Como hace sesenta octubres, miles de camagüeyanos y camagüeyanas de todas las edades marchaban esta mañana hacia las antiguas edificaciones del Cuartel Agramonte, al este de la ciudad capital, para rememorar las acciones populares encabezadas por Fidel para poner fin a la traición contrarrevolucionaria de Hubert Matos.
Testigos de aquel amanecer del día 21 confirman que, por segunda ocasión tras el triunfo revolucionario, el Comandante Camilo acudía a la villa principeña; y que con la audacia y valentía que lo caracterizaba, detuvo personalmente al traidor y asumió el mando en Camagüey.
«Los defectos y debilidades de Hubert Matos Benítez eran propios de su procedencia burguesa», apunta en su libro “Victoria sobre una traición” el periodista camagüeyano Jorge Luis Betancourt. Ese manzanillero terrateniente no pudo como otros jefes de la lucha insurreccional rebasar su clase social, y su ambición de poder a través de una imagen mediática estuvo presente en numerosas acciones para frenar la reforma agraria y en procedimientos divisionistas de las fuerzas revolucionarias.
Incluso trataba con disidentes como el expresidente Manuel Urrutia y Díaz Lanz que ametralló criminalmente desde un avión a la población habanera, en tanto calificaba despectivamente de “rojos” a Raúl Castro y Ernesto Che Guevara.
Por motivos evidentemente ideológicos, el 19 de octubre este personaje envió una carta personal a Fidel en la cual «…renunciaba a la jefatura militar de Camagüey y pedía su licenciamiento –cita Betancourt—sin embargo «…fue circulada entre un grupo de dirigentes de la provincia. Realmente era una maniobra calculada»
En la noche del 20 no asistió a un acto en la actual Plaza de los Trabajadores para recordar al líder campesino Sabino Pupo y su lucha contra la Manatí Sugar Company. A esta altura de los acontecimientos el capitán Jorge Enrique Mendoza Reboredo, delegado del Instituto Nacional de Reforma Agraria (INRA) llama a Fidel quien les dio órdenes para ejecutar en la madrugada. Los primeros en sumarse fueron los policías de la Estación en la calle Avellaneda.
Mendoza junto a integrantes del Movimiento Revolucionario 26 de Julio hablan con el capitán Arnaldo Pernas, y de esta forma se suman las Fuerzas Tácticas del Ejército Rebelde. Con más de dos centenares de combatientes rebeldes, el delegado del INRA regresa a la ciudad, contactan con Fidel, quien les comunicó: “!Para allá va Camilo¡”. Luego en la redacción del periódico Adelante ocuparon notas favorables a la sedición y de allí fueron a la emisora Radio Legendario donde comenzaron la denuncia de la maniobra contrarrevolucionaria y anunciaban la evidente llegada del Señor de la Vanguardia.
En el libro “Victoria sobre una traición” se destaca los pronunciamientos de Jorge Enrique y Carlos Valera, quienes fueron locutores de la emisora Radio Rebelde, en la Sierra Maestra:
«El movimiento revolucionario tiene un solo gran jefe que es el Comandante Fidel Castro Ruz, su doctrina es muy limpia y humanista (…) Camagüey, como toda Cuba, debe estar alerta, hay que tener cuidado con las noticias que se dan…»
Ya Fidel en la ciudad solicita que a través de la radio se convoque al pueblo para las oficinas del INRA, en la calle San Pablo. El Comandante en Jefe desarmado y a pie camina junto a cerca de treinta mil personas por las principales calles rumbo al cuartel. La victoria fue de lo que se puede considerarse como la primera marcha del pueblo combatiente.
En el discurso pronunciado en la sede del Regimiento 2 Ignacio Agramonte, Fidel destaca «En instantes como este se pueden experimentar los sentimientos más disimiles (…) Se experimenta esa sensación de lo que es un pueblo leal, de lo que es un pueblo revolucionario»
Cada 21 de octubre sobresale en los recuerdos aquella nota publicada en el periódico Adelante en el año 1959, que en la práctica fue el epílogo de un grupo de acontecimientos realizados por el pueblo, junto a Fidel y Camilo, para poner fin a la traición contrarrevolucionaria de Hubert Matos.
"Por conducto del diario Adelante somos nosotros los que decimos gracias, gracias pueblo camagüeyano, tu presencia en el campamento Agramonte ayudó a solucionar una traición a la Patria, hombres habrá traidores, pero pueblos no y menos Camagüey"
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