lunes, 29 de abril de 2024

Nombres en el radar del béisbol cubano

Comienza este sábado la Serie Nacional 63, hay jugadores por hacer historia...

Norland Rosendo González en Exclusivo 09/03/2024
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Danel Castro
Dánel Castro, primero con 30 series nacionales de béisbol

Con ocho juegos, todos a la misma hora: dos de la tarde, comienza hoy una de las más parejas temporadas cubanas de béisbol, y aunque hay equipos con mejores listas de entrada, las bajas por fichajes en ligas profesionales auguran cambios de alto impacto en los pronósticos.

 

Sobre la base de las plantillas de 40 confirmadas esta semana se pueden hacer vaticinios, pero la realidad será diferente para varios de los que hoy clasifican como principales candidatos a los boletos a postemporada.

Sobresaturado de tantos piscinazos por estos días, con más o menos acierto y profundidad en los argumentos, seguramente, amigo lector, quiera saber de otros datos más objetivos, metas posibles para algunos jugadores.

Uno de los nombres que está en el radar de la mayoría este sábado es Dánel Castro, a sus 47 años, el más longevo del torneo jugará su temporada 30. Se dice fácil, pero es una marca de rango mundial: tres décadas en el alto rendimiento y, sobre todo, rindiendo por todo lo alto.

 

Dánel ya rebasó los 2500 jits y cada vez que pegue uno es récord, anda a tres carreras de las 1400 anotadas, cuarto que entrará en ese club liderado por el capitalino ya retirado del béisbol activo Enrique Díaz (1638), según los archivos del estadístico Benigno Daquinta.

 

Segundo en ese escalafón aparece el monstruo pinareño también con los spikes co1gados, Omar Linares (1547) y el tercero es otro veterano que aún se burla de los años como de los pícheres, Frederich Cepeda (1469).

El propio Dánel está a diez dobletes de los 400. Tendrá que poner caja sexta a sus piernas con las conexiones entre dos para ingresar en esa selecta lista comanda por Cepeda y Yordanis Samón, ambos con 456. Ese dual meet parece que va a durar bastante, pues ni uno ni otro hablan de retiro.

 

Además de ellos, solo Michel Enríquez (437), Ariel Borrero (412) y Rolando Meriño (405), todos viendo el béisbol desde las gradas, rebasan los cuatro centenares de tubeyes.

 

Entre los jonrones veremos cuántos pega Alfredo Despaigne, quien suma 263 en los campeonatos cubanos. Si le da por empinar pelotas (con la poca calidad del picheo insular, al menos en comparación con el enfrentado por él en Japón) se va a acercar a los 300.

En este escalafón, Yordanis Alarcón seguramente llegará a cien palos de vuelta entera, solo tiene que sacudir cinco bambinazos, aunque hay otros jugadores con posibilidades de hacer lo mismo.

 

No peligra el puesto de jefe que ocupa Orestes Kindelán en el acápite de por vida en carreras impulsadas, único por encima de 1500, exactamente 1511. Su escolta, Cepeda, acumula 1416, y Dánel, cuarto en esa lista, necesita de 21 remolques para sumar 1400, otra de sus metas antes del adiós.

 

Y entre los lanzadores, el Barbero de Guanajay, José Ángel García, anda en busca de par de cortes al moñito en las postrimerías para imponer una cuota que se va añejar en el beisbol cubano: 300 juegos salvados.

Son esos algunos de los propósitos individuales que ameritan andar con los ojos aguzados para que no escampe el momento en que sean inscritos en los libros.

 

Hay más, pero poco a poco. Esto empieza ahora. Serán 75 juegos para disputar ocho cupos a los cuartos de final. Y ojo que este año hay Regla Schiller en la postemporada.

 

A mí no me gusta es invento para decidir los juegos. Prefiero, incluso, que queden empatados como en Japón durante la fase preliminar, pero no quiero imaginar que sea necesario aplicar ese método en un séptimo partido de playoff. Todo o nada, en manos de esa regla «matabéisbol».

 

No es nada nuevo, ya lo he dicho otras veces: yo voto No por la Regla Schiller (y más en postemporada) y por los juegos a siete innings. ¿Será que voy envejeciendo?

 


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Norland Rosendo González

Vivo de aprender todos los días a contar historias. Ya voy por el prescolar en la escuela de la vida. Me escapo del mundo para ver un juego de béisbol.


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