La verdad es como la luz, por mucho que la pretendan esconder siempre brota, altiva. Por vigesimoctava ocasión, la comunidad internacional lo ha dejado patentizado en la ONU: no importan las campañas mediáticas, la guerra fría y la manipulación de la verdad, se ha votado y la mayoría ha hablado. Estados Unidos e Israel se repiten con su voto negativo, mientras que Brasil se suma este año, demostrando la clara posición del gobierno de Bolsonaro, dispuesto a seguir bailando al ritmo que imponga Trump y su cuadrilla. Además, se abstuvieron Colombia y Ucrania.
De los Estados Miembros, 187 estuvieron a favor del informe Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por los Estados Unidos de América contra Cuba, presentado por el ministro de Relaciones Exteriores, Bruno Rodríguez. Nada justifica un bloqueo tan criminal contra una nación que impulsa la solidaridad y las relaciones donde prime el respeto a las diferencias. Aunque esta respuesta no ha sido diferente a la de las 27 ocasiones anteriores, el gobierno de Washington insiste en darle continuidad a una política obsoleta y continúa alimentando doctrinas de dominación mundial.
Las 187 naciones que votaron a favor de Cuba lo hicieron conscientes de que es posible el diálogo entre naciones y que es injusta esta medida unilateral que pretende asfixiar al pueblo cubano. Asimismo, lo hicieron amén de las fuertes presiones y chantajes ejercidas por las autoridades norteamericanas. Por estos días no han cesado las maniobras de Estados Unidos para que los Estados Miembros voten por miedo y no a favor de la verdad. Ello dice mucho de sus “buenas intenciones”, que para nada atienden al reclamo de la comunidad internacional, que durante más de dos décadas ha adoptado de manera prácticamente unánime la resolución que pide el levantamiento del bloqueo.
La Embajadora de Estados Unidos, con altas dosis de cinismo, ha expresado en la ONU que su Gobierno apoya al pueblo cubano, dijo que su objetivo es revelar la verdad, ¿cómo es posible que alguien halle alguna justificación para llevar adelante una cruel política diseñada para afectar la economía de los cubanos, para separar a las familias y destruir los valores más elementales de justicia social?
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EL BLOQUEO NO SOLO AFECTA A CUBA
¿Cómo puede el mundo estar a favor del genocidio, del hambre, de la guerra o de la injerencia? ¿Cómo se justifica que en cualquier parte adonde llegue la ayuda humanitaria norteamericana con ella sobrevenga la violencia o el terror?
Este 7 de noviembre se escuchó la voz del mundo, la esperanza de los pueblos que esperan un cambio, ese que habla del derecho de los más humildes, no de engordar el bolsillo de los poderosos. Con Bruno volvimos al juicio del Moncada. Desde el estrado, una vez más, se esgrimía contra el imperio el alegato de autodefensa de un pueblo que busca su propio camino, que lleva salud, deporte, cultura y educación, y que promueve la paz por encima de la guerra.
Hoy el bloqueo es problema de todos. Su alcance extraterritorial cada día es mayor. No solo afecta al territorio cubano, sino a terceros Estados y compañías y ciudadanos estadounidenses.
El canciller cubano explicaba ante la ONU hasta dónde han llegado las últimas medidas de la actual administración de la Casa Blanca: “Se restringieron las remesas a ciudadanos cubanos, se redujo el otorgamiento de visas y se limitaron los servicios consulares, un acuerdo entre las federaciones de béisbol fue cancelado, se anularon los viajes individuales de ciudadanos norteamericanos, se prohibieron los cruceros y los vuelos directos a los aeropuertos cubanos, excepto el de La Habana; se impidió el arrendamiento de aviones con más de un 10 % de componentes estadounidenses y la adquisición de tecnología y el equipamiento en similar condición, cesaron las actividades de promoción comercial y los intercambios culturales y educativos”.
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Como si esto fuera poco, han pretendido desacreditar a Cuba en materia de cooperación en Salud con campañas calumniadoras, trayendo como consecuencia más cruel la privación del acceso a programas de salud a personas de bajos recursos. Lo que Estados Unidos niega, Cuba defiende con furor a través del programa Más Médicos, la Misión Milagro o el contingente Henry Reeve, con la convicción de que toda persona tiene derecho al acceso oportuno, aceptable y asequible a servicios de atención de salud de calidad suficiente.
