Las erupciones independentistas ¿sobrevivirán?

Las intenciones independentistas en variados territorios del mundo no es un fenómeno novedoso, ni en estos tiempos ni en anteriores. Proyectos independentistas abundan por toda Europa,  se calculan alrededor de 40.

De los más mencionados recientemente aparecen Escocia y Cataluña, ambas regiones convocaron a las urnas en busca de definiciones. El ‘no’ escocés dado el pasado septiembre, fue un golpe directo a la mandíbula de los esperanzados en conquistar la soberanía. Para los catalanes que tenían previsto su referéndum el próximo 9 de noviembre les cayó un balde de agua fría.

Si los primeros en votar hubieran obtenido victoria le podrían haber dado un boleto de referencia para las votaciones en esta autonomía española y hasta salir, quien sabe, con lauros.

Pero no sólo se le puede achacar al revés escocés, la interferencia que se suscitó en Cataluña para celebrar el referéndum. De más está decir que tampoco el gobierno de Rajoy se iba a quedar con los brazos cruzados máxime conociendo su disconformidad con dividir España, porque hay otras autonomías con las mismas intenciones y esto pudiera traer una avalancha imparable.

Así que  el gobierno central con el conservador primer ministro, Mariano Rajoy, del Partido Popular (PP), puso toda su maquinaria en movimiento para impedir la consulta. Políticos y estudiosos, opuestos a la separación revisaron cuantos documentos legales existen para justificar que “de acuerdo con la ley que todos nos hemos dado, la única nación es España y es indisoluble. Y por lo tanto, la soberanía pertenece al conjunto del pueblo español y no puede pertenecer a una parte sobre un territorio determinado”. Dicho y hecho quedó en suspenso la consulta del próximo noviembre, por no tener base jurídica que la sustente, según afirman los del gobierno.

Con estas armas puestas en manos de la justicia, unos días atrás hicieron el anuncio de la decisión del Tribunal Constitucional español, de la suspensión cautelar del plebiscito. Algo, que por cierto, puso muy contenta a la Unión Europea (UE), que finalmente respiró con alivio porque la secesión dejaría fuera de la UE a los catalanes, ya que algunas normas señalan que cualquier territorio que se desgaje de un Estado miembro de la Unión Europea  quedará automáticamente excluido de la misma y recibirá el tratamiento de país tercero.

Hay diversidad de opiniones vertidas sobre el asunto, algunos consideran que, el auge tomado por el independentismo en ese territorio, se debe al malestar de la crisis económica y el desagrado de la revisión del Estatuto.

Al igual que teorías van y vienen, sobre el fenómeno soberanista. Según aportan algunos observadores los más reacios al cambio son las clases dominantes, y siempre intentan impedirlo. Para los analistas de izquierda sus consideraciones se basan en que al vivir en la era del capitalismo globalizado, donde los intereses del gran capital, a fuerza de su tremendo poderío internacional, se han aliado y expandido por todos los continentes, estos procesos no les convienen. Y añaden que “las alianzas del gran capital suman inmensa mayoría a escala global, y sólo unos pocos países se oponen y enfrentan a este dominio transnacional, que se manifiesta en alianzas, gobiernos y empresas que poseen el poder más absoluto, y que imponen su ley a sangre y fuego en todos los países y continentes donde están instalados”.

Esto lleva a la conclusión, bastante lógica, de que “cualquier experiencia de independentismo que se plantee, es una clara amenaza de que en dicho país puedan gobernar otras clases, otros intereses, otros objetivos. Y claro, ellos no lo pueden permitir.”

No es extraño entonces que tanto en Escocia como en Cataluña hubo una ofensiva propagandística infundiendo temor al cambio, y sugiriendo a los votantes que mantengan una actitud cauta y conservadora ante las independencias. En Escocia dio resultado porque al final, se fueron por ser conservadores.

Los catalanes parecen frustrados luego del anuncio y se han hecho públicas declaraciones de que no bajarán los brazos. Los que favorecen el independentismo salieron a las calles para protestar y rechazar el veto provisional del Constitucional. La Asamblea Nacional Catalana (ANC), responsable de las multitudinarias manifestaciones celebradas en el par de años últimos en la región, convocó para  concentraciones frente a los ayuntamientos catalanes. Mientras el gobierno con el presidente regional Artur Mas al frente anunció la suspensión temporal de la campaña institucional dirigida a promover la votación, acatando así la decisión del Constitucional, aunque anunció que el proceso soberanista seguirá adelante.

El ambiente en Cataluña tiene sesgos de tensión, indudablemente se abre una etapa confusa en la política catalana y española. Por un lado, en el plano judicial con la ley de consultas y el decreto del referéndum en el Constitucional y, por otro, el plano político. Muchos partidos están presionando para que se alcance algún tipo de acuerdo que de salida a la situación de Cataluña.

Quedará en el olvido este ejercicio, o continuarán las luchas por la emancipación. Es algo de lo que aún no se tiene una clara visión, y menos en estos tiempos donde pulsear con los poderosos es un camino lleno de escollos.