"En el Arte de la Guerra la mejor defensa es el ataque", sentenciaba hace casi 3 mil años el general y filósofo chino, Sun Tsu. Tal contundente frase se expandió con el paso de los siglos a otros ámbitos, siendo el deporte un ecosistema en el cual ha logrado encajar a la perfección.
La mejor manera de ejemplificarlo es desmenuzar la temporada de un FC Barcelona campeón de España por vigesimoctava vez. El carácter ofensivo de los dirigidos por el técnico alemán Hansi Flick ha sido tan implacable como debatible a la hora del análisis defensivo.
Cuestionar las virtudes culés en detrimento de las fallas en la zona zaguera es no ofrecer el valor adecuado a un sistema perfeccionable, pero eficaz. Son 99 goles en 37 jornadas ligueras, cifras solo semejantes en clave Barça a las temporadas 2014-2015, 2015-2016 y 2017-2018 en la última década.
Las dos primeras, con Luis Enrique a los mandos, la presencia de la afamada MSN potenció una ofensiva capaz de batirse en el rectángulo verde con la no menos brillante BBC. El primer título doméstico con el actual DT del PSG los azulgranas anidaron 110 balones en las redes contrarias. De ellos, 90 para Messi, Suárez y Neymar. El Real Madrid se estiró hasta 118 tantos.
Al curso siguiente, la sumatoria de goles blaugranas después de 38 jornadas se estableció en 112. El ataque sudamericano acumuló 81, quedándose Luisito con el Pichichi al sumar 40 perforaciones. El equipo Merengue, con Rafa Benítez y Zidane en el banquillo registró 110.
Finalmente, la temporada inicial de Ernesto Valverde se quedó a un gol del centenar. Para entonces ya la MSN no estaba junta en la cancha. Eso sí, la diferencia entre esas tres campañas estuvo en los 21 tantos permitidos por el conjunto de Lucho el curso del triplete.
Dicho todo esto, de vuelta a lo hecho por el elenco de Flick, sorprende a algunos la coronación doméstica al contabilizar 39 perforaciones tras 37 fechas. Un número ciertamente alto para un campeón, pero como todo en la vida, el fútbol también va de matices.
Una línea defensiva adelantada conlleva un riesgo cuyo precio estuvo dispuesto a asumir el ex entrenador del Bayern. Con un libreto marcado a su ritmo en cuanto a las rotaciones y los cambios de piezas durante los partidos, innegociable fue el estilo, estuviese quien estuviese en el césped.
Un tridente también ha marcado el devenir del ataque culé durante la actual campaña. Claro, los 52 balones en las porterías rivales de Lewandowski, Raphinha y Lamine Yamal quedan lejos de las demostraciones goleadoras de la MSN, aunque el abanico de opciones ha resultado una gran virtud.
Actores no tan de reparto como Ferrán Torres o Dani Olmo, se unen a las tres figuras principales en un festival diseñado a través de una fuerte presión y rápida recuperación tras pérdida. Por cierto, el 9, el 11 y el 19 se han divertido de lo lindo ante el archirrival pues suyos son 11 de los 16 tantos en los cuatro Clásicos disputados.
Adictos o detractores siempre existen en cualquiera de los ámbitos. Hansi Flick no está exento a las críticas, de ahí su convencimiento en la mejora del equipo el venidero curso. Él es sabedor de los puntos a corregir a nivel defensivo, pero mientras las piernas alcancen, arriba poco o nada cambiará.
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