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sábado, 23 de noviembre de 2024

Inseguridad alimentaria en América del Sur: ¿qué país encabeza la lista?

La Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO) alertó que ese país alcanzó el primer lugar del podio de la inseguridad alimentaria en América del Sur ya que el 51,7% de su población “carece de acceso regular a suficientes alimentos”...

Dacil Lanza en Nodal 30/08/2024
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Inocuidad de los alimentos
la desnutrición crónica, especialmente en menores de 5 años, creció del 11,5% en 2023 al 12,2% en lo que va del año.

Perú publicó esta semana los datos oficiales de desnutrición del primer semestre de 2024 y el resultado podría sorprender a los que suelen poner a ese país sudamericano como modelo económico de estabilidad a seguir: la desnutrición crónica, especialmente en menores de 5 años, creció del 11,5% en 2023 al 12,2% en lo que va del año. Las cifras en realidad no deberían sorprender a nadie. Hace solo unas semanas, la Organización de la ONU para la Alimentación y Agricultura (FAO) alertó que Perú alcanzó el primer lugar del podio de la inseguridad alimentaria en América del Sur ya que el 51,7% de su población “carece de acceso regular a suficientes alimentos”.

El país andino suele ser mencionado como ejemplo de estabilidad basada en una macroeconomía sin turbulencias, que suele no hacer foco en la realidad cotidiana de la población. Por eso, los números de la micro están lejos de ser un ejemplo para la región, como lo confirmó por estos días el mismo Gobierno cuando dio a conocer datos críticos de 2024 sobre la alimentación de la población y cómo afectan especialmente a los niños en sus etapas más críticas de crecimiento. Según la Encuesta Nacional de Demografía y Salud (Endes) 2024-I, que comprende el primer semestre y es elaborada por el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI), la desnutrición crónica escaló entre los niños menores de 5 años, al pasar de 11,5% en el año 2023 a 12,2% en el primer semestre de este año. Son números que no se veían desde 2019.

“Esto es grave porque el 80% del cerebro se forma hasta los 3 años. Si el niño tiene desnutrición crónica hasta esa edad, no va a haber una conexión neuronal adecuada, no va a tener un buen desempeño cognitivo y el niño va a tener un compromiso en todo su desarrollo”, explicó la nutricionista Jessica Huamán, vocera de la organización peruana Plataforma de Seguridad Alimentaria, citada por el diario La Razón.

El tema de la alimentación en Perú pasó a dominar la escena después de que la FAO publicara que Perú es el país con la mayor prevalencia de inseguridad alimentaria en América del Sur. Según el informe “El estado de la seguridad alimentaria y la nutrición en el mundo”, el 51,7% de la población peruana tiene inseguridad alimentaria moderada o severa, lo que equivale a decir que aproximadamente 17.6 millones de personas “carece de acceso regular a suficientes alimentos inocuos y nutritivos para un crecimiento y desarrollo normales”. Son números que están muy por encima del promedio sudamericano. En 2023, este promedio se ubicó en 36,4%.

Ya en junio, especialistas del Centro Peruano de Estudios Sociales (CEPES) habían publicado un análisis de lo que denominan la “engañosa reducción de la pobreza peruana”, en medio de indicadores de crecimiento y estabilidad económica de los últimos años. “¿Por qué los buenos años de crecimiento no permitieron una mejora sostenida del bienestar?”, se preguntó el investigador Miguel Castillo Pintado, miembro de dicho centro, y citó al economista indio-estadounidense Jagdish Bhagwati para hablar de un tipo de crecimiento que lejos de llevar a un mayor bienestar social, causa su deterioro. Lo bautizó como “el crecimiento empobrecedor”.

Ayuda contra el Hambre (OXFAM, por sus siglas en inglés) de antes de la pandemia de Covid-19 sobre la riqueza y la desigualdad en el Perú para explicar su premisa: “Resaltan tres hallazgos importantes: (i) un aumento de la riqueza, (ii) la ampliación de la desigualdad y (iii) una reducción sostenida de la productividad laboral. Es decir, que los años de crecimiento no solo ampliaron las desigualdades, sino que deterioraron la fuerza laboral en el país.”

Además, recuperó otro informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de la época de la pandemia y concluyó que “las cifras más dramáticas” correspondieron a la vulnerabilidad laboral y financiera. En la primera, ”se corroboró que, en más de la tercera parte de los hogares peruanos, aun sumando todos los ingresos familiares, no se superaba la remuneración mínima vital”, mientras que en la segunda, “se verificó que el 30% de los hogares peruanos no contaba con ahorros».


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Dacil Lanza


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