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domingo, 24 de noviembre de 2024

Examen interno del Partido de la Revolución

Por mandato del recién celebrado VI Congreso del Partido, la Conferencia Nacional que comienza hoy evaluará con sentido objetivo y crítico el trabajo de la organización...

Frank Agüero Gómez en Exclusivo 28/01/2012
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Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba
Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba

Sin ninguna fanfarria y con mucho análisis de las opiniones de los militantes y de los criterios de la población, se inició este 28 de enero la Primera Conferencia Nacional del Partido Comunista de Cuba, en correspondencia con las facultades que le atribuyen a este órgano los Estatutos y Reglamentos de la vanguardia política revolucionaria.

La cita, a la que concurren 811 delegados en representación de los más de 800 mil militantes del Partido, se ha hecho coincidir con el aniversario 159 del natalicio del más grande político y pensador cubano, José Martí, alma del alzamiento anticolonial de 1895 y organizador del Partido Revolucionario Cubano (PRC).

Como señaló oportuna y reiteradamente el Comandante en Jefe Fidel Castro, Martí es el “autor intelectual “del movimiento que generó el asalto al Moncada, del desembarco del Granma y de las proezas que condujeron al triunfo de la Revolución”.

El pensamiento y la acción de nuestro Héroe Nacional insuflaron en varias generaciones de cubanos el sentimiento de lucha contra la opresión y la injusticia, han sido y serán guía permanente de un pueblo entero enfrentado al reto histórico de defender la Patria frente a hostilidades y maquinaciones de sus adversarios, y paradigma para intelectuales y luchadores de otras latitudes por un mundo mejor.

La organización política que él concibió para dirigir la guerra necesaria e iniciar la República con todos y para el bien de todos, —uno de sus significativos aportes al la teoría y práctica de la Revolución social—, al decir de Fidel, es “el antecedente más honroso y más legítimo del Partido que hoy dirige la Revolución”.

De esa estirpe es heredero el actual Partido Comunista de Cuba, marxista-leninista y martiano, una organización política de vanguardia concebida no para contiendas electorales ni privilegios gubernamentales o de otro tipo, sino para conducir al pueblo hacia el máximo de justicia social, felicidad y solidaridad entre los seres humanos, en una sociedad plenamente libre y soberana.

“El Partido lo resume todo. En él se sintetizan los sueños de todos los revolucionarios a lo largo de nuestra historia; en él se concretan las ideas, los principios y la fuerza de la Revolución”, expresó Fidel en el Informe al Primer Congreso del PCC, en 1975.

El VI Congreso del Partido, máxima instancia de dirección de la organización, celebrado en 2011, definió las tareas que corresponde enfrentar a la sociedad cubana en la actual etapa, concretada, ante todo, en los lineamientos de la política económica y social.

Aquellos acuerdos contienen, virtualmente, el programa del Partido, la Revolución y el pueblo cubano, que tomó parte activa en su análisis y formulación, para lograr el propósito primero y urgente de actualizar nuestro modelo económico y social y ponerlo a tono con las exigencias de los tiempos actuales.

El VI Congreso encomendó a la Conferencia que ahora se celebra “la responsabilidad de evaluar con objetividad y sentido crítico el trabajo de la organización, así como determinar con voluntad renovadora las transformaciones necesarias para situarlo a la altura de las circunstancia actuales”.

Como se ha dicho y conocemos a través de los medios públicos, corresponden a los órganos del Estado y al Gobierno de la nación ejecutar los proyectos y acuerdos derivados de la magna cita partidista, auxiliados por las comisiones de implementación y seguimiento de los lineamientos, de cuya ejecución está informada la opinión nacional y extranjera.

El Partido, con ser el dirigente máximo de la nación, de acuerdo con la Constitución de la República, no es quien ejecuta los acuerdos. Sus funciones están en los Estatutos y documentos normativos, que le facultan, entre otros deberes, a exigir “un control efectivo de la actividad económica , en primer lugar, para alertar a tiempo y con argumentos sólidos lo que pueda estar afectando el cumplimiento del Plan, o cualquier otra tarea de importancia social, desde la base hasta el más alto nivel”.

El General de Ejército Raúl Castro, en su condición de Primer Secretario del Partido, insistió en el resumen del VI Congreso, y en posteriores intervenciones, en que la primera condición requerida para asumir los cambios que se exigen, es modificar la mentalidad, que como barrera sicológica ata las nuevas acciones a dogmas y criterios obsoletos.

Es una exigencia para todos los cuadros de dirección, en cualquier nivel, y a los militantes del Partido les corresponde encabezar esa batalla.

“No podemos permitir que incomprensiones de ningún tipo obstaculicen la gigantesca tarea que tenemos por delante”, precisó Raúl en el II Pleno del nuevo Comité Central del Partido electo en el VI Congreso.

La Conferencia del Partido tiene ante sí la tarea de continuar, desde el ángulo de la vida interna, todo lo que puede y debe ser actualizado en concordancia con los nuevos tiempos.

El sentido dialéctico del concepto “Revolución”, definido por el fundador de nuestro actual Partido Comunista, Fidel, tiene absoluta vigencia en el proyecto de documento de la Conferencia que fuera discutido en todos los núcleos del Partido y comités de base de la Unión de Jóvenes Comunistas.

Siguiendo tradiciones de anteriores citas partidistas, y en particular las experiencias del proyecto de lineamientos del VI Congreso, sobre él se emitieron más de un millón de opiniones, de las cuales se modificaron 78 de sus 96 objetivos y se añadieron otros cinco. El pueblo tuvo acceso al documento que circuló en cantidades adecuadas en los estanquillos de prensa.

El Partido Comunista de Cuba, como se aprecia en todo este proceso democrático, es fiel a los conceptos fundacionales de su misión y a la confianza que tiene la mayoría de nuestra población en la pureza de sus militantes.
No elude sus responsabilidades como fuerza dirigente superior de la sociedad, las asume con genuino espíritu crítico y autocrítico, fuente de vitalidad y permanente renovación, asume y perfecciona los principios del centralismo democrático, la dirección colectiva y la responsabilidad individual, pilares de la organización y la estructura del Partido.

Como se precisa en el proyecto de Plataforma que analiza la Conferencia, el Partido afronta los retos actuales y está consciente de que estos reclaman, “como primera exigencia, articular todos los medios y fuerzas con que contamos para fortalecer la unidad patriótica y moral del pueblo, desarrollar valores y patrones de vida revolucionarios; abrir cauces a legítimas aspiraciones individuales y colectivas; y enfrentar discriminaciones y prejuicios de todo tipo que aún persisten en el seno de la sociedad”.


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Frank Agüero Gómez


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