Enero no le deja despejada la agenda a sus sucesores. Inquietantes acontecimientos concluyen sin avance reconocible para resolver los peores problemas de la actualidad: Egipto, que anuncia elecciones pero dentro de una atmósfera muy intoxicada. Irak, donde tampoco se sabe cuándo y cómo va a concluir la ola de atentados y las divisiones confesionales y políticas incitadas por los ocupantes norteamericanos.
Las negociaciones sobre Siria, (la llamada Ginebra II) apenas entrevé algunos acuerdos tácticos para un intercambio de prisioneros pero es tema que, también, huele mal, sobre todo tras la aparición de un informe encargado por el emirato de Qatar denunciando torturas a prisioneros supuestamente ejecutadas por el ejército sirio. Otro misterio por ubicar en el contexto sustantivo del sangriento episodio que ya dura 3 años.
Para estemartes 28, está prevista una especie de cumbre entre Rusia y la Unión Europea que, según los anuncios, definirá la índole y los alcances de las relaciones entre Moscú y Bruselas. Varios augurios apuestan porque Ucrania se robará la preeminencia en los posibles temas pendientes.
Ante todo porque la jefatura del pacto comunitario acusa a Moscú por la negativa de Kíev a firmar el acuerdo comercial que les propusieron. En teoría, solo en teoría, insisto, asumir esa facultad soberana por parte del gobierno Yanukovich, es la razón del conflicto. Valga recordar que reducir las razones de un problema no lo evita ni soluciona. Muchos prefieren ignorar el precepto.
El asunto es que por raro que parezca, la situación interna de Ucrania es uno de los factores que intervinieron en las turbulencias de los mercados que acaban de ocurrir de norte a sur y este a oeste. Así lo estima el famoso economista Nouriel Roubini, el mismo que vaticinó el estallido de la burbuja inmobiliaria norteamericana del 2007, que a su vez desata la crisis global.
El experto fue uno de los académicos participantes en el foro de Davos. Parece que no le prestaron las debidas atenciones, pues no trataron el caso en los espacios mediáticos. Resulta que la clasificada como una pequeña tormenta perfecta, fue explicada por Roubini quien citó factores netamente financiero-económicos que influyeron en el hecho, pero de igual forma, también hizo referencia a casos como el de Ucrania. El conjunto, según continúe repitiéndose, asevera el experto, tiende a concluir acabando con el sistema imperante.
El economista asegura que “si el curso de la economía mundial no cambia, el capitalismo puede autodestruirse”. Comparó la situación presente, encabritada por un tratamiento erróneo de la crisis, con la tesis marxista referida a que cuando “los beneficios crecen demasiado en comparación con los salarios, el consumo no será suficiente y el capitalismo va a anularse a sí mismo”. "(…) Creo que la visión de Karl Marx es tan útil hoy como lo fue hace 100 años", dijoRoubini, en una entrevista.
Y como significativos personajes del mundo empresarial y político, estuvieron comparando en Davos el actual año con el de 1914, fecha en la cual fue iniciada la primera guerra mundial, se establecieron inmediatas especulaciones.
Sobre esa eventualidad el semanario británico The Economist publicó un artículo bajo el título 'Mirando atrás con miedo', donde se estima que está por ocurrir un conflicto planetario parecido al de ese período del pasado siglo y a corto plazo. Explican en ese rotativo, que el papel desempeñado por Gran Bretaña entonces, lo ocupará ahora Estados Unidos, pues, a semejanza de su antiguo mentor, Washington es hoy “una superpotencia menguante incapaz de garantizar la seguridad mundial”.
Las presunciones sobre dónde estará el punto ígneo que detone trancetan temible, son diversas. Unos dirigen su mirada hacia el Medio Oriente, otro saluden a los frenéticos acontecimientos en Ucrania y el influjo desde Washington y naciones desarrolladas de Europa, para, en lugar de darle bases a una solución practicable, alimentan el desorden y la violencia, en el entendido que ello concluirá perjudicando a Rusia. Por eso lo aludido a la posible deriva en la anunciada reunión entre Bruselas y el Kremlin.
El criterio de que una guerra a escala mundo se desate, como recurso para evitar el anunciado desenlace, parece tener fundamento y que se estén azuzando conflictos tan enconados, pudiera ser otro paso en ese camino. Con arsenales atómicos y tanta ausencia de ética, resulta insensato, suicida,lo que siempre fue y es indeseable.
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