lunes, 16 de septiembre de 2024

La plaga de los revendedores

Exponentes de un viejo fenómeno comercial, han reaparecido en Cuba con una negativa influencia sobre el abastecimiento y los precios…

Raúl Menchaca López en Exclusivo 24/06/2012
2 comentarios
Cuenta propistas o revendedores - 02
Los carretilleros pagan un impuesto mínimo sobre el que obtienen ganancias apreciables.

Tan vieja como el comercio mismo, la reventa de productos agrícolas ha reaparecido por estos días en toda Cuba como un fenómeno que levanta comentarios de todo tipo, pero sobre todo influye sobre la elevación de los precios.

En cualquier punto de la larga y delgada geografía nacional, los revendedores son una realidad a veces necesaria, pues hay lugares donde el acceso de determinados productos, no solo alimenticios, depende de intermediarios.

En La Habana, que depende en buena medida del suministro de las provincias vecinas, forman parte del paisaje cotidiano a veces incluso en las cercanías de los mercados estatales, donde los tarimeros se quejan de una competencia desleal que al final termina rompiendo los bolsillos de los consumidores.

Y es desleal esa competencia porque muchos de los revendedores, sobre todo los de productos agrícolas que trabajan como carretilleros, pagan un impuesto mínimo sobre el que obtienen ganancias apreciables por la vía de los altos precios.

Con carretillas, con bolsas grandes y hasta con los productos sobre el cuerpo, los revendedores hacen su agosto muchas veces al lado de los mismos mercados, donde previamente han comprado lo que después venden más caro.

En Frutávila, uno de los surtidos mercados avileños que abastece la eficiente Empresa Citrícola de Ceballos, a pesar de que la venta está limitada a diez libras por persona, las colas se llenan de intermediarios que llegan incluso de provincias cercanas para acaparar los productos.

El plátano de fruta, que allá se vende a un peso y 20 centavos la libra, es el favorito de quienes después lo ofrecen a peso la unidad y obtienen un margen de ganancia no despreciable y lo más singular es que casi todos tienen en regla sus documentos como cuentapropistas, lo que impide una acción legal.

Pero dondequiera que los precios estén más o menos asequibles, los revendedores aparecen como por arte de magia.

Es fácil comprobarlo recorriendo las calles de cualquier ciudad cubana donde en portales y aceras muchos ofrecen productos obtenidos al por mayor en tiendas en divisas con departamentos con precios fijos, como los conocidos Todo por uno o Todo por tres.

Los precios de esos artículos son alterados de manera artificial por los intermediarios quienes además provocan un serio problema de desabastecimiento en tiendas cuya oferta está mermada por otras razones.

Baterías, medias, velas, sogas… la oferta es variopinta y proviene de las mismas tiendas estatales pero a precios siempre mucho más altos, que a veces alcanzan hasta el 200 por ciento y más.

Y no es que per se los revendedores sean nefastos, porque se entiende que donde no haya una panadería cercana, de esas de la Cadena del Pan que venden a diez pesos la flauta, es necesario un vendedor ambulante aunque cobre 12 pesos por el mismo producto.

Lo negativo es que un pequeño grupo de personas acapare mercancías, a veces casi de primera necesidad, como sucedió recientemente con las desaparecidas frazadas de piso, lo que agrava la situación económica del país, pero sobre todo conspira contra las finanzas domésticas y genera descontento popular.

Como epidemia silenciosa, el fenómeno es común a todo el país y aún no ha podido ser atajado. Para enfrentarlo, no valen los esfuerzos de las autoridades tributarias o policiales, sino la acción conjunta de múltiples factores sociales, pero sobre todo se necesita de una oferta más duradera y amigable con el poder adquisitivo de los cubanos.


Compartir

Raúl Menchaca López

Se han publicado 2 comentarios


Aleida
 25/7/12 14:46

Pues para mi es muy cómodo comprarle a los revendedores, en la puerta de mi casa, que generalmente tienen muy buenos productos y no mucho más caros que en el mercado agropecuario. Igual con los productos de ferretería, que a veces en la tienda me vende un paquete de cuatro... y yo solo quiero uno! Lo que me parece abusivo es que la cojan con esta gente, que se gana su dinero facilitándole las cosas a la gente... y al que no le guste, que vaya al mercado! Es tan sencillo como eso: opciones tienes. Muy buena la respuesta de Murillo en la Asamblea sobre ese tema: lo que hace falta es aumentar la producción! el mejor ejemplo es el de las frazadas de piso: que no las encuentras ni en las tiendas en CUC! gracias a los revendedores puedo limpiar mi casa todavía!

Klisbert
 6/7/12 16:49

El artículo está muy bueno y coincido con el periodista plenamente. Sin embargo, sería interesante que el autor dedicara unas líneas a examinar los precios que establece la red de tiendas en divisas de nuestro país. Estas instituciones estatales son de conjunto, uno de los más grandes revendedores con los cuales nos relacionamos a diario en nuestro actuar como consumidores. Si Vd. decide comprarse un TV LCD de 32 pulgadas, que cuesta 350 en el extranjero (plusvalía incluida), en cuba se consigue en aproximadamente 1000 CUC (casi trescientos por ciento). Este fenómeno no suele ser exclusivo de los productos como un TV LCD (importado y de lujo). Se podría recorrer los alrededores de cualquier mercado en divisas y no se encontrará a nadie revendiendo la carne de res, ni el aceite porque sus precios ya son muy elevados como para sacarle alguna ganancia. Está claro que la ganancia que se obtiene de estos precios elevados se destina al beneficio colectivo. Pero no es menos cierto que una forma de beneficiar la sociedad es el establecimiento de precios justos y acordes a los salarios del pueblo trabajador.

Deja tu comentario

Condición de protección de datos