A Yarisleidis Cirilo se le iluminó el rostro tras un esfuerzo descomunal, porque pasó tercera la meta del C1 a 200 metros. Supo en ese mismo instante que se había convertido en la primera cubana medallista en el canotaje olímpico, con su mejor crono… ¡en la regata más rápida de la historia!
Su travesía hacia la gloria duró 44.36 segundos, un tiempo que solo podían superar sus rivales con un ritmo de paletadas nunca antes conseguido, y lo lograron. En un final extremadamente ajustado la canadiense Katie Vincent (44.12) y la estadounidense campeona defensora Nevin Harrison (44.13) se repartieron el oro y la plata respectivamente, sin hacer honor al nombre del centro acuático Aguas Tranquilas, en la periferia de esta ciudad.
«Más que satisfecha con la regata que hice, porque lo di todo. Cuando llegué a la meta, lo sentí», confesó visiblemente feliz la campeona mundial de 2023, que remató en los últimos 100 metros para borrar la diferencia que le mantenía entonces fuera del podio.
«Yo le había dicho a mi entrenador que iba a ser la primera cubana medallista olímpica y lo cumplí», aseguró, como para remarcar su felicidad con todo lo hecho durante estos días en la cita que es su segunda participación bajo los cinco aros.
En apenas cinco jornadas Cirilo intervino en siete regatas, un despliegue al que está acostumbrada y para el que se preparó durante mucho tiempo. «El cansancio es algo habitual en nosotros, trabajamos para lidiar con eso, aunque no puedo negar que ha sido una competencia que genera bastante estrés y hay que estar bien preparada para asumirlo», agregó.
La presencia en la final del C2 a 500 metros y el octavo puesto conseguido junto a su joven compañera Yinnoly López -apenas 17 años de edad-, le redobló la sensación de haber cumplido con todo lo que se propuso.
«Representar a mi país y alcanzar una medalla es el mayor orgullo», declaró sin vacilar, antes de agradecer a todos lo que contribuyeron para que pudiera regresar a su Guantánamo natal con la sensación de haber hecho historia.
«Lo principal ahora es seguir entrenando y pensar en cómo ganar las próximas olimpiadas. No importa que falten cuatro años… ese va seguir siendo mi principal objetivo», adelantó optimista la cubana que aquí representó el esfuerzo de toda una Isla.
«Agradezco a todos lo que me han escrito dando ánimos, a los que se han levantado de madrugada para verme remar. No sabía que tanta gente me seguía», reafirmó la muchacha de solo 22 años que aportó la séptima medalla a la delegación cubana en el magno certamen parisino.
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Además de las incursiones de Cirilo y Yinnoly, el canotaje de Cuba estuvo también representado por José Ramón Pelier, décimo en el ordenamiento final del C1 a 1000 metros, luego de entrar segundo a la meta en la final B.
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