Para la segunda edición de la Copa de Naciones de Europa, el interés continental había crecido, y en total se inscribieron 29 selecciones que dirimieron una eliminatoria a doble vuelta, con octavos y cuartos de final a efectuarse por el mismo sistema. Luego, dilucidado ya el cuarteto de sobrevivientes, éstos se trasladarían a España, señalada para acoger el tramo decisivo de la lid entre el 17 y el 21 de junio de 1964.
Pues bien, resultó que después de los primeros compases clasificatorios, los ocho planteles que aún gozaban de opciones titulares eran Irlanda, Francia, Hungría, Suecia, URSS, Luxemburgo, Dinamarca y la sede. Entonces, el sorteo determinó que españoles y daneses hicieran sus deberes a costa de rivales inferiores, pero Hungría debió superar el tremendo escollo galo, y los soviéticos —monarcas vigentes- tuvieron que disponer de las poderosas huestes suecas, subcampeonas del mundo en el ’58.
La escena estaba preparada. El Santiago Bernabeu auspiciaría el duelo semifinalista España-Hungría, al tiempo que el Camp Nou sería testigo de la pulseada entre la URSS y Dinamarca. Y a la postre, los presagios se cumplieron, aunque mientras los soviets barrieron del campo a sus rivales, los ibéricos sufrieron lo indecible hasta que en el minuto 115 apareció un providencial Amancio para dar la estocada mortal en el corazón de los magyares.
Así las cosas, el partido que nunca se vio en la Eurocopa de 1960 (cuando el dictador español Francisco Franco vetó la posibilidad de que sus hombres se enfrentaran al “demonio comunista”), estaba a punto de verse. Franco, otra vez, amenazó con abortarlo, pero la inteligente mediación de su ministro José Solís abrió el camino a un juego histórico.
Más de ochenta mil espectadores se apretujaron en Madrid para el choque de marras. Y España se adelantó tempranamente, una vez que su estrella Chus Pereda —un extremo derecho de piernas muy veloces- sembró toneladas de delirio en las tribunas. Sin embargo, dos minutos más tarde, Khoussainov echó un cubo de agua fría y apaciguó los ánimos.
Ese día, sobre el césped hubo recias batallas. Korneyev sostuvo un duelo personal con Luis Suárez; Olivella se batió con Ponedelnik. Y para que no quedara nervio sano, el equilibrio solo se rompió en los últimos suspiros, cuando un pase de Pereda recaló en la cabeza de Marcelino y éste mandó la esférica hasta el fondo de las redes de Yashin, una Araña que, en esa ocasión, hizo de estatua.
La Furia, por una vez, celebraba un trofeo. Muchos años tendrían que pasar para que se repitiera aquella escena.
EL CHOQUE FINAL
Goles
1-0 Pereda (5’).
1-1, Khoussainov (7').
2-1, Marcelino (84').
Alineaciones
España: Iríbar; Rivilla, Olivella, Zoco, Calleja; Fusté, Suárez; Amancio, Pereda, Marcelino y Lapetra. DT: Villalonga.
URSS: Yashin; Choustikov, Chesternev, Anitchine, Mudrik; Voronine, Korneiev; Tcislenko, Ivanov, Ponedelnik y Khoussainov. DT: Katchaline.
LÍDERES GOLEADORES DE LA EURO’64
Jesús María Pereda 2
Ferenc Bene 2
Dezs? Novák 2
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