jueves, 19 de septiembre de 2024

Europa: Lo mío primero

La reciente Cumbre de la UE se sometió a los criterios neoliberales germanos...

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 18/12/2012
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Algunas banderas de la Unión Europea
La crisis estructural que enfrenta la economía de la Zona Euro no apunta a mejoría.

La crisis estructural que enfrenta la economía de la Zona Euro no apunta a mejoría, entre otras razones porque influyentes socios como Alemania se encargan de no apartar al grupo de las fórmulas donde recortes y ajustes parecerían soluciones de orden mágico.

En efecto, reunidos este diciembre en Bruselas, los estadistas del Viejo Continente vieron a una canciller, Angela Merkel, que dictó las pautas regionales a tono con la más ortodoxa doctrina neoliberal y el principio individualista de no cargar con los problemas ajenos.

Así, Berlín volvió a encabezar a quienes apuestan por continuar apretando las tuercas a las naciones más golpeadas mediante la demanda de seguir disminuyendo sus gastos, no importa que millones de acogotados europeos no recuerden a estas alturas lo que significa el llevado y traído slogan político de una “sociedad de bienestar general”.

Por demás, queda otra vez en entredicho la supuesta ejemplaridad de un mecanismo regional de concertación que se intentó vender por años al criterio público como modelo de integración y referente universal en esa práctica.

Desde luego, nadie piense que Alemania ha sido estricta en asumir las bases de la UE.

De hecho, en los últimos años su déficit anual ha estado rondando el cinco por ciento del producto interno bruto, muy por encima de la cifra inferior al tres por ciento que el reglamento demanda de los socios del grupo.

La causa han sido los multimillonarios desembolsos del erario oficial germano para socorrer a bancos e industrias locales vapuleados por la debacle que se generó en los Estados Unidos en 2006 y que ha cundido en Europa como una epidemia de peste.

En esta ocasión, dicen agencias de prensa, Angela Merkel fue estricta al oponerse a la creación de un llamado “fondo anticrisis para ayudar a los países de la zona euro que padecen altas tasas de desempleo como consecuencia del enfriamiento económico impuesto por las recetas fondomonetaristas.”

En ese caso, los posibles montos hubiesen socorrido prioritariamente a España, con un desempleo juvenil de 50 por ciento y general de 20 por ciento; a Grecia, con 12 por ciento de parados; y a Italia, con 36 por ciento de jóvenes sin fuentes de sustento.

Merkel y quienes le apoyan, como los países del llamado “núcleo duro” de la UE, aquellos que aportan las mayores cifras al erario común, lograron que el debate sobre el citado fondo anticrisis fuera postergado hasta fines del 2013, cuando se decidan los acordados “presupuestos plurianuales” del bloque para el período 2014-2020.

Por demás, y para colocar los correspondientes hitos de forma adelantada, Berlín ya aseguró que no admitirá desembolsos que sobrepasen los 15 mil millones de euros para paliar el desempleo regional, cifra que los expertos consideran totalmente insuficiente.

Las agencias de noticias refirieron además que “la Cumbre también rechazó, por iniciativa alemana, la idea recurrente de crear eurobonos, una forma de regionalizar la deuda y de repartir las responsabilidades entre deudores y acreedores.”

En consonancia, no es extraño que al término de la cita la prensa belga exhibiera titulares como “Esta es la visión Merkeliana de Europa”, o “Merkel vino, llegó y venció”.

Lo cierto es que el Viejo Continente no parece apto para asumir sus problemas ni mucho menos darle soluciones coherentes y con la vista puesta en las urgencias reales de sus ciudadanos, que no tienen otra alternativa que seguir saliendo a las calles a exigir de sus gobiernos y políticos el ejercicio decente del mandato que se supone les fue entregado por la mayoría de la sociedad.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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