Los gobiernos de Venezuela y Colombia, enfrascados en las soluciones a temas usuales, interrumpidos por el expresidente derechista Iván Duque, abrieron de nuevo su zona fronteriza común, una decisión que medios políticos consideran crucial para el fortalecimiento de las recién reanudadas relaciones bilaterales.
El 26 de septiembre pasado marca un derrotero en los vínculos diplomáticos que, días antes, habían restablecido las dos naciones suramericanas, rotas por Caracas en 2019, luego que Duque reconociera como presidente legítimo de Venezuela al exdiputado derechista Juan Guaidó, y cediera su territorio para un continuo acoso, militar en especial, al vecino país.
Desde las áreas fronterizas, que comprenden 2 229 kms, grupos delictivos colombianos y mercenarios pagados por Estados Unidos (EE.UU.) atacaron a militares que custodiaban el suelo bolivariano y cometieron fechorías de diverso tipo, entre ellas el intento de magnicidio de su legítimo dignatario Nicolás Maduro. Asimismo, robaban combustible y hostigaban a los habitantes de comunidades cercanas a los pasos.
En un ambiente festivo, delegaciones de ambos países se reunieron en el puente internacional que se alza sobre el río Táchira. Del lado colombiano asistió Petro, el primer presidente de izquierda en dos siglos de República, y promotor del deshielo bilateral. Por Venezuela acudió Ramón Velásquez Araguayán, ministro de Transporte.
En aquel momento, el excandidato del Pacto Histórico precisó que se trataba de un “símbolo de unidad que nunca debió cerrarse”.
En declaraciones a la prensa aseguró que “la globalización antes que nada es comercio y unidad entre vecinos”.
Maduro celebró las nuevas disposiciones, que traerán beneficios a las dos partes, pues hay, afirmó, “un mercado gigantesco de 45 000 000 de habitantes en Colombia” al cual la nación bolivariana, en recuperación económica, podrá presentar su oferta exportadora en crecimiento.
En su criterio, los vecinos poseen “productos de gran calidad que siempre compramos, distribuimos y consumimos, y nosotros ahora, cuatro años después, estamos también produciendo, con una oferta exportadora excelente para el pueblo de Colombia”.
El ministro Velásquez Araguayán esclareció durante la celebración en la frontera que “deseamos (en referencia a su gobierno) que no haya nunca más la intención de cierre, que sea permanente y que sea una línea imaginaria”.
Las fronteras que unen ciudades constituyen una referencia económica de los dos países. La conflictiva relación bilateral ocurrió y se prolongó desde los dos gobiernos de Álvaro Uribe –fundador de las bandas paramilitares cuando era gobernador de Antioquia-, luego Juan Manuel Santos, con menos tensiones, y al final Duque, un monigote de Washington que hizo de la política de odio contra Venezuela uno de los pilares de su administración.
- Consulte además: Venezuela imprescindible para lograr la paz en Colombia (+Audio)
La apertura de los caminos es posible, ante todo, al triunfo en Colombia del izquierdista Gustavo Petro, el pasado 19 de junio y presidente desde el 7 de agosto, quien en su campaña electoral anunció que si ganaba revertiría los daño causados a los vínculos bilaterales, retomaría las relaciones diplomáticas y daría solución al tema fronterizo.
Petro y Maduro tomaron también en consideración, a la hora de las decisiones, el tránsito de personas en las dos direcciones.
Petro y Maduro coinciden en la necesidad de fortalecer las relaciones bilaterales, antes reducidas a nivel mínimo por la postura ofensiva del expresidente colombiano Iván Duque. (Tomada de El Universal)
Colombia es la nación a la que han llegado más venezolanos, desplazados por la hasta ahora peliaguda situación económica interna, resultante del acoso constante de EE.UU. que robó sus activos bancarios, bloqueó su comercio, sancionó, la calificó de amenaza a su seguridad nacional, y financió la contrarrevolución interna.
La organización Migración Colombia estimó, en febrero pasado, que la cifra ascendía a 2 500 000 personas.
Mientras, en Venezuela los datos son inexactos, según referencias de organizaciones especializadas.
El presidente Maduro considera que viven más de 4 600 000 colombianos en Venezuela, pero aunque hubo un auge migratorio cuando triunfó el fallecido presidente Hugo Chávez en 1992, la cifra se redujo en la medida que EE.UU. implantó su plan desestabilizador y la situación económica se hizo insostenible para muchos.
La reapertura de las fronteras entre Colombia y Venezuela llega acompañada de un incentivo económico considerable para los dos países (Tomada de Telesur).
Analistas coinciden en que la unidad con Venezuela demuestra el nuevo carácter político de Colombia, convertida por los anteriores regímenes derechistas como punta de lanza contra su vecina y su sistema socialista de gobierno.
