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miércoles, 20 de noviembre de 2024

De cuando Marco Rubio estrechó las manos de Donald Trump

Trump firmó una orden ejecutiva que ha borrado de golpe y porrazo la oportunidad de avanzar en la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos...

José Armando Fernández Salazar en Exclusivo 16/06/2017
1 comentarios
Trump junto a Marco Rubio
Marco Rubio junto a Donald Trump.

Me imagino que por un breve instante, este 16 de junio de 2017, el senador cubanoamericano Marco Rubio debió recordar aquella vez en que se burló de Donald Trump por el tamaño de sus manos.

Fue en marzo de 2016. En aquel entonces, durante un mitin en Virginia, el republicano expresó que "Él (Trump) siempre me llama pequeño Marco. Y admitiré que es más alto que yo. Él mide como 1,89 metros, por lo que no entiendo por qué sus manos son del tamaño de una persona que mide 1,58. ¿Y saben que dicen de los hombres con manos pequeñas? Que no puedes confiar en ellos".

Pero este viernes Rubio se ha apresurado a estrechar esas  manos del actual presidente de los Estados Unidos, porque de ellas ha venido la firma de una orden ejecutiva que ha borrado de golpe y porrazo la oportunidad de avanzar en la normalización de relaciones entre Cuba y Estados Unidos.

Cargado de retórica y con el aire de reality show que usualmente se respira en sus discursos, Trump ha anunciado la vuelta de las restricciones en los viajes, el fortalecimiento del bloqueo y el condicionamiento político de cualquier negociación con el gobierno cubano.

Pero el alcance de estos y otros asuntos todavía está por verse por la ambivalencia en el anuncio de los mismos. Si bien el magnate neoyorquino criticó a fondo la anterior política de Obama, luego reconoció varios puntos alcanzados por esta, como por ejemplo la apertura de la embajada en La Habana.

Esa incoherencia respecto al tema Cuba ha acompañado al actual inquilino de la Casa Blanca desde sus años como aspirante a candidato. En más de una ocasión cambió de opinión y en este momento, quizás compelido por la necesidad de hacerse de socios en el Congreso, ha aceptado escuchar a políticos como el propio Marco Rubio y el representante Mario Díaz Balart, partidarios de una línea dura hacia Cuba, tan inefectiva ahora como hace más de 50 años.

Recuérdese que Rubio tiene un puesto en el Comité de Inteligencia del Senado donde se investiga la campaña presidencial republicana y Díaz-Balart comprometería su voto para desactivar el Obamacare. Detrás de este nuevo contrato (así lo llama Trump) parece estar también el gobernador de La Florida, Rick Scott,  quien el pasado enero amenazó a los puertos de su estado que recibieran mercancías provenientes de Cuba. Durante el acto en el teatro Manuel Artime, de Miami, el presidente lo invitó a que corriera por un escaño en el Senado, aunque su tono dejó entrever más un recordatorio que un genuino deseo.  

A ello habría que agregar que Trump prometió a los invasores de la brigada mercenaria 2506 un cambio hacia Cuba, y el presidente siempre cumple su palabra, aunque en esta ocasión haya suprimido una política por retórica.

De esta forma la actual administración norteamericana estimó que era más atinado escuchar a estos “expertos” del tema Cuba (la mayoría de los cuales nunca han estado en la Isla o hace más de 50 años que no viajan a ella) antes que a sus asesores y funcionarios quienes, se dice, trabajaron en una actualización de las regulaciones de Obama y de pronto fueron obviados.

Tampoco fueron sopesados los 6,6 millones de dólares y los más de 12 mil puestos de trabajo que corren el riesgo de perderse si hay un retroceso en la normalización de relaciones con Cuba, ni el hecho de que, de acuerdo con una encuesta del grupo Engage Cuba el 65 por ciento de los norteamericanos un mayor acercamiento con Cuba. En 2017 más de 284 mil norteamericanos ya han visitado la Isla. Aunque claro siempre queda aquello de que Trump ganó la presidencia pero el voto popular.

A Trump no le faltaron consejos. Desde el Congreso demócratas y republicanos le hicieron saber que una mayoría aprueba la normalización, y hasta se movieron proyectos de Ley. Los tanques pensantes advirtieron que un retroceso significaba también una disminución de la influencia norteamericana en la región, mientras que el sector empresarial reconocía las potencialidades para la inversión en la Mayor de las Antillas.

Sin embargo, en Miami Trump no habló, ni ejerció su poder, para ninguno de ellos, sino para la minoría que le dio su apoyo en las presidenciales de 2016 aunque el voto cubano solo representa actualmente el 31 % de los latinos de la Florida. Y si alguien tenía dudas sobre el verdadero carácter anexionista de este grupo uno de los símbolos de mayor fuerza fue la interpretación del himno nacional norteamericano en una cto que supuestamente era para hablar de Cuba (sonó tan desafinado el violín que Trump tuvo que tirarle un salve a Luis diciéndole que estaba nervioso).

Aunque dijo que sus palabras y actos eran por el pueblo cubano, Trump se dirigió a esos pocos y sonó anacrónico, con un profundo desconocimiento de la historia cubana (la operación Peter Pan fue orquestada por el gobierno norteamericano) y la realidad latinoamericana (acusó a Cuba de desestabilizar la región, cuando fue en La Habana que se firmaron os acuerdos de paz de Colombia, uno de los conflictos más antiguos del subcontinente).

Quizás a estas alturas Marco Rubio agradezca a Trump no haber ganado la presidencia porque finalmente pudo lograr su cometido sin tener que cargar con otras responsabilidades como el botón nuclear o los escándalos que siempre sobrevuelan el despacho oval.

Ahora solo le bastó recoger la pluma de la firma de la orden ejecutiva que convertía en política de gobierno los intereses de la clase política que representa (¡Qué bien pequeño Marco, las cosas vuelven a estar en su lugar!), como si se tratara de un souvenir o un botín de guerra, o quizás un recuerdo de aquella tarde en que tuvo que tragar en seco y estrechar las manos de Trump.


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José Armando Fernández Salazar

Para mí no hay nada mejor que estar con los que quiero, riendo y escuchando a los Beatles

Se han publicado 1 comentarios


robertoartemisa
 24/6/17 16:16

  • una buena trumpada para trump.
  • trumposo que es trump .
  • trump dime con quien andas y te diré quien eres .
  • las manos de dos trumposos :marcos rubio y donald trump.
  • parecia que estaban sacando ratas,brujas y escarabajos de un saco, ah y una galleta carbonera.
  • pero recuerda trump:el que la hace,la paga,no hay miedo ni susto ,esperaremos,ya vendrán tiempos mejores.....

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