Por el contrario, con el bloqueo se imposibilita a los cubanos el acceso a medicamentos novedosos para el tratamiento de cáncer, solamente producidos por compañías farmacéuticas estadounidenses.
Esto es lo que dicen las grandes transnacionales sobre los médicos cubanos: son tropas militares. Políticos y funcionarios norteamericanos atacan un programa que cuenta con el reconocimiento de la comunidad internacional ¡Allá aquellos, los de este siglo, que lleven vendas y se dejen cegar con el eslogan de prosperidad, que no es más que coloretes para disfrazar la dominación!
ESTADOS UNIDOS DEBÍA EXPLICAR CÓMO CUMPLE LOS DERECHOS HUMANOS
Juzgador del mundo, Estados Unidos se ha creído su derecho a intervenir en otras naciones, pero ¿quién habla de los derechos humanos que se violan en el supuesto país de la libertad? El mantenimiento del bloqueo es un claro indicio de que la guerra fría no terminó para el imperialismo, y luego se vanagloria hablando del libre comercio y democracia. Cuba, por encima de eso, tiene que soportar la ilegal base naval en Guantánamo en contra de la voluntad del Gobierno y pueblo cubanos.
“El Gobierno de Estados Unidos no tiene la autoridad moral para criticar a Cuba ni a nadie en materia de derechos humanos”, dijo Bruno, mientras que exponía la verdadera cara de ese país: “Merecen condena las muertes de civiles por sus tropas en diversas latitudes y el empleo de la tortura, el asesinato de afroamericanos por la policía y de emigrantes por patrullas fronterizas, las muertes de menores no acompañados en detención migratoria y el abuso y uso abusivo y racialmente diferenciado de la pena de muerte aplicable a menores y discapacitados mentales” (Violaciones del artículo 3: Derecho a la vida, de la Declaración Universal de Derechos Humanos).
El país que acusa a Cuba de violar los derechos humanos tiene mucho escombro bajo la alfombra. En Estados Unidos, “la impunidad del lobby de las armas es culpable del aumento de los homicidios incluso de adolescentes. En los primeros ocho meses de 2019 se habían producido alrededor de 250 ataques múltiples con armas de fuego, con casi un millar de víctimas de las cuales cerca de la cuarta parte fueron mortales. En 2018 fallecieron diariamente cien estadounidenses y 274 fueron heridos por armas de fuego. En Estados Unidos hay 2,3 millones de personas en privación de libertad, es la cuarta parte de la población penal del planeta, y en un año se hacen 2,5 millones de detenciones” (De esa manera se violan el Artículo 25: Derecho a no ser torturado, y el artículo 9: No ser detenido arbitrariamente).
Bruno hizo una justa denuncia: “Estados Unidos miente y falsea los datos sobre supuestas licencias para operaciones de venta de medicamentos y alimentos a Cuba, que muy difícilmente llegan a concretarse. La delegación de Estados Unidos a ese escaño debería explicar en esta Asamblea las condiciones que imponen a las compras cubanas: no hay acceso a créditos, ni oficiales ni privados, se debe pagar al contado cuando la mercancía llega al puerto, se persigue a los bancos que manejan nuestras transacciones, no se pueden utilizar embarcaciones cubanas”. Estas condiciones constituyen trabas importantes para el desarrollo del comercio con otras naciones, mientras que las manipulaciones mediáticas hablan de un bloqueo interno, de dictadura y de falta de gestión del Gobierno cubano para impulsar la economía.
El canciller cubano acertadamente explicó cómo se viola el derecho a la salud de estadunidenses, habló de la represión contra los emigrantes, de las condiciones de pobreza extrema, el desempleo, de los ciudadanos sin seguro médico, sin acceso a la educación. El supuesto gobierno defensor de los cubanos no brinda a sus ciudadanos igualdad de oportunidades y cada día hace más creciente la distancia entre la voluntad de su administración con respecto a la del pueblo. En Estados Unidos indudablemente se violan constantemente los derechos humanos.
En la ONU, este 7 de noviembre, quedó dicho claro y fuerte: ¡Estados Unidos, sí es responsable!
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