Además de que eleva el prestigio de Maduro, a quien EE.UU. intentó aislar por su distanciamiento ideológico.
Petro también está consciente de que Venezuela es clave para animar al sector privado exportador colombiano, para proveerse de gas a medida que aplique su propuesta de no perforar más pozos, y para la negociación con la guerrilla activa del Ejército de Liberación Nacional (ELN) con la que esta semana se celebraron reuniones en Caracas en busca de un acuerdo de paz.
Como ocurrió durante las conversaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), que culminaron con el Acuerdo de Paz en 2016, Venezuela y Cuba ahora también actuarán como garantes del proceso.
Algunos medios internacionales consideran que este sería el primer paso para materializar el criterio de Petro de “paz total” en su país, garantizado, al menos en el caso de las guerrillas, con la activa diplomacia venezolana.
MUCHAS CONSECUENCIAS TRAE LA FRONTERA
Además de las consecuencias políticas y de seguridad nacional, la normalización del trasiego entre los dos países representa un impulso al tema económico. La ruptura diplomática trajo consigo también el cierre de las conexiones aéreas y abatimiento del comercio bilateral, que pasó de un pico de 7 000 millones de dólares en 2008 a menos de 400 000 000 en 2021.
El primer vuelo comercial directo entre las dos capitales nacionales luego de tres años y medio y la remoción de pesados contenedores y barreras que bloqueaban los puentes fronterizos indicaron también el renacimiento de esfuerzos conjuntos de integración regional.
La postura de Petro demostró a Washington que el aislamiento en que mantiene a Caracas es un experimento ineficaz, al igual que hace con Cuba y Nicaragua.
Para el politólogo colombiano Fernando Posada, la movida diplomática del senador y exalcalde de Bogotá también está dirigida a fortalecer la unión regional con el regreso de Venezuela y Chile a la Comunidad Andina de Naciones (CAN).
El pasado 29 de agosto se reunieron en Lima, capital de Perú, los mandatarios de la CAN: Petro, Luis Arce (Bolivia), Guillermo Lasso (Ecuador) y el anfitrión Pedro Castillo. En la cita quedó evidenciada la necesidad del retorno de los dos socios e incluso que se agregue a Argentina como nuevo candidato.
“Debemos ser más poderosos, juntar más voces, volver al primer escenario de la CAN, cuando ellos (Chile se retiró en 1976 y Venezuela en 2006) integraban este instrumento. Si Argentina se acerca, mejor; entre más voces juntemos, pongamos de acuerdo e integremos, mejor”, afirmó el líder colombiano.
Las palabras no cayeron en saco roto. El 13 de septiembre, en un foro del Banco de Desarrollo de América Latina, la vicepresidenta venezolana, Delcy Rodríguez, anunció el retorno de Venezuela a la CAN y dijo que “la reapertura de las relaciones con Colombia es la oportunidad de retomar este mecanismo de integración a través de un acuerdo mutuamente ventajoso”.
En otro momento de análisis con los colombianos, Rodríguez se reunió el pasado miércoles con las autoridades vecinas de Industria, Turismo y Comercio Exterior para repasar la agenda de cooperación conjunta.
De acuerdo con medios de prensa, la vicepresidenta recibió al ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, Germán Umaña, y al viceministro de Comercio Exterior, Luis Felipe Quintero, para “avanzar en un plan de trabajo en diversas áreas, fortalecer la cooperación binacional e impulsar el dinamismo comercial”.
Los reportes desde Venezuela indican que las partes acordaron “reforzar a los municipios fronterizos como puntos de integración, que no solo favorecerá al estado Táchira, sino el occidente del país y la frontera en común”.
La CAN reúne 114 millones de habitantes, con un Producto Interno Bruto (PIB) anual de 580 000 000 de dólares, una deuda externa de 300 000 000, y exportaciones por 136 400 000 en 2021, de los que solo 8 667 000 se dirigieron a los otros países de la subregión.
Ese volumen se incrementaría con el regreso de Venezuela. Los exportadores colombianos se frotan las manos ante la perspectiva de facturar más de 1 000 millones de dólares a clientes venezolanos este año y al menos quintuplicar la cifra para cuando Petro concluya su mandato en 2026.
En 2021 Colombia hizo ventas a Venezuela por 330 000 000 de dólares, principalmente azúcar, sacarosa, confitería, medicamentos, textiles y calzados; y Venezuela, por apenas 60 000 000 de dólares, colocó metanol, alambrón de hierro, peróxido de hidrógeno, camarones congelados, sacos y talegas.
Históricamente, los intercambios entre Colombia y Venezuela fueron el motor de la integración comercial andina y su frontera la más viva de la subregión.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.