial Globalia, una de las instituciones beneficiadas con ayudas públicas, por medio de la aerolínea Air Europa, de la que es propietaria, había destinado unos 15 mil euros anuales para los vuelos de Gómez y sus asesores.
- Consulte además: Pedro Sánchez se mantiene en la presidencia pero, ¿a qué costo?
De esta forma, ante un escenario sin precedentes para España y al borde de una crisis política, se avizoran tres escenarios posibles. Si Sánchez renuncia, el rey Felipe VI tendría que consultar con los líderes de los partidos representados en el Congreso de los Diputados para ver si algún político puede conseguir el apoyo necesario para formar gobierno. El PSOE aún pudiera permanecer en el ejecutivo, aunque se antoja muy poco probable.
Otra opción pasa por la posibilidad de que el dignatario se enfrente a un voto de confianza en la cámara baja, que podría ganar con mayoría simple en base al respaldo que ya tiene. Lo que representaría un golpe de autoridad antes de las elecciones en Cataluña en mayo y las del Parlamento Europeo en junio.
O, de lo contrario, se podrían convocar elecciones anticipadas, aunque el parlamento no podría ser disuelto antes del 29 de mayo por orden constitucional.
No obstante, en cualquiera de las variantes, quedarían colgadas propuestas legislativas de peso, entre ellas, el reconocimiento de Palestina como un estado de pleno derecho, un acuerdo con Gran Bretaña sobre el estatus de Gibraltar y otro para otorgarle la amnistía a los separatistas catalanes que promovieron la campaña independentista en 2017.
Aun cuando no pocos enemigos del PSOE hablan de una estrategia política de Sánchez para afianzar apoyos, visto lo visto, nada parece más alejado de la realidad. Lo cierto es que la cuarta economía de la Unión Europea suscita no solo una inestabilidad bastante desalentadora para los intereses del Viejo Continente como bloque, sino que también pone en tela de juicio a uno de los líderes de la socialdemocracia con más tiempo en el poder.
De ahí que el PSOE y movimientos de izquierda de la nación ibérica y de resto del mundo se hayan solidarizado e intenten presionar mediante manifestaciones multitudinarias y declaraciones públicas para que se mantenga al frente del Palacio de la Moncloa. Sin embargo, los grupos conservadores y la derecha en sentido general ya han olido la sangre y saben donde hacer daño, incluso, a uno de los presidentes españoles más resilientes de los últimos años.
Sánchez, que viene de armar en noviembre una coalición formada por partidos pequeños y regionales para alargar por cuatro años más su presencia en el poder, si algo debe reconocerle a la oposición es el empeño por hacerle insostenible su gobierno.
Pero, en el trasfondo de todo ello, queda en evidencia una vez más la incapacidad de una izquierda maquillada y pasiva ante el avance del inescrupuloso conservadurismo. “La máquina del fango”, expresión que empleara el escritor italiano Umberto Eco para explicar cómo se puede dañar una imagen política desde la información, lleva ya demasiado tiempo en marcha. Y, a estas alturas, nadie la detendrá.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.