El economista Rafael Correa, quien asume este viernes un nuevo mandato presidencial en Ecuador tras ser reelecto con un 57,1 % de los votos posibles, advirtió que en sus próximos cuatro años de gobierno habrá una radicalización del proyecto político de la Revolución Ciudadana, en aras de continuar la reestructuración a fondo de su país, de 14 483 499 (catorce millones cuatrocientos ochenta y tres mil cuatrocientos noventa y nueve) habitantes.
A una ciudad, bellamente engalanada para la celebración, llegaron 90 delegaciones oficiales, en la que se encuentran 12 jefes de Estado, un príncipe, cinco vicepresidentes y 10 cancilleres; para acompañar la ceremonia de posesión y los actos populares masivos, en lo que se considera un gesto de amistad y solidaridad con la Revolución pacífica que lidera el gobernante de 50 años, cuya ideología antiimperialista lo ha destacado en foros internacionales.
Ante Correa y su equipo gubernamental afloran varios retos para el nuevo período. Él gobernó en los últimos seis años, con una interrupción prevista en la Asamblea Constituyente que exigía nuevas elecciones. Fue revalidado en el cargo y, el pasado 17 de febrero, obtuvo una victoria rotunda en primera vuelta, ante la que nada pudo hacer la oposición ecuatoriana.
La primera etapa de gobierno no fue fácil para el presidente, declarado enemigo de la economía neoliberal. En ese tiempo sufrió los ataques continuos de la partidocracia y la derecha ecuatoriana, que intentaron darle un golpe de Estado policial en el que fue rescatado por tropas leales. Fue injustamente acusado por su vecina Colombia, entonces bajo la presidencia del derechista Álvaro Uribe, de amparar a la guerrilla de ese país en su territorio. Aún se mantienen discrepancias con Estados Unidos, cuya base militar en Ecuador fue cerrada por decisión de Correa.
Ahora, a lo interno, ya resueltos los problemas con Colombia, con un enorme prestigio internacional, y con la mayoría de los escaños en el Congreso Nacional (74), y una economía más sólida; el gobierno que se inicia este viernes tendrá un libre tránsito para tramitar una serie de leyes congeladas en esa instancia, lo que impedía el desempeño favorable de la reestructuración nacional planteada en la nueva Carta Magna, emanada de la Asamblea Constituyente.
La economía de Ecuador es la octava más grande de América Latina, después de las de Brasil, México, Argentina, Colombia, Venezuela, Perú y Chile. En el 2012 creció más de un 5 %, lo que la coloca como la de mayor fortaleza en ese ámbito en la región.
En una entrevista al canal de televisión RTS este jueves, Correa dijo que con una cómoda mayoría en el Parlamento, “está prohibido fallar” en las tramitaciones de nuevas leyes que cambiarán al país. Se trata de recuperar el tiempo en que las regulaciones enviadas por el ejecutivo para su aprobación en esa instancia eran boicoteadas por los diputados opositores.
En opinión del mandatario, uno de los objetivos principales alcanzados durante su gestión hasta hoy han sido los cambios de las relaciones de poder, “pues ya no nos dominan las élites, la bancocracia, los medios de comunicación. Ahora quien manda es el pueblo ecuatoriano”, precisó.
En su nuevo mandato —que anunció será el último pues no piensa en postularse de nuevo— Correa prevé una nueva ley de régimen monetario y otra de instituciones financieras, con lo que asegurará que el capital no dirija los destinos del país. Tales reglamentaciones en una economía dolarizada se harán para garantizar que “aquí mande el pueblo ecuatoriano”.
Otro de los propósitos hasta el 2017 es la implementación de políticas para favorecer a los ecuatorianos residentes en el exterior, y crear las condiciones para quienes deseen retornar —ya son más de 50 000— . La emigración masiva se produjo en los años 80 y 90 del pasado siglo, debido a la pésima situación económica y laboral existente antes del triunfo de Alianza País, resultantes de la política neoliberal impuesta al país andino.
También entre los retos actuales del gobierno está la búsqueda de la calidad y la eficiencia, el cambio de la matriz productiva y la consolidación de las transformaciones sociales.
En su alocución televisiva al pueblo ecuatoriano, el mandatario solicitó confianza a la población, pues hace seis años atrás “nadie se podía imaginar que se habría lanzado un satélite, se hubiera transformado la educación, la salud, la vialidad y la atención a personas discapacitadas”.
Objetivo también del ejecutivo será la promulgación de una ley de comunicación que favorezca a los medios comunitarios y regule la prensa mercantilista aliada a los intereses de la oligarquía, uno de los principales enemigos de la Revolución Ciudadana. La nueva normativa, aclaró, irá más allá, pues una de sus intenciones es el desarrollo de la industria cultural nacional.
En el segundo semestre de este año empezará a regir el presupuesto del Estado, en torno a los 26 000 millones de dólares, en meses en que expertos consideran duros en el ámbito fiscal, pues las cuentas sufren ante las inversiones en megaproyectos locales, como los hidroeléctricos.
La inversión en el 2013 para el sector social está en torno al 14 % del Producto Interno Bruto (PIB). Está en planes la construcción de 250 centros del Buen Vivir, 88 colegios con tecnología de punta, entre otros importantes centros para la sociedad.
Empieza este 24 de mayo, entonces, un nuevo capítulo de la política ecuatoriana, con condiciones mucho más favorables a seis años atrás, cuando comenzaba el nuevo proyecto político con poderosos enemigos, pese a lo cual se mantuvo y robustece bajo el liderazgo de Correa.
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