Una de las frases más icónicas del Che –cuyo aniversario 52 de su desaparición física conmemora hoy Cuba y el mundo- y, quizás, la más corta, afirma que al imperialismo no se le podía dar “ni un tantito así, nada”. Un concepto revolucionario y una enseñanza política que guarda total vigencia y no puede ser olvidada, ni ahora ni nunca.
Era el 30 de noviembre de 1964, y se conmemoraba el octavo aniversario de los sucesos armados en la ciudad de Santiago. El Che, en su condición de Ministro de Industrias, pronunció las palabras centrales y tras reconocer la heroicidad de los santiagueros, rememoró sucesos recientes en el Congo, donde mercenarios belgas habían destruido la estatua del revolucionario congoleño Patricio Lumumba.
Dijo el Comandante Guevara, vestido de verde olivo y con acostumbrada boina guerrillera: “(…) la bestialidad imperialista, que no tiene una frontera, ni pertenece a un país determinado, y la estatua a Lumumba, hoy destruida, pero mañana reconstruida, nos recuerda (…) que no se puede confiar en el imperialismo ni tantito así, nada”
Palabras proféticas de un hombre que convirtió su vida en un deber, y como pocos, no solo dijo todo lo que pensó; sino, además, hizo todo lo que dijo, una cualidad bien rara que han poseído escasos revolucionarios en el mundo.
“Ni tantito así, nada”, así reclamaba Guevara hace 49 años, y así reclamamos medio siglo después. Bastantes lecciones nos ha dado la historia del peligro imperialista y de su mimetismo camaleónico, si de cambiar de tácticas se trata.
Cuando hace falta mano dura, la aplican sin contemplaciones, así sean inocentes las víctimas, tal y como sucedió con los 73 pasajeros a bordo del avión de Cubana siniestrado en pleno vuelo, cuyo 43 aniversario conmemoramos hace apenas unos días.
Pero igual lo hacen cuando necesitan mano suave, la peluda mano de la subversión ideológica. La instrumentan con suma maestría, de lo cual, la caída del campo socialista y la desaparición de la Unión Soviética, resultan lecciones bien demostrativas; sin que a nosotros los cubanos tampoco nos falten ejemplos de esa vía de penetración ideológica.
Ahora igualmente sueñan con destruir la Revolución Bolivariana, como siguen sus ilusiones de destruir la nuestra, la cubana. Esta socialista que hemos construido a 90 millas del imperialismo más fuerte y agresivo de todos; el de Estados Unidos de Norteamérica, y suceso histórico que transformó la historia presente y futura de América Latina. Una dolorosa derrota a la cual, el gobierno norteamericano no se acostumbrará nunca.
También el Imperialismo por estos días sigue su intromisión en aquellos países donde lamentablemente sí se le dio el tantito así, que negaba el Che. Así sucede por estos días en la hermana República de Ecuador, donde el presidente traidor hasta de nombre, Lenin Moreno, ha echado por la borda diez años de Revolución Ciudadana y entregado al país a las transnacionales y al Fondo Monetario Internacional.
Si la Revolución Cubana ha llegado firme hasta hoy, y seguirá con igual firmeza en el futuro, es por no haber olvidado ni un segundo ese reclamo del Che Guevara.
Ante nosotros tenemos el imperio más colosal y agresivo del mundo, dominado por las fuerzas más extremas de la derecha y un presidente de ideas de corte fascista y supremacistas; al igual de xenófobas y denigrantes para nuestra América. Esa América Nuestra de José Martí, que se extiende desde el Río Grande hasta la Patagonia.
Raúl, en su discurso del 26 de julio de 2018, nos alertaba de la hostilidad imperial y del recrudecimiento de su política agresiva de bloqueo.
Afirmaba el primer secretario del Comité Central del Partido Comunista de Cuba: “Nuevamente se ha conformado un escenario adverso y otra vez resurge la euforia en nuestros enemigos y el apuro por hacer realidad los sueños de destruir el ejemplo de Cuba. No será la primera vez, ni tampoco la última, que la Revolución cubana deberá enfrentar retos y amenazas. Hemos corrido todos los riesgos y resistido invictos 60 años.
“Para nosotros, igual que para Venezuela y Nicaragua, está muy claro que se estrecha el cerco y nuestro pueblo debe estar alerta y preparado para responder a cada desafío con unidad, firmeza, optimismo y fe inquebrantable en la victoria”.
En esas palabras, está la proverbial frase del Che. Está el concepto revolucionario de no darle al enemigo imperialista “ni un tantito así, nada”
Y cuando el jueves 10 de octubre, en la sesión extraordinaria de la Asamblea Nacional del Poder Popular, demos un paso más hacia el fortalecimiento de nuestra institucionalidad y democracia socialista, estaremos cumpliendo con el consabido reclamo guevariano y negándole al imperialismo yanqui, el tantito así que tanto añora, pero que jamás tendrá.
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