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jueves, 13 de marzo de 2025

Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas: diez años de gestión y aprendizaje (II) (+ Audio)

Cuando surgió la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas muchas fueron las expectativas que generó, dado el apreciable abandono en que se encontraba esta urbe tricentenaria. A diez años de su creación, Jessica Mesa Duarte dialoga con su director, Leonel Pérez Orozco....

Jessica Mesa Duarte en Exclusivo 11/02/2025
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Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas: diez años de gestión y aprendizaje
Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas: diez años de gestión y aprendizaje (Jessica Mesa Duarte / Cubahora)

Los de ahora no son los mismos retos de los años iniciáticos. A una década de su aparición, la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas, en la medida que ha superado importantes barreras, suma a los desafíos de otros tiempos, los vinculados con la profunda crisis que vive hoy el país. 

Uno de los retos más importantes y que debe ser la base de todo proceso de restauración, remodelación o reconstrucción, es la comunicación con la población. Una comunicación que hoy se hace algo más difícil, a pesar de que existen más vías de socialización, por el contexto en que vivimos. ¿Cómo se ha manifestado el accionar popular en cuanto a las indisciplinas? ¿Cómo ha manejado esto la Oficina?

De Eusebio (Leal Spengler) aprendimos que todo el trabajo que se hace en una Oficina de una ciudad patrimonial, todo lo que se planifica y lo que se hace, al final tributa al bienestar de los que habitan el centro histórico.

Hay que hacer un centro histórico mejor para ser habitado mejor, para incidir en la conciencia de los moradores del lugar acerca de su transcendental papel en el cuidado del lugar donde viven.

Por tanto, lograr la comunicación con las personas en eso primeros tiempos fue muy importante. Se hicieron muchísimas reuniones para sensibilizarlos, primero con el lugar donde estaban, la importancia del lugar que habitaban, de su urbanismo, para explicarles lo que íbamos a hacer y cómo lo íbamos a hacer, siempre convocando a la inteligencia popular para saber que querían hacer ellos.

Parte importante de las cosas que se hicieron salieron del pueblo, de lo que quería y muchas que no se han podido hacer por determinadas situaciones, pero existen en proyectos, esperando su realización.

Eso también lo aprendimos de las demás ciudades patrimoniales de Cuba. No podemos hacer cosas sin que la gente exprese su opinión, hay que escuchar. La consulta pública es fundamental.

Hay una preocupación latente en la población porque han sido muchos años en los que no se han ejecutado mantenimientos constructivos. Hay algunos edificios que felizmente se han recuperado; pero existen otros, imprescindibles para la memoria de esta ciudad, en peligro inminente de desplomarse. ¿Qué perspectivas existen al respecto?

Nosotros recién terminamos el inventario de edificaciones arquitectónicas de la ciudad de Matanzas. O sea, tenemos una lista de los edificios que son patrimoniales, que no deben desaparecer porque son íconos de la arquitectura y el patrimonio de la ciudad. Incluso se encuentran evaluados, cuál es su estado y hasta dónde pueden llegar sin intervención. A partir de ahí incidiremos en las prioridades de esos edificios.

Por ejemplo, tenemos un proyecto para este 2025 que es cuando dispongamos de ese 1 por ciento, encaminado a la recuperación de viviendas. Los inmuebles familiares son esenciales en una ciudad. Tú puedes tener un lindo teatro, un bello parque, una plaza impecable, pero si a la gente se le está cayendo la casa en la cabeza, será muy difícil convencerlos de la belleza y la trascendencia del sitio donde viven.

Incluimos en ese proyecto edificios patrimoniales de vivienda que hoy están en muy mal estado y necesitan una restauración urgente. Comenzaremos con un inmueble que la gente apenas conoce, que está en la calle Manzano, en La Marina. Es un edificio de dos plantas multifamiliar, emblemático de la arquitectura matancera en el medio de un barrio pobre en su época de construcción y sin embargo se erigió en ese espacio un magnífico edificio.

Otro que tenemos previsto es El Oriente, en la esquina de las calles Medio y Zaragoza, de tres plantas, también multifamiliar. Tenemos en cartera el Hotel París porque tiene que volver a ser el hotel insignia de esta ciudad porque ya estamos restaurando el Yara, ya tenemos el Louvre y el Velasco y tendremos el París, que es el más importante de los hoteles de Matanzas, el hotel presidencial de la ciudad.

Dentro de nuestras proyecciones destaca algo que hemos llamado el Pulmón o Parque de la Ciudad. Es un proyecto que data de 1943 que abarca desde el Parque Watkin hasta el Valle del Yumurí. En todo ese espacio, en su tesis ella concibió un parque bucólico y queremos rescatar así un espacio geográfico único, idílico, romántico de esta ciudad, que es el abra de Yumurí.

Hay un proyecto también importante, que es quijotesco, pero que hay que tener en cuenta porque si uno no sueña, las cosas no se dan. Rescatar el movimiento del puente giratorio es transcendental porque es único en Cuba, porque es una atracción para el turismo internacional que un puente gire en una ciudad cubana para dar paso a lanchones o para dar paso al tren.

El puente está ahí, lo que hay es que evaluarlo, restaurarlo, volver sobre la marcha de los diagnósticos realizados con anterioridad para lograr que el puente gire. Con ese fin estamos incidiendo en proyectos internacionales, porque un puente de este tipo no puede ser solo con dinero cubano, tiene que haber una inversión extranjera.

Hoy, mirando al futuro difícil que nos toca a la puerta, ¿cuáles serían los desafíos de la Oficina del Conservador de la Ciudad de Matanzas?

Nosotros hoy tenemos un desafío muy importante que es lograr continuar las ondas expansivas que iniciaron en aquel punto dinamizador de la Plaza de la Vigía en la restauración de la ciudad.

Ahora vendrían las calles de Milanés, Contreras, Manzano, donde se encuentran los límites del primer espacio de la ZPC, o sea, llegar por la parte del sur hasta la calle Río; continuar Narváez para unir puente a puente, es otro de los proyectos que queremos.

Terminar el edificio de la antigua iglesia fundacional de Matanzas para entonces, con un proyecto que debe iniciar dentro de poco ya inmediato, trasladarlo entonces a ese lugar que es donde realmente estará la Sala de la Fundación.

Necesitamos mucho dinero, mucho esfuerzo, mucho trabajo, aunque los proyectos ya están. Sabemos lo que queremos y cómo lo queremos hacer, lo que falta son los recursos. Estaremos ahí llegando, porque para este año próximo ya la oficina tiene aprobado el cambio de categoría. Pasaremos a ser presupuestados estatales con tratamiento especial, lo que significa que la oficina ya puede brindar y cobrar servicios.

Además de eso vamos a recibir de todos los que usan el Centro Histórico un 1% de los ingresos estatales para la cuenta de restauración de la ciudad. Vamos a contar entonces ya con un presupuesto exclusivo para restauración de edificios, monumentos, calles, espacios públicos, etc.

Si tuviera que hacen una retrospección diez años atrás, cuando se creó la Oficina del Conservador, ¿qué veía Orozco entonces? ¿Qué se ha cumplido de lo que tenían previsto y qué falta por cumplirse?

Hace diez años veíamos una ciudad casi en ruinas que había que restaurar. Y lo logramos. Logramos restaurar la ciudad, los edificios emblemáticos de la Plaza de la Vigía, del Parque de la Libertad y los espacios públicos, se logró restaurar el espíritu del que la vive.

Queda mucho, mucho por hacer, el triple, el cuádruple todavía en la ciudad. Nosotros tenemos que llegar hasta los barrios: La Marina, Simpson, Pueblo Nuevo, que tienen excelentísimas construcciones en su interior.

Ya el inventario está hecho, pero necesitamos llegar físicamente al lugar. Eso es lo que nos falta por falta de recursos y por falta de que no tenemos aún lo necesario para ejecutar esos proyectos.

La gente tiene a veces una idea errónea de cómo funcionan los mecanismos existentes, de cómo se engranan todos los ejes para que se desarrollen los procesos.

Valoro mucho los comentarios negativos que aparecen en las redes sociales, que ahora son la vía de comunicación por excelencia, porque son los que más ayudan, porque te dicen qué quiere la gente, por qué está preocupada y eso significa que a la gente le importa lo que está sucediendo en su alrededor.

Lo que pasa es que la gente no conoce a veces nuestras funciones. La responsabilidad de la oficina es regir, orientar, explicar: esto es lo que hay que hacer, de esta manera y por esta prioridad y la técnica aplicada es esta.

Pero es que todo el mundo, cuando le entregamos el ABC de lo que hay que hacer, no lo hacen igual y, como yo no tengo ni el dinero, ni tengo la cuenta, ni tengo el personal, ni tengo la brigada, ni tengo nada, entonces la gente me cuestiona por qué no lo hacemos cuando en realidad yo lo que debo es decirle cómo se hace, al que lo tiene y  puede hacer. Yo no puedo hacerlo todavía. Quizás el año que viene hasta lo vemos hablando de otra cosa.

Entonces, ¿está satisfecho o al menos contento con lo que se ha logrado?

Nosotros estamos felices realmente de cómo hemos llegado a este décimo aniversario. Yo sé que se ha trabajado mucho, que se ha hecho un esfuerzo extraordinario. Claro que siempre falta más, tenemos que hacer más por llevar adelante a esta ciudad.

Nadie ha dicho que terminamos. Esto es un trabajo de todos los días y seguiremos aquí mientras existamos, mientras nos den las fuerzas y la salud, intentando poner la varilla más vez más alta. Así es como se traza el camino hacia el desarrollo. Así es como será realidad la ciudad que soñamos.

 


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Jessica Mesa Duarte

Periodista y escritora de guiones radiales.


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