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viernes, 22 de noviembre de 2024

Verdadera clase de Historia

"El hijo del Alma Mater" es un documental imprescindible en estos tiempos; en que cada joven cubano debe mirarse como digno tributo y compromiso con José Antonio Echevarría...

Raquel Marrero Yanes en Exclusivo 20/03/2012
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José Antonio Echevarría
José Antonio Echeverría, líder estudiantil y ejemplo de cubano.

Posee la historia el mágico don de atraparnos en el tiempo. Muchos han sido quienes a través de los años se apasionan con su estudio e intentan desentrañar los más insospechados detalles del pasado para acercarlos en el tiempo y convertirlos en verdaderas clases de Historia.

Este es el término justo para calificar el documental El hijo del Alma Mater, el más reciente éxito de la Casa Productora Mundo Latino, en coproducción con el Canal Educativo, como parte de la Serie Grandes Biografías Cubanas.

Por el sendero de dar a conocer la vida y obra de héroes y mártires de nuestras gestas libertadoras, desandan Bárbara Silvia Diéguez, su realizadora y los guionistas César Gómez y el periodista Orfilio Peláez, quienes lograron romper los rígidos esquemas que reducen el recuerdo del joven José Antonio Echeverría, solo un mártir que murió en las acciones revolucionarias del ataque al Palacio Presidencial y la toma de Radio Reloj, para convertirlo en algo más; en el joven capaz de analizar los momentos que le tocó vivir y entregar su vida por una causa justa.

En aproximadamente 51 minutos, logramos escenificar las principales facetas de su vida, que lo convirtieron en figura cimera del estudiantado cubano, desde su nacimiento el 16 de julio de 1932, en Cárdenas, Matanzas, hasta su muerte el 13 de marzo de 1957, incluyendo detalles del sepelio nocturno y silencioso a que obligó la dictadura, comenta Diéguez.

Nuestro mayor compromiso, satisfacción y empeño —agrega— está en presentarle a las nuevas generaciones el pasado de una manera más atractiva. El lograr representar al joven que llegó a ser la estatura política e histórica de los sucesos de aquel 13 de marzo, al que salió como estudiante de un aula universitaria para aglutinar desde las filas de la Federación Estudiantil Universitaria (FEU) a todos los que tenían inquietudes revolucionarias, a quien fue capaz de madurar y analizar la situación política de su país.

Para representarlo —explica—, junto a sus compañeros, familia y su novia, no fue necesaria la actuación de profesionales, sino de personas de pueblo —en este caso, estudiantes de la Escuela de Instructores de Arte Eduardo García Delgado, en la capital— que físicamente se acercaran a ellos y que a través de pequeñas dramatizaciones permitieran concatenar las ideas e imágenes de archivo empleadas.

Carlos Arredondo Escalona, encarnó a José Antonio. Es su imagen —con la magia de la escenografía, el maquillaje y la peluquería que permiten recrear pasajes de la época—, la que nos hace descubrir al joven real de carne y hueso, con angustias, alegrías, con días tan normales como heroicos, alejados de hazañas inalcanzables; también al estudiante de arquitectura, al dirigente de la FEU, al revolucionario, al internacionalista, al amigo, al deportista, al bailador y hasta al galán enamorado.

Profundamente emocionado —dice—, “nunca pensé acercarme tanto a José Antonio. De él solo recordaba al mártir del 13 de marzo, de quien había oído hablar en las escuelas. Ahora siento admiración y respeto por ese muchacho extremadamente atractivo, inquieto, conversador, alegre, estudioso, de gran entereza, valor y sensibilidad por el arte, al que le llamaban Manzanita, y del que, desde entonces, tengo algo en común a él: el amor a la Patria”.

A través de una mirada desprejuiciada, que aborrece los dogmas, que proscribe las consignas, y empeñado en llegar a su esencia más profunda, el comandante Faure Chomón, entre otros compañeros de lucha y amigos de José Antonio, como Juan Nuiry, Zaida Trimiño, Luis Blanca, José Venegas, Andrés Silva, Isidoro Salas, Talía Lauciriaca y Julio Fernández de Cossío, dieron testimonios que hicieron posible la realización de este material biográfico.

Juan Nuiry Sánchez, —en aquel entonces dirigente de la FEU y participante en la toma de Radio Reloj— hoy presidente de la Cátedra José Antonio Echeverría y profesor de mérito de la Universidad de La Habana, manifiesta sentirse emocionado y lleno de recuerdos.

“Cuando escucho hablar de José Antonio, de su arrojo, su valor y su pensar, considero que se multiplica, que vivió con un pie en su tiempo y otro en el futuro, y por eso constituye un punto de referencia para nuestra historiografía y para las nuevas generaciones, por lo que será por siempre el presidente eterno de la FEU”.

Tras una jornada aleccionadora para todos, estudiantes universitarios y dirigentes de la FEU, de la Universidad de La Habana (UH), en representación del estudiantado cubano, al asistir a la premier coincidieron en que El hijo del Alma Mater es un documental fascinante, indescriptible, imprescindible en estos tiempos; y a su vez, espejo de honradez, valentía y perseverancia en que cada joven de hoy debe mirarse como digno tributo y compromiso con el líder estudiantil.

Fue así que agradecieron al equipo realizador la oportunidad de ponerles en sus manos, y para el disfrute de todos, un material tan valioso, que si bien comienza con la alocución (truncada) de José Antonio, por los micrófonos de la emisora Radio Reloj al pueblo de Cuba, termina ideando la mejor manera de rendirle tributo, recordarlo como lo que fue: un hijo del Alma Mater, un hombre inmensamente generoso en su tiempo y para todos los tiempos, a los que las nuevas generaciones, le debemos mucho.

Asimismo reclamaron la presencia de materiales como este en los programas de estudio de Historia de Cuba y en la programación de la televisión. Con ese sentir salimos todos del anfiteatro Manuel Sanguily, de la UH, recordando nombres y hechos para ser incluidos en nuevas ideas que, como esta, fructifican para bien. Así la distancia que nos separa del pasado se hará más corta.


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Raquel Marrero Yanes


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