En Atenas 2004, llegó como portador de una promesa cubana: llevarse la gran victoria,pero su suerte se terminó rápido y no fue hasta Beijing 2008 que obtuvo su primera medalla de oro, diadema que luego multiplicaría por cinco.
El "Fuera de serie", el luchador de 1,98 m de estatura y 130 kg, obtuvo en las Olimpiadas de París 2024, su quinta medalla de oro consecutiva, esto ningún otro atleta lo había logrado en el pasado ni en los deportes de lucha ni en cualquier otra competencia individual.
La cita de los cinco aros, está vez fue diferente, Cuba y él también lo fueron: El más grande deportista cubano de todos los tiempos dice adiós.
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Mijaín terminó su carrera deportiva como uno de los mejores deportistas de la época moderna. Le regaló el triunfo y el orgullo a un pueblo que lo celebra, lo señala, y lo adora como el Dios olímpico que es. Son las últimas olimpiadas de Mijaín, que ya se había robado todo el oro de Pekín 2008, de Londres 2012, de Río de Janeiro 2016 y de Tokio 2020.
Hoy, retirado de las competencias, su legado perdura. Sus hazañas en la lucha grecorromana quedan grabadas en la historia del deporte cubano. Su nombre se erige como un faro de orgullo para su provincia, para su país y para todos aquellos que sueñan con alcanzar la cima.
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