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lunes, 23 de diciembre de 2024

La carta de la provocación

A tono con los deseos de su líder máximo, la OTAN sigue atada al carro de la rivalidad frente a Rusia...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 29/10/2013
1 comentarios
Sistemas antimisiles estadounidenses
El Kremlin considera que los sistemas antimisiles norteamericanos son una amenaza para su seguridad.

Los extintos dirigentes “europeístas” al estilo del francés Charles de Gaulle deben saltar de ira en el campo santo.

Apegados a una alianza comedida y cautelosa con los Estados Unidos, y partidarios de mayores cuotas de independencia política, económica y militar con respecto al socio norteamericano, semejantes figuras trinarían hoy frente al neto papel de segundón que asume el Viejo Continente con respecto a los descendientes de las ex Trece Colonias británicas.

Y es que de un buen tiempo a estas fechas, Europa solo ha quedado para suscribir los planes de la primera potencia capitalista, y servir de instrumento a su empeño por transformarse en el ombligo de la humanidad.

La participación europea en las guerras de conquista en los Balcanes, Afganistán e Irak, así como en las aventuras en Libia y ahora contra Siria, indican ese declive de autonomía, junto al hecho de apoyar el despliegue universal del sistema antimisiles Made in USA, que intenta otorgar a los sectores reaccionarios norteamericanos la opción de utilizar armas nucleares contra sus pretendidos oponentes sin el riesgo de una respuesta de los agredidos.

Y en ese último y contencioso aspecto, Europa Occidental llega a entorpecer incluso sus vínculos con la contigua Rusia, considerada por los círculos imperiales de poder como uno de los blancos estratégicos de la también llamada “sombrilla atómica”.

En consecuencia, por estos días Moscú y la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, reiteraron públicamente sus diferencias con respecto a la instalación del sistema antimisiles norteamericano, que el Kremlin, con toda lógica, considera una seria amenaza a su seguridad e integridad.

Según Moscú, se hace necesario “recibir garantías jurídicamente vinculantes de que el sistema de defensa antimisiles no está dirigido contra Rusia”, pero los Estados Unidos y sus socios europeos niegan esa posibilidad y ofrecen resistencia a las propuestas rusas de establecer un programa de vigilancia compartida, si en verdad se trata de “evitar acciones nucleares de corte terrorista”, tal como alegan el padre y sus comparsas al “definir” los objetivos de la controvertida criatura.

Si a eso se suman noticias como el anuncio de la realización en 2015, en los territorios de España, Portugal e Italia, de los mayores ejercicios bélicos de la OTAN desde que finalizó la Guerra Fría, entonces no puede ser más justificada la inquietud del Kremlin.

Entre diez mil y veinte mil efectivos “aliados” tomarán parte en esos juegos militares, que, según fuentes de la OTAN, intentan reforzar los vínculos combativos de la alianza, a la vez que probar la efectividad de sus destacamentos de respuesta rápida para intervenciones en diferentes regiones del orbe.

Simulacro que, por demás, estará precedido por los programados por las tropas otanistas para este noviembre en la región del Mar Báltico, sobre la frontera norte-europea de Rusia.

Se justifica entonces que Moscú dedique importantes esfuerzos a reforzar sus defensas con la modernización y ampliación, por ejemplo, de los sistemas de detección de movimientos enemigos, y la construcción de nuevas y más efectivas torres de rastreo de largo alcance.

O que trabaje para convertir en operativo en los próximos años el misil intercontinental “Voievoda” que, consideran los propios especialistas occidentales, “superará en potencia a todos sus análogos existentes en el mundo, y será más eficaz para contrastar el sistema global de defensa anti-misiles estadounidense en Europa”.

O que ya planifique el cercano despliegue de sus baterías anticoheteriles SS-500, las cuales, según expertos de varias latitudes, “se adelantan en unos quince a veinte años a las tecnologías similares de que dispone cualquier adversario potencial de Rusia”.

Noticias que, a la vez que muestran como las posibles víctimas no descuidan su necesaria defensa, hablan además de los peligros mortales que siguen imponiendo al planeta aquellos que se han creído las historietas de “razas elegidas”, y los que han decidido sumarse irracionalmente a tamaño absurdo.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista

Se han publicado 1 comentarios


María Teresa
 29/10/13 10:45

En qué pararan estos conflictos? Hasta cuándo tanta contienda?

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