Luego de su visita de dos días a California, el jefe de la Casa Blanca declaró a periodistas a bordo del avión presidencial Air Force One que 'cuesta una fortuna' operar ese centro de detención en la base naval, ubicada en el este de Cuba contra la voluntad del pueblo y el Gobierno de esta nación, reportó recientemente The New York Times.
De acuerdo con el diario, los comentarios de Trump se produjeron a raíz de un reporte del propio periódico publicado esta semana sobre el costo de mantener en el lugar a los 40 prisioneros que quedan en la cárcel, entre los cuales se incluyen a los acusados de planear los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001.
El artículo del medio indica que el Gobierno norteamericano gastó más de 540 millones de dólares -13 millones por detenido- el año pasado, monto que incluye el pago de los guardias militares, el costo de la corte de guerra y los gastos de construcción relacionados.
Sé sobre eso, manifestó el mandatario republicano a los reporteros, y añadió que están valorando alternativas, pero no dijo si consideraría cerrar la prisión que ha estado en el centro de denuncias por violaciones de los derechos humanos de sus detenidos.
Poco antes de asumir la presidencia en enero de 2009, el predecesor de Trump, el expresidente Barack Obama (2009-2917), declaró que la prisión de Guantánamo representaba 'la más seria amenaza a la credibilidad de Estados Unidos como una democracia defensora de los derechos humanos'.
Sin embargo, el compromiso del exmandatario de cerrar la cárcel de máxima seguridad quedó incumplido en sus ochos años en el cargo, al chocar con la fuerte oposición de congresistas republicanos e, incluso, algunos de su propio Partido Demócrata.
El actual gobernante se refirió anoche a ese tema, cuando dijo: 'Miren, el presidente Obama dijo que la Bahía de Guantánamo estaría cerrada, y nunca lo logró, así que estamos atrapados con eso'.
A decir del Times, el costo de 13 millones de dólares por prisionero ciertamente hace que el centro de detención en Guantánamo, abierto por la administración de George W. Bush y al que llegaron los primeros 20 prisioneros el 11 de enero de 2002, sea el más caro del mundo.
Tras la entrada en funcionamiento de esa cárcel se sucedieron las denuncias de organizaciones internacionales sobre las torturas sistemáticas, los interrogatorios, los abusos y otras violaciones a los derechos humanos de los casi 800 reos que llegó a recibir la prisión, la mayoría de ellos sin cargos en su contra.
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