lunes, 23 de septiembre de 2024

Siria: con la misma tijera

En Siria, las autoridades de Damasco “incrementan la desestabilización y la violencia” porque han decidido convocar a elecciones generales para el cercano 3 de junio....

Néstor Pedro Nuñez Dorta en Exclusivo 02/05/2014
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Bashar Assad será candidato
Bashar Assad será candidato en las elecciones presidenciales del 3 de junio.

Ucrania se hunde única y exclusivamente a instancias de la “intervención y el expansionismo ruso”. Mientras, en Siria,  las autoridades de Damasco “incrementan la desestabilización y la violencia” porque han decidido convocar a elecciones generales para el cercano 3 de junio.

Así de controvertida, mimética y falaz es la táctica que, en más de un proceso interventor de nuestros días, colocan en juego aquellos que en verdad acaparan en sus manos los hilos para intentar poner al rojo toda situación ligada a sus enfoques de dominio global.

Simple, retorcido y taimado reduccionismo que, al decir del analista uruguayo Walter Martínez, el popular conductor del espacio televisivo Dossier, constituye el modo de operar de la “guerra de cuarta generación”, esa destinada a ganar mentes y amoldar percepciones.

De manera que no resulta extraño que la decisión oficial siria de organizar comicios generales donde la población pueda escoger a sus gobernantes y a la propuesta de futuro que mejor le convenga, se considere ahora como un “burdo atentado al proceso de paz”.

Negociación, dicho sea de paso, que no va más allá de un  total fantasma, a cuenta de que la titulada oposición no admite diálogo, sino apenas un verse la cara para imponer su ucase, es decir, relevar y sustituir de facto al presidente Bashar El Asad y a sus colaboradores.

Y gracias a esa maquinaria, las “preocupaciones” y “alarmas” no solo se concitan en las entidades abiertamente recalcitrantes  como la denominada Coalición Nacional Siria, sino incluso entre elevadísimos personeros de la propia Organización de Naciones Unidas, ONU, al parecer incapaces de medir y admitir la trascendencia del ejercicio abierto del derecho ciudadano a trazar el rumbo de su nación, siempre que no sea en un ámbito debidamente aprobado por los poderosos.

Por lo tanto, habría que pensar con la carencia y mediocridad de quien pretende cosechar plátanos a orillas del Báltico, como para tragarse semejante cuento y  no discurrir que llamar a las urnas generales en las condiciones de Siria no es precisamente un “atentado a la paz, la democracia y la ley”.

Lo que preocupa a no pocos reaccionarios y sus servidores es que Bashar El Asad es uno de los candidatos inscritos en los comicios multipartidistas (se habla de no menos de siete aspirantes a la presidencia hasta la fecha); que la agresión hegemonista y terrorista que se pensaba abatiría a Damasco en cuestión de días empieza a ceder irremediablemente ante los golpes bélicos del Ejército Nacional; y que la figura del actual gobernante, al frente de la nación desde el año 2000, se ha afianzado en muchas mentes como símbolo de resistencia y dignidad patrias.

Una verdad que, recordemos, ya admitía entre bastidores la propia Organización del Tratado del Atlántico
Norte, OTAN, a la altura de julio de 2013, cuando activistas del pacto militar se dedicaron en silencio a sacar cuentas del balance de criterios entre los sirios en la misma medida en que la agresión externa echaba mano, en cuotas crecientes, a la introducción en el país de terroristas de Al Qaeda y sus similares para “acelerar el fin de El Asad.”

Por aquellos días, y en voz muy baja, se habló de un apoyo al gobierno de Damasco de no menos de setenta por ciento de la población de Siria, de un veinte por ciento de adeptos a la neutralidad, y de solo un diez por ciento de seguidores de los “rebeldes”.

¿Y en esas condiciones Damasco es enemigo de la paz? Por supuesto que sí. De la “paz” que no se asienta en la rendición, la claudicación y el acatamiento boyuno del capricho del bando oponente, y que quiere que sus pilares descansen en el verdadero criterio mayoritario de la gente, con la confianza de que los más no suelen equivocarse frecuentemente.


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Néstor Pedro Nuñez Dorta

Periodista


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