Ucrania: se tambalean las urnas

Un nuevo y complicado episodio se va acercando en el alborotado calendario político ucraniano.

Se trata de las programadas elecciones generales del 25 de mayo, anunciadas por los golpistas luego de deponer al gobierno de Víctor Yanukóvich, y que a pocos días de la mencionada fecha parecen rondar el borde del fracaso.

Desde luego, para Washington y sus aliados de la Organización del Tratado del Atlántico Norte, OTAN, se trata de una oportunidad –tal vez la más expedita- de intentar “legalizar” a los grupos derechistas que bajo sus órdenes ocuparon meses atrás la jefatura de la nación de forma violenta para instaurar una administración proclive a los neofascistas locales, xenófoba en extremo, y opuesta a todo vínculo con Rusia.

De ahí que no pocos personeros imperiales, entre ellos el Secretario norteamericano de Estado, John Kerry, consideren esencial llevar a cabo la consulta, aun cuando la sociedad ucraniana es escenario de duros y sangrientos episodios represivos contra quienes desconocen a los golpistas aposentados en Kiev, defienden sus derechos ciudadanos independientemente de sus orígenes étnicos, y abogan por una nación federada con amplias prerrogativas para cada región.

En pocas palabras: para los padres de la retorcida criatura no debe dejarse de aprovechar un pretendido “marco democrático” que, bien manipulado,  establecería en Kiev a una administración “legal” y anuente a las exigencias de los hegemonistas globales, habida cuenta de que en la lista de veintitrés aspirantes a cargos públicos no aparece hasta hoy ningún candidato opositor.

Moscú, por su parte, como una de las piezas esenciales en el conflicto que atenaza a Ucrania, ha cuestionado con fuerza la legitimidad de unos comicios que se pretenden realizar mientras efectivos militares y grupos de extremistas cercan y atacan a los pobladores de origen ruso en el Este del país, quienes, a su vez,  han dicho que no acudirán a unos comicios amañados y parcializados, con menos razón cuando recientemente se llevaron a cabo referendos donde aprobaron la soberanía de sus respectivos territorios con respecto a Kiev.

“Los responsables de la actual situación –ha dicho el Kremlin al respecto- son aquellos que organizaron
el golpe de Estado que tuvo lugar en febrero y que además no desarman a los grupos de extrema derecha”.

No obstante, Moscú se ha inclinado verbalmente a la posibilidad de dar cierto crédito a una votación nacional, ante todo como una puerta para intentar soluciones políticas al caos implantado por los golpistas y sus tutores externos, si para ello se logra primero un clima de tranquilidad y respeto internos.

Un criterio que, dicho sea de paso, comparten varias figuras de organismos internacionales y regionales involucrados en el tema de Ucrania.

Así, la Alta Comisionada de la ONU Para los Derechos Humanos, Navy Pillai, a través de su vocero oficial, se mostró opuesta a la celebración de la elección programada por Kiev para este 25 de mayo “si la situación continúa siendo la misma de los últimos días en ciertas ciudades, donde ha habido varios incidentes muy violentos, con edificios importantes incendiados y gente asesinada en las calles.”

Se refería la funcionaria concretamente a la muerte de más de cuarenta personas quemadas vivas por grupos neofascistas en la ciudad de Odessa durante un reciente ataque contra grupos federalistas.

Por su parte el suizo Didier Burkhalter, presidente de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa, precisó que es muy difícil imaginar unas elecciones normales y justas con un conflicto armado en el este y el sur de Ucrania.

En consecuencia, dio a conocer una “hoja de ruta” con el objetivo de intentar pacificar al país, que suma la declaración de un alto al fuego, reducir la escalada de tensiones, el inicio de un diálogo amplio, y la celebración de nuevos comicios en otra fecha más propicia.”

Y en medio de estas consideraciones, y para recalentar los ánimos y mantener la caldera a toda presión, Washington y la Comisión de asuntos exteriores de la Unión Europea amenazaron a Rusia con nuevas sanciones si -dijeron textualmente- “Moscú continúa saboteando el proceso democrático y evita que Ucrania tenga elecciones libres y justas